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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Allá ellos, allá nosotros
Miguel Molina
6 de septiembre de 2024
alcalorpolitico.com
Una cosa es cierta: el Poder Judicial ya no volverá a ser como antes. Según la versión oficial, jueces y magistrados permitían la corrupción y se beneficiaban de ella. Pero la versión oficial siempre generalizó sin presentar acusaciones precisas con fundamentos, es decir con pruebas. De todos modos, estamos viendo lo que estamos viendo.

Lo que no se verá es la transformación de la parte del Poder Judicial que constituye el punto de contacto con la sociedad: los agentes del Ministerio Público y las Fiscalías. No habría que escarbar demasiado para descubrir – o comprobar – dónde están los rincones más corruptos del sistema, antes y ahora. La reforma no va a tocar la raíz del árbol del problema.

Será – como otras cosas – una reforma aprisa, una reforma a modo, una reforma de regalo al presidente que se va, una reforma que compromete al gobierno que viene, una reforma que apuesta a la mano levantada, a la tómbola, y desprecia la carrera judicial. Allá ellos, allá nosotros. La mayoría decidió que la vaina era esa, porque para lograr la cuarta transformación había que destruir un mundo. Y así fue.


Declaraciones de funcionarios que debieron quedarse callados

El verano se va, y con el otoño vienen las declaraciones de funcionarios que debieron quedarse callados. Por ejemplo el Comisionado Presidente del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, David Agustín Jiménez Rojas, quien pidió incrementar el presupuesto de esa oficina con tantas mayúsculas para pagar adeudos laborales y otras cosas.

Con la misma boca, el Comisionado Presidente del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales declaró (el mismo día o al otro día) que la desaparición de los organismos de transparencia en el país permitirá ahorrar seis mil millones de pesos, y aseguró que no hay riesgo de que se deje de informar o transparentar el quehacer del gobierno.


Con esa lógica, si desaparece el Senado se ahorrarían al menos dieciséis mil setecientos sesenta millones ochocientos mil pesos. Y si desaparece la Cámara de Diputados se ahorrarían casi nueve mil millones de pesos más. En total, un ahorro de veinticinco mil millones de pesos. Aistá. Para legislar, bastará con que el pueblo bueno alce la mano en cualquier plaza para cualquier cosa.

La culpa es de otros

Ahora resulta que las goteras, los baños descompuestos, la falta de equipo y tantas otras cosas que sufren la Radio y la Televisión de Veracruz, son culpa de un gobierno de hace ocho años. Y el discurso oficial habla de sindicatos más y menos representativos, pero no dice nada de lo que no hizo durante un sexenio en el canal de los veracruzanos.


Si tuvieran vergüenza, los funcionarios del canal renunciarían y estarían obligados a rendir cuentas de los que hicieron con el presupuesto. Si tuviera vergüenza, el gobierno de Veracruz explicaría por qué no hizo nada para reparar lo dañado ni para sustituir lo descompuesto, en vez de buscar responsables de hace tiempo.

Y están haciendo lo acostumbrado: el discurso oficial ataca a los inconformes pero no responde a las preguntas que tendría que responder. Nada de eso. La culpa es de otros. Siempre es de otros. No tienen excusa ni tienen vergüenza.

Desde el balcón


Llovió. Durante toda la mañana cayó un aguacero que no tenía para cuándo, y después se transformó en una llovizna que no mojaba pero jodía mucho, y terminó convertida en gotas que temblaban en las hojas de los árboles. Uno salió al balcón con la malta en la mano bajo el sol indeciso y brindó a sorbos lentos por la democracia que se construye por consensos y no por confrontaciones.