El pasado gobernador no dimensiona el daño que le hizo a Veracruz, el pésimo papel realizado, cómo lo tiene calificado la gente y las burlas de las que es objeto.

Diputado federal, dos veces en campaña por la gubernatura, gobernador los seis años y aún no entiende lo que es el ejercicio de la política y del poder.

Por eso no mandó como gobernador, por eso no gestionó nada importante ante su hacedor el presidente López Obrador, por eso optó por la vía fácil de devolver el dinero del presupuesto y ganar indulgencias, por eso dejó a Veracruz de cabeza y por eso ni siquiera ha sabido ser un buen exgobernador.


Una vez terminado su periodo gubernamental se dedicó a tener sus apariciones por Xalapa, lo mismo en el Nido del Halcón que en algún restaurante, en vez de guardar una prudente desaparición de la escena pública al inicio del mandato de su sucesora, a la cual -ahora está muy claro- le jugó las contras impulsando a cuatro o cinco de sus principales colaboradores para que le quitaran la candidatura, lo que no dejó de ser una ilusión y muestra de ingenuidad.

Por eso, en parte, pagó la burla de recibir un cargo de quinto nivel y no la Secretaría de Estado que esperaba, ni siquiera la dirección general o la embajada solicitada cuando vio que lo primero ya no era para él.

Y ahora la gobernadora Rocío Nahle, de vez en vez, da muestras de lo que siente por su antecesor, como en la reciente conferencia de prensa en la que de plano no podía dejar de reír tras ser mencionado el que es considerado el peor gobernador de la historia.


- ¿Quién dijo que había siete grupos? (de la delincuencia organizada), inquirió la gobernadora a reporteros que la habían cuestionado sobre el tema de la seguridad.

- El exgobernador, fue la respuesta.
- ¿Qué exgobernador?
- Cuitláhuac García.
- Aahh bueno, este..., expresó Nahle y empezó a sonreír para luego señalar:

- Es que quiero pensar que fue en el gobierno de Cuitláhuac, sí bueno, miren...

- No tenemos, cómo les diré, eh, nosotros hemos ido a los puntos focales donde se genera, en el momento, se detecta el generador de violencia, no necesariamente la cúpula o la cabeza de una célula, porque de repente un día dicen que es una misma organización y al otro día dicen que es otra, entonces nosotros vamos sobre los hechos y las personas...

Eso dijo la Gobernadora que siguió sonriendo, en tanto el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, agachaba la cabeza, se tocaba la nariz y también sonreía.
¿Qué motivó la larga sonrisa de Nahle al escuchar el nombre de Cuitláhuac?

¡Estaba de muy buen humor!, puede pensar con su lógica el exgobernador. En fin, la seguridad no fue lo fuerte de su gobierno. Los cárteles y grupos delincuenciales hicieron y deshicieron a costa del miedo de los veracruzanos, en tanto la policía se dedicaba a detener a ciudadanos que circulaban por las noches en sus automóviles y a cometer otros múltiples abusos.

Gobernadora, los veracruzanos no queremos otro gobierno como el anterior. No lo merecemos ni se está para aguantarlo.

*Estimado lector, nos encontraremos la próxima semana