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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
No sirvió lo que se hizo o no se hizo nada
Miguel Molina
16 de mayo de 2024
alcalorpolitico.com
Hace cinco años, cuando el gobierno era joven, la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz, advirtió que el cambio climático provocaría una disminución en las fuentes superficiales de abastecimiento de agua en casi toda la entidad. Había que construir canales, desazolvar ríos y arroyos y algunos pozos, instalar bombas, mantener los equipos de bombeo, cosas así.

El caso es que si se hizo todo eso no funcionó. O no se hizo nada de eso. No hay agua, o casi no hay agua, y la que hay no alcanza para todos, no solo en Veracruz – donde casi todos los días hay protestas por la falta de agua – sino en varias partes de México. Las represas están en sus niveles más bajos. Sufre la agricultura, sufre la ganadería. Sufren todos.

Busqué en la Constitución y encontré que toda persona tiene derecho al acceso, disposición, y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El artículo cuarto establece que el Estado "garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso (sic) equitativo y sustentable de los recursos hídricos", entre ellos, por implicación, las concesiones de los servicios de agua y saneamiento.


Hace varios meses mencioné en este espacio que cuando el gobierno – este gobierno – era joven y no sabía tantas cosas, que la sequía afectaba ya a ciento diecinueve municipios veracruzanos, algunos de ellos en circunstancias excepcionales y sumamente serias, veinte en situaciones extremas, y varios más sufren sequías severas.

La respuesta oficial es que se han hecho obras importantes y ha habido acciones significativas para resolver el problema de la sequía, y que esa información se dará a conocer cuando el presidente rinda su último informe. Pero quién sabe si servirá de algo, porque según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), tres cuartas partes del territorio nacional sufren los efectos de la falta de agua, y porque siempre hay quien tiene otros datos. Contra eso no hay declaración que valga.

La arrogancia de la ignorancia


Como se dijo en este espacio la semana pasada, el Tribunal de Conciliación y Arbitraje del Poder Judicial determinó que diez empleados del Congreso de Veracruz fueron despedidos de manera injustificada hace siete años, y ordenó al Congreso que pagara los salarios caídos de los trabajadores y los reinstalara.

Eso iba a pasar el martes de la semana pasada, pero no pasó porque se quedaron esperando que llegara la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara, Adriana Esther Martínez Sánchez, quien ya los ha dejado plantados otras dos veces.

Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, declaró que "quienes venimos de la lucha social no podemos atropellar a ningún trabajador ni a ninguna personas del Estado de Veracruz", y señaló que la culpa del problema es de los de antes. Y todo siguió siendo como antes.


Desde el balcón

Uno se regocija con el murmullo de la lluvia en los árboles y el gusto de la malta en la lengua, y oye las balbuceantes manos del vecino en su piano. Sale el sol, juega en las flores del balcón, se nubla. Uno volvió a su casa, a sus cosas, a sus días y sus noches, pero al mismo tiempo sigue en otra parte, con la lluvia de otra parte, el aire de otra parte.

Pero aquí y allá, de vez en cuando, pese a todo, uno recuerda el día en que el gobernador ingeniero Cuitláhuac García Jiménez anunció que había encontrado trescientos millones de pesos, centavos más o centavos menos, en la Fiscalía General del Estado. No dijo cómo encontró esa suma, ni qué hizo con ella, ni qué hacía él en la Fiscalía, ni muchas otras cosas más que servirían para aclarar esta vaina inolvidable que pronto dejará pasar los trescientos millones de pesos a los archivos de la leyenda.


Dejó de llover. Uno refresca la malta, alza la copa, y piensa en el poemínimo de Huerta: Las tardes en que/ me siento incapaz/ de ser inteligente/ finjo que me aburro. Eso.