28 de noviembre de 2024
alcalorpolitico.com
Esta semana termina el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. No soy nadie para juzgarlo, como muchos que desde hace algún tiempo consideran que los pasados seis años fueron para mal servicio de Veracruz, ni como pocos que han reconocido en él dotes de político. Tampoco pienso, como unos, que García Jiménez fue víctima de un cultivo político cruel que lo hizo creer que era más de lo que es, ni pienso, como otros, que el ingeniero es más de lo que él cree que es.
Pero basta con el ejemplo de la obra pública que hizo su gobierno. Uno busca sin encontrar dónde están las carreteras, los caminos y los puentes que se hicieron, los hospitales y los centros de salud, y las escuelas.
No hace mucho, en agosto, en este espacio, pensando en la forma en que se juzga a quienes tienen y tuvieron el poder, dije que el juicio de la historia se escribe sin prisa. A quienes tienen el poder se les juzga dos veces. La primera vez es más fácil porque se descubren los errores inmediatos, los abusos, las corrupciones pequeñas y grandes, propias y ajenas, el trecho que hay entre las palabras y los actos.
La segunda vez se ve a los ex limpios ya de detalles, a grandes rasgos, y se les mide por las consecuencias de lo que hicieron, porque quienes tienen y tuvieron el poder no mandaban ni mandan únicamente para ahora sino también para después, decía este Diario. Esos juicios le esperan a García Jiménez. La opinión pública de lo inmediato (porque la memoria de la sociedad es a veces muy frágil) y el veredicto de la historia pondrán en perspectiva lo que hizo y lo que dejó de hacer, de lo que tal vez quiso hacer y lo que no pudo o no supo hacer.
Pero nunca sabremos por qué aceptó un cargo público que al parecer no quería ni esperaba, y para el cual no estaba preparado. En todo caso lo que se ve no se juzga, como señaló el clásico, porque no es necesario.
Se acabó. Pronto verá que todas las cosas tuvo y todas lo abandonaron, con el perdón de Borges.
Cierra una, quedan cincuenta
Después de incontables ires y decires, Juan Carlos Contreras Bautista, secretario de Medio Ambiente de Veracruz, anunció la clausura de una granja operada por Granjas Carroll en Totalco, porque no cumplió con los lineamientos que marca la ley, aunque no explicó cuáles son los lineamientos que marca qué ley. Pero no era necesario. El descontento de los vecinos era claro: la planta produce malos olores, y los desechos de los cerdos que ahí se crían contaminan el agua, y al parecer consume mucha más agua que la que tiene permitida, entre otras cosas igualmente preocupantes.
Del lado político, pesa todavía el malestar de agricultores y campesinos de Totalco y de Tezontepec por las muertes de dos jóvenes manifestantes asesinados en junio de este año – hace cinco meses, tanto tiempo y sin embargo tan poco – por agentes de la que entonces era Fuerza Civil de Veracruz. Y muchos pensarán que ahí terminó el problema. Pero quién sabe.
La empresa tiene cincuenta granjas porcinas más en otras partes de Veracruz: en Jalacingo, en Villa Aldama, en Altotonga y en Perote. Habrá que imaginar – y evaluar – qué hacen con los residuos (excremento, orines y líquidos en general, restos de comida), y qué efecto tienen en quienes viven en esas zonas. Nada se pierde...
Los que perderán son los noventa veracruzanos que trabajan en la planta de Totalco, porque se quedarán sin trabajo o tendrán que irse a otra de las granjas de la empresa, según la secretaria del Trabajo del estado, Yoshadara Landa Vázquez. Los demás son poblanos, dijo la señora. Como si no fueran personas...
Desde el balcón
Anochece. Es la hora en que el cielo es más cálido y la brisa más fría. Uno sale al balcón malta en mano y mira. Allá está Venus aunque no se vea, más allá está Saturno aunque tampoco se vea, quién sabe dónde está la Luna menguante, allá va el vuelo de EasyJet de las cinco de la tarde, abajo está el farol de la veredita del parque.
