9 de mayo de 2024
alcalorpolitico.com
Es triste pero es verdad. Quienes juraron hace cinco años que acatarían, cumplirían, obedecerían, respetarían y seguirían la Constitución y las leyes que de ella emanan (si uno tiene paciencia puede encontrar las palabras precisas del ingeniero Cuitláhuac García Jiménez en el minuto cincuenta del video de su toma de posesión), olvidaron sus promesas y maltrataron los asuntos del estado algunas veces libre y tal vez nunca soberano de Veracruz.
No hay respeto. Dos casos que involucran a personas comunes y corrientes, como el que escribe y el que lee, sirven para ilustrar cómo están las cosas.
Uno de esos casos es el de don Justino Reyes, del que hablamos hace algún tiempo en este espacio. Don Justino trabajó en el departamento administrativo de la secretaría de Educación. Por una razón o por otra, demandó a la dependencia ante un tribunal de Conciliación y Arbitraje, y ahí comenzó la vaina. Le retuvieron el salario durante ocho años, de dos mil ocho a dos mil dieciséis, y pasó seis años sin sueldo, que son muchos años sin muchas otras cosas.
El señor Reyes recurrió a la justicia y la justicia le dio la razón: el tribunal ordenó a la secretaría de Educación de Veracruz que pagara de inmediato lo que se le debía en salarios y prestaciones, y ha citado al secretario o al Oficial Mayor de la dependencia. El departamento jurídico de la SEV ha respondido invariablemente que el señor no está, o que está en una reunión, o que salió a hacer algo que solamente el señor puede hacer. El señor no tiene tiempo para tribunales. Y el señor Reyes no ha recibido lo que por ley le corresponde.
El otro caso de la falta de respeto del gobierno a la ley es el de diez trabajadores del Congreso de Veracruz que fueron despedidos hace seis años. El Tribunal de Conciliación y Arbitraje del Poder Judicial, con toda su autoridad y todas sus mayúsculas, determinó que los ceses fueron injustificados y ordenó al Congreso que pagara los salarios caídos de los empleados y los reinstalara. Eso iba a pasar el martes.
Llegó el martes, llegaron las diez de la mañana, y pasaron los minutos, y los empleados se quedaron esperando que llegara Adriana Esther Martínez Sánchez, quien al parecer es presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara. Quién sabe qué pasó ahora, pero ya ha pasado antes. Ya los han dejado plantados otras dos veces.
La reacción de Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso fue echar la culpa de los de antes, sin pensar que ya no se trata de quién tiene la culpa sino de quién tiene la responsabilidad de pagar lo que se debe. Y quién tiene la obligación de acatar órdenes del Poder Judicial, porque la ley – aunque hay quienes no lo crean ni lo acepten – es la ley. Antes y ahora.
Aguas
Ciento diez municipios de Veracruz viven las consecuencias de una sequía casi sin precedentes, que afectará a la agricultura y a la ganadería, y a ecosistemas tan amplios como delicados. Todos van a perder.
Y aunque los efectos serán más intensos en el norte del estado, también se van a sentir en otras partes, Veracruz entre ellas. Para comenzar, se han secado unas diez lagunas en la zona conurbada con Boca del Río. Gaspar Monteagudo Hernández, jefe del departamento de Inspección y Vigilancia de la Procuraduría estatal de Protección al Medio Ambiente, declaró con todas las mayúsculas de su cargo que las lagunas secas son vasos reguladores que ayudan muchísimo a las colonias que están instaladas alrededor. Aistá. Las lagunas se secaron y qué le vamos a hacer. Nada. Ya no hay – ni hubo – tiempo para programas.
Desde el balcón
Uno sale al balcón con una copa de malta en la mano y mira cómo se desgrana el sol los árboles, que están donde estaban cuando uno se fue. Todavía hay ranas que celebran sus orgías en voz alta después del mediodía. Hay un sol tímido. Ha pasado la hora de la siesta. Uno se sienta a recordar los días recientes, remojados por la lluvia gallega, y sabe que todo fue bueno, y sonríe antes de que caiga el luscofusco. Acá no hay campañas.
No hay respeto. Dos casos que involucran a personas comunes y corrientes, como el que escribe y el que lee, sirven para ilustrar cómo están las cosas.
Uno de esos casos es el de don Justino Reyes, del que hablamos hace algún tiempo en este espacio. Don Justino trabajó en el departamento administrativo de la secretaría de Educación. Por una razón o por otra, demandó a la dependencia ante un tribunal de Conciliación y Arbitraje, y ahí comenzó la vaina. Le retuvieron el salario durante ocho años, de dos mil ocho a dos mil dieciséis, y pasó seis años sin sueldo, que son muchos años sin muchas otras cosas.
El señor Reyes recurrió a la justicia y la justicia le dio la razón: el tribunal ordenó a la secretaría de Educación de Veracruz que pagara de inmediato lo que se le debía en salarios y prestaciones, y ha citado al secretario o al Oficial Mayor de la dependencia. El departamento jurídico de la SEV ha respondido invariablemente que el señor no está, o que está en una reunión, o que salió a hacer algo que solamente el señor puede hacer. El señor no tiene tiempo para tribunales. Y el señor Reyes no ha recibido lo que por ley le corresponde.
El otro caso de la falta de respeto del gobierno a la ley es el de diez trabajadores del Congreso de Veracruz que fueron despedidos hace seis años. El Tribunal de Conciliación y Arbitraje del Poder Judicial, con toda su autoridad y todas sus mayúsculas, determinó que los ceses fueron injustificados y ordenó al Congreso que pagara los salarios caídos de los empleados y los reinstalara. Eso iba a pasar el martes.
Llegó el martes, llegaron las diez de la mañana, y pasaron los minutos, y los empleados se quedaron esperando que llegara Adriana Esther Martínez Sánchez, quien al parecer es presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara. Quién sabe qué pasó ahora, pero ya ha pasado antes. Ya los han dejado plantados otras dos veces.
La reacción de Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso fue echar la culpa de los de antes, sin pensar que ya no se trata de quién tiene la culpa sino de quién tiene la responsabilidad de pagar lo que se debe. Y quién tiene la obligación de acatar órdenes del Poder Judicial, porque la ley – aunque hay quienes no lo crean ni lo acepten – es la ley. Antes y ahora.
Aguas
Ciento diez municipios de Veracruz viven las consecuencias de una sequía casi sin precedentes, que afectará a la agricultura y a la ganadería, y a ecosistemas tan amplios como delicados. Todos van a perder.
Y aunque los efectos serán más intensos en el norte del estado, también se van a sentir en otras partes, Veracruz entre ellas. Para comenzar, se han secado unas diez lagunas en la zona conurbada con Boca del Río. Gaspar Monteagudo Hernández, jefe del departamento de Inspección y Vigilancia de la Procuraduría estatal de Protección al Medio Ambiente, declaró con todas las mayúsculas de su cargo que las lagunas secas son vasos reguladores que ayudan muchísimo a las colonias que están instaladas alrededor. Aistá. Las lagunas se secaron y qué le vamos a hacer. Nada. Ya no hay – ni hubo – tiempo para programas.
Desde el balcón
Uno sale al balcón con una copa de malta en la mano y mira cómo se desgrana el sol los árboles, que están donde estaban cuando uno se fue. Todavía hay ranas que celebran sus orgías en voz alta después del mediodía. Hay un sol tímido. Ha pasado la hora de la siesta. Uno se sienta a recordar los días recientes, remojados por la lluvia gallega, y sabe que todo fue bueno, y sonríe antes de que caiga el luscofusco. Acá no hay campañas.