Ensayo sobre la ceguera
José Saramago
(16 de noviembre de 1922, Portugal - 18 de junio de 2010, España)
De la nada, una ciudad se ve envuelta en una epidemia de ceguera blanca, por lo que los contagiados se verán obligados a pasar la cuarentena en un centro psiquiátrico.
El preámbulo que tomé para leer esta obra maestra, fue que para ser un premio nobel de literatura, algo realmente bueno debe tener. A primera vista, podemos creer que trata sobre la empatía hacia las personas invidentes, pero eso no es todo, pues la novela está cargada de metáforas sobre la condición humana, pues va más allá de lo que está escrito en sentido literal.
Al leer entre líneas, descubrimos la maestría de vida que plasmó Saramago en menos de 400 páginas sobre la importancia de tener ojos cuando los demás los han perdido, tanto de forma literal, como metafórica, sobre lo ciegos que podemos ser ante gobiernos corruptos, lo ciegos que podemos ser ante el sufrimiento ajeno; e incluso el propio, lo ciegos que podemos ser ante lo que tenemos a la vista, pero sobre todo, lo ciegos que somos ante la vida misma, pues sí, Saramago también fue existencialista, pues refleja de manera atrapante las precarias condiciones del hombre como especie.
Que tan egoístas podemos ser con nosotros mismos y con los demás, que tan ciegos somos ante lo bueno que tenemos porque dejamos que la ceguera blanca (el ego) nos lo oculte anhelando aquello que tal vez sea imposible. Si el mundo fuera literalmente ciego, cuales serian nuestras condiciones de vida, que cambiaria respecto de nuestro estilo de vida actual… pero sobre todo, qué estaríamos dispuestos hacer para sobrevivir ante una ceguera blanca como la de nuestros protagonistas.
Nuestras diferencias intelectuales, físicas, materiales o económicas saldrían sobrando, pues en esencia, todos somos iguales, absurdos animales domesticados.
Lo bueno: Su prosa, capaz de envolverte desde la primera página.
Lo malo: Si bien la prosa es atrapante, el peculiar estilo narrativo del autor obliga a leerse con mucha más concentración y paciencia, en pocas palabras, requiere cierto nivel de comprensión lectora para poder sacarle todo el jugo y no morir en el intento.
Cierro con su siguiente aforismo:
“Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales"
Irving Romero