El príncipe – Nicolás Maquiavelo (3 de mayo de 1469,Italia -
21 de junio de 1527,Italia)
Los clásicos nunca envejecen, su vigencia es eterna. Puede parecer cliché hablar de un clásico como el de Maquiavelo, pero estoy seguro que es de esos títulos más citados que leídos. Desde un punto de vista político (el cual es, en teoría, el que debería interesar), es importante saber que Maquiavelo lo escribió con el fin de ganar la simpatía de Lorenzo de Medici, fue pues, un empirista que plasmó todos sus conocimientos de la materia en tan inmortalizada obra, pero ¿de qué va? Si bien es un tratado político relativamente corto, el espacio no es suficiente para entrar en cada vital detalle para entenderlo.
¿Qué necesita un príncipe para lograr el bienestar y la estabilidad del Estado? ¿Ser Maquiavélico? Pero ¿qué significado tiene dicho concepto? Hacer uso de la violencia, la mentira, la manipulación y la traición para mantener el bienestar de su Estado y por ende, de sus ciudadanos. Qué es mejor, ¿ser amado o temido? Maquiavelo dice que se debe ganar la estima de los hombres congraciándolos con un favor, en su defecto; destruirlos sin temor a recibir una venganza de su parte. Si bien las claves para lograr el “poder” al frente del Estado escritas en el Príncipe tienen un contexto muy particular, debemos reconocer que metafóricamente son de bastante utilidad para lograr nuestros fines “Maquiavélicos”.
Para concluir, si bien es cierto aquella cita de “El fin justifica los medios” no está escrita de forma explícita o literal en la obra, es cierto que es lo que da a entender, sin embargo, me gustaría concluir con este comentario de Napoleón Bonaparte a uno de los párrafos del texto en cuestión:
“¿Qué importa el camino, con tal que se llegue?”