Esta vez, toca el turno a otro de los clásicos de la literatura universal y además escrito hace muchos años, por allá del 1820 y en pasadas épocas, de día de muertos, Halloween y noche de brujas, es muy adecuado para ser leído, aunque claro, es válido leer lo que gustes cuando gustes.
Desde hace algunos años, veía y leía muchas referencias a este mítico personaje, el cual, si nunca lo has leído, definitivamente tendrás esa imagen “demonizada” del mismo, pero lo mejor es leerlo y saber, que definitivamente, las cosas no son como las pintan. En
Frankenstein, se nos narra la historia de Victor Frankenstein, un científico que, orillado por emociones negativas, se somete a crear una criatura de grandes dimensiones, deforme y que para todo ser humano, el simple hecho de verlo, provocaba nauseas, horror, pero aquí entra un punto muy curioso que mencionare: “El Lobo, siempre será el malo, si Caperucita es quien cuenta la historia” puesto que, esta horrible criatura, en realidad, muy en el fondo, no tiene de malo más que su aspecto, puesto que él solamente quería sentir la empatía, la amistad, el cariño, el amor que es característico en muchos seres humanos, pero, debido a su horrendo aspecto, era rechazado y en ocasiones, agredido física y verbalmente, todo esto le genera un coctel de sentimientos y emociones muy negativas, que lo llevan a cometer crímenes atroces, principalmente, por venganza hacia su creador, “Victor Frankenstein”, la verdad, esta bestia, se porta muy maquiavélica.
Confieso que, pese a tener un gran valor literario, me decepcionó un poco, esto a raíz de cómo han “demonizado” al mismo, e incluso, considero que hay algunas pequeñas lagunas pero dejando eso de lado, vale la pena leerlo, un clásico aún vigente, que sin duda pasará de generación en generación, merece ser calificado para mí, con un 7.7/10.