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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La arrogancia y el descuido
Miguel Molina
10 de octubre de 2024
alcalorpolitico.com
El ejemplo que mejor ilustra el desaseo de la reforma judicial de la cuarta transformación es el de los tiempos: lo que aprobaron los diputados morenistas sin cambiar una coma dice una cosa en el artículo noventa y cuatro (la Suprema Corte renovará su presidencia cada dos años de manera rotatoria) y dice otra cosa en el artículo noventa y siete (cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación).

La arrogancia y el descuido de la mayoría impidieron que los diputados leyeran con atención lo que iban a aprobar: un cambio radical en la integración de uno de los poderes de la Nación. Pero eso es lo de menos, porque cuando el pueblo vota y se equivoca vuelve a votar, y lo mismo pasa con los diputados, como declaró Ricardo Monreal, coordinador de Morena en la Cámara Baja.

Ese error se arregla "con una reforma a la Constitución. (...) eso se va a hacer", dijo Monreal. "Se está viendo, se está haciendo eso, está en estudio ahorita. Estamos viéndolo en un grupo de trabajo porque todo este tipo de cosas que surgen en la aplicación de este mecanismo nuevo se están resolviendo".


Sería cómico si no fuera trágico. Quién sabe cuántos asesores de quién sabe cuántos diputados, ebrios del poder de la sobrerrepresentación, dejaron pasar el detalle. Se sabe, sí, el número de diputados y de senadores que votaron a favor de la reforma del Poder Judicial, y que votarán sin leer lo que les pidan o les manden quienes mandan, como dicta la nueva democracia. Qué falta de respeto.

Sec tantum dic verbo

No todo está perdido. Los morenistas siguen dispuestos a olvidar agravios, y recogen en su partido a quienes cometieron ofensas y delitos cuando militaban en el bando de los conservadores, los corruptos, los traidores a la patria, porque los números son más importantes que la ética en la cuarta transformación.


Muchos morenistas de ahora apoyaban a la izquierda de antes mientras recibían regalos de las mismas manos que financiaban a candidatos del Revolucionario Institucional, y recientemente han dado la bienvenida a quienes prefirieron dar la espalda a sus partidos para apoyar – por dinero o por protección legal – los proyectos de la cuarta transformación: una palabra suya bastaba para sanar las almas (Sed tantum dic verbum, et sanabitur anima mea, como dice el clásico) de los que ayer, o la semana pasada, todavía eran corruptos conservadores, cómplices de todo lo malo que hubo y hay en la república, y hoy son políticos valientes y congruentes con la realidad nacional.

El cambio de gobierno no será suficiente. Lo que debe cambiar, para bien del país, es la visión cerrada de que los enemigos de la Patria son quienes no piensan como los morenistas, aunque no sepamos cómo piensan los morenistas.

Desde el balcón


Uno ya no sabe si esta tarde es la de ayer o será la de mañana. La de ayer no es, porque ayer llovió de la noche a la mañana y de ahí a la noche. Quién sabe qué pasará mañana. Lo único que no ha cambiado es el sabor de la malta a estas horas en que el día no deja de ser día y la noche no se anima a ser noche.

Uno finge que se aburre, como advertía Efraín Huerta, y lee un texto oscuro sobre la vida y la obra de Pitágoras, y no puede evitar que la imaginación eche cuentas. Si uno pusiera los trescientos millones de pesos – como los que encontró y luego perdió en algún lugar el gobernador de Veracruz – en billetes de doscientos, uno tras otro, harían una línea de doscientos ocho kilómetros, más o menos.

Uno podría seguir esa línea e ir de Xalapa a Veracruz, volver a Xalapa y regresar al Puerto y llegar hasta Boca del Río a comer algún marisco delicioso, y tal vez sobrarían algunos billetes o centímetros para darse una vuelta por el malecón y probar las delicias del güerogüerogüeragüero.


De ese tamaño fue el hallazgo del ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, a quien le quedan unos cuarenta días en el gobierno para explicar dónde quedó ese dinero. Después será responsabilidad de la gobernadora Rocío Nahle explicar qué pasó, porque el gobierno que viene y el que se va son hijos de Morena. Ni más ni menos.