Hoy, ha muerto mamá, o tal vez fue ayer, no sé. He recibido un telegrama del asilo: “Falleció su madre, entierro mañana. Sentido pésame”. Pero no quiere decir nada, tal vez fue ayer.
Un inicio memorable, para una obra memorable, una novela corta que si bien se puede leer en una sentada, es ideal leerla con calma, pues se trata de la filosofía del absurdo, en la cual, Camus nos hace conscientes de lo absurdo de la existencia, pues para Meursault – el protagonista – nada tiene sentido, todo es absurdo y al final, será juzgado por su reacción de indiferencia ante dos terribles crímenes de naturaleza totalmente opuesta.
A nivel totalmente personal, acepto que esta obra me rompió en mil pedazos cuando la leí por primera vez hace unos 4 años, pues te despierta ante la realidad, ante el inevitable destino del hombre como especie, pero…tenemos un final absurdo para una vida absurda o ¿realmente tenemos un final feliz? Para Camus, no debemos dejarnos vencer por lo absurdo, debemos vivir del absurdo y gracias a él, pues ante lo absurdo de la vida, debemos revelarnos y si de todas formas estamos condenados a muerte como Mersault, ¿por qué no darse cuenta de la felicidad que tenemos?
Cierro con su siguiente aforismo: “Nunca se es totalmente desgraciado”