Durante la década de 1860, Xalapa y la región fueron escenario de la intervención francesa. Población y autoridades se vieron alterados por los acontecimientos, las acciones bélicas desquiciaron la paz pública; los costos de la guerra afectaron a ciudadanos comunes, autoridades, comerciantes, incluso mujeres y niños en edad escolar.
Los grupos simpatizantes del imperio celebraban la toma de la ciudad por las tropas imperiales para, poco después, verlos desalojar porque entraba el ejército republicano. Los escaños municipales cambiaban de ocupante de un breve tiempo a otro, los hospitales se llenaban de heridos, las cárceles llenas de presos, el gasto público no alcanzaba a solventar las necesidades, se pasaba hambre.
Personajes con posibilidades huían de la ciudad hacia lugares que ofrecieran tranquilidad. Pueblos circunvecinos sufrían las mismas invasiones: Coatepec, Banderilla, Naolinco, Perote, Tlacolulan, la que por un tiempo fue sede del gobierno del estado.
Batallas en todas las garitas de la ciudad. Maximiliano visitó Xalapa en dos ocasiones, una de paso hacia el altiplano después de visitar Huatusco, sus simpatizantes le hicieron grandes fiestas; la otra de paso a Veracruz... dentro de su caja mortuoria, por solo una noche de velación en el templo de San José.
Magno Garcimarrero O.