Uno sabe que es la última copa del miércoles de un gobierno que se extingue y desaparecerá en cuestión de horas. Uno bebe un sorbo de malta para darse fuerzas y reconocer en voz baja, en el crepúsculo de un día y el de un gobierno, que ya nadie nunca sabrá dónde quedaron los trescientos millones de pesos que encontró y perdió el ingeniero García Jiménez, quien tantas cosas tuvo y tantas cosas perdió...
Pero basta con el ejemplo de la obra pública que hizo su gobierno. Uno busca sin encontrar dónde están las carreteras, los caminos y los puentes que se hicieron, los hospitales y los centros de salud, y las escuelas.
No hace mucho, en agosto, en este espacio, pensando en la forma en que se juzga a quienes tienen y tuvieron el poder, dije que el juicio de la historia se escribe sin prisa. A quienes tienen el poder se les juzga dos veces. La primera vez es más fácil porque se descubren los errores inmediatos, los abusos, las corrupciones pequeñas y grandes, propias y ajenas, el trecho que hay entre las palabras y los actos.
La segunda vez se ve a los ex limpios ya de detalles, a grandes rasgos, y se les mide por las consecuencias de lo que hicieron, porque quienes tienen y tuvieron el poder no mandaban ni mandan únicamente para ahora sino también para después, decía este Diario. Esos juicios le esperan a García Jiménez. La opinión pública de lo inmediato (porque la memoria de la sociedad es a veces muy frágil) y el veredicto de la historia pondrán en perspectiva lo que hizo y lo que dejó de hacer, de lo que tal vez quiso hacer y lo que no pudo o no supo hacer.
Pero nunca sabremos por qué aceptó un cargo público que al parecer no quería ni esperaba, y para el cual no estaba preparado. En todo caso lo que se ve no se juzga, como señaló el clásico, porque no es necesario.
Se acabó. Pronto verá que todas las cosas tuvo y todas lo abandonaron, con el perdón de Borges.
Cierra una, quedan cincuenta
Después de incontables ires y decires, Juan Carlos Contreras Bautista, secretario de Medio Ambiente de Veracruz, anunció la clausura de una granja operada por Granjas Carroll en Totalco, porque no cumplió con los lineamientos que marca la ley, aunque no explicó cuáles son los lineamientos que marca qué ley. Pero no era necesario. El descontento de los vecinos era claro: la planta produce malos olores, y los desechos de los cerdos que ahí se crían contaminan el agua, y al parecer consume mucha más agua que la que tiene permitida, entre otras cosas igualmente preocupantes.
Del lado político, pesa todavía el malestar de agricultores y campesinos de Totalco y de Tezontepec por las muertes de dos jóvenes manifestantes asesinados en junio de este año – hace cinco meses, tanto tiempo y sin embargo tan poco – por agentes de la que entonces era Fuerza Civil de Veracruz. Y muchos pensarán que ahí terminó el problema. Pero quién sabe.
La empresa tiene cincuenta granjas porcinas más en otras partes de Veracruz: en Jalacingo, en Villa Aldama, en Altotonga y en Perote. Habrá que imaginar – y evaluar – qué hacen con los residuos (excremento, orines y líquidos en general, restos de comida), y qué efecto tienen en quienes viven en esas zonas. Nada se pierde...
Los que perderán son los noventa veracruzanos que trabajan en la planta de Totalco, porque se quedarán sin trabajo o tendrán que irse a otra de las granjas de la empresa, según la secretaria del Trabajo del estado, Yoshadara Landa Vázquez. Los demás son poblanos, dijo la señora. Como si no fueran personas...
Desde el balcón
Anochece. Es la hora en que el cielo es más cálido y la brisa más fría. Uno sale al balcón malta en mano y mira. Allá está Venus aunque no se vea, más allá está Saturno aunque tampoco se vea, quién sabe dónde está la Luna menguante, allá va el vuelo de EasyJet de las cinco de la tarde, abajo está el farol de la veredita del parque.
Uno sabe que es la última copa del miércoles de un gobierno que se extingue y desaparecerá en cuestión de horas. Uno bebe un sorbo de malta para darse fuerzas y reconocer en voz baja, en el crepúsculo de un día y el de un gobierno, que ya nadie nunca sabrá dónde quedaron los trescientos millones de pesos que encontró y perdió el ingeniero García Jiménez, quien tantas cosas tuvo y tantas cosas perdió...