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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Partido o movimiento
Miguel Molina
15 de agosto de 2024
alcalorpolitico.com
Para unos y para otros se agota el tiempo. Unos quisieran que nunca llegara la hora, y otros no ven la hora de que llegue el momento. A fin de cuentas, va a ser lo mismo: Andrés Manuel López Obrador dejará de ser presidente y Claudia Sheinbaum será presidenta. Falta ver cómo va a pasar el poder de un mandatario que se va a una mandataria que llega.

Como sea, no será fácil. El poder casi absoluto de un presidente puede crear hábito, y muchos creen que López Obrador seguirá mandando, o tratará de seguir mandando. Otros dicen que no, que el hombre se va a su rancho y ahí se quedará, sin meterse en la cosa pública. Ya veremos.

Pero no falta mucho para que Claudia Sheinbaum, recién llegada a un poder casi absoluto, haga los anuncios de su gobierno, y eventualmente asuma la voz de su gobierno. El discurso seguirá en la línea de la cuarta transformación, y gradualmente pasará a la línea que la presidenta decida. Y habrá un momento en que Morena tendrá que definirse: o es un partido de militantes en torno a una idea en común, o sigue siendo un movimiento en torno a la figura de su líder.


Hace un par de meses apuntaba en este espacio que antes, o después, o durante el renacimiento de una oposición digna, lo que queda de la cuarta – o el principio de la quinta – transformación tendrá que producirse en el seno del movimiento, porque el partido del César no sólo debe ser lo que dice el César, sino además parecerlo.

Tener la mayoría no significa hacer lo que a uno le plazca, sino tener la dignidad de hacer posible lo que sea necesario para bien de los más. La justicia social no consiste en que uno pueda insultar a los demás y burlarse de ellos, sino en que nadie tenga que insultar a nadie ni burlarse de las ideas de nadie, como en una sociedad de nuestro siglo.

Lo que tenemos que superar es la imagen del gobierno como dador, y descubrir si puede o si quiere ser organizador de una sociedad civil desamparada – porque no es cierto que México va muy bien – que ya no tiene fuerzas para dar abrazos y todavía tiene miedo de recibir balazos. Lo que también tenemos que superar es la idea de que el gobierno es infalible, y que cualquier cosa que proponga será para mejor servicio de la República, por la sencilla razón de que no siempre es así, y de que los gobiernos, como los pueblos, se equivocan.


Desde el balcón

Uno vuelve al balcón, malta en mano, haciendo cantar el hielo, un pequeño cubo de hielo, en el vaso que tiene para hacer frente al calor de agosto. Uno fue del bochorno de Ginebra a los sofocos de Madrid, y luego de regreso. Era la misma cosa en todas partes: una vaina que hace sudar aunque uno no se mueva, y hace que uno busque la frescura en cualquier copa.

Pronto será domingo, día del penúltimo informe de Cuitláhuac García Jiménez, gobernador del estado, y muchos oirán el mensaje que dará desde el puerto de Veracruz. A ver qué dice. Uno alza la malta hacia el cielo purísimo, y mira la luz que baila entre los dedos. Sabe que ni el gobernador del estado ni nadie – salvo algunos columnistas memoriosos – volverá a mencionar los trescientos millones pesos que aparecieron en una oficina de la Fiscalía del Estado, ni dirá cómo desaparecieron, dónde están, en qué bolsillo terminaron. El gobernador García Jiménez anunció el hallazgo (tengo pruebas, dijo en conferencia de prensa) y después nadie supo dónde pararon todos esos billetes.


La malta baila en la luz del miércoles, o la luz del miércoles baila en la malta. El resultado es el mismo, porque el calor es el mismo. Y los millones no aparecen, porque la vaina es la misma. Sigue siendo la misma.