11 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
“La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.”
-Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés
-Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés
A pesar de lo que pudieran ustedes pensar esta columna no tiene nada que ver con algún acontecimiento político o social reciente, que involucre ladrones o gente deshonesta de algún tipo, dedicados a la política o no. Se trata realmente de ratas: esos mamíferos pequeños, peludos y de largas colas lampiñas, de la especie Rattus norvegicus.
Un grupo de investigadores del Centro Bernstein para la Neurociencia Computacional en Berlín, encabezados por los profesores Michael Bretch y Shimpei Ishiyama, descubrió que a las ratas les gusta que les hagan cosquillas y que cuando esto sucede emiten chillidos a súper altas frecuencias, no audibles para los seres humanos, pero que pueden registrarse. (1)
Ishiyama y Bretch consideran que esos chillidos ultrasónicos de las ratas, podrían equipararse a la risa que los seres humanos emitimos cuando nos hacen cosquillas.
Pero los neurocientíficos no sólo se pusieron a hacerles cosquillas a las ratas en nombre de la ciencia, sino que estudiaron las circunstancias en las que las ratas disfrutaban las sesiones de cosquillas, así como las partes del cuerpo preferidas para esto. Y por supuesto buscaron identificar las neuronas y regiones del cerebro de las ratas que estaban involucradas en el proceso.
Las conclusiones de su estudio están publicadas en el número más reciente de la revista científica Science. (2)
Los investigadores observaron que hay una región específica de la corteza somatosensorial -la parte del cerebro que registra estímulos como el tacto y la temperatura- en las que las neuronas se activan intensamente cuando se les hace cosquillas a las ratas en la panza y en la patas traseras, pero que permanece inactiva cuando se les intenta hacer cosquillas en la cola o las patas delanteras. También descubrieron que las ratas que no estaban “de buen humor” -estresadas o ansiosas- no presentaban cosquillas.
Al realizar los experimentos encontraron también una relación importante en el juego y la respuesta a las cosquillas, pues las ratas parecían más dispuestas a recibirlas cuando se involucraban en una “persecución” con la mano de los investigadores, activando la región específica del cerebro y causando los chillidos ultrasónicos, que se identificó como la risa de las ratas.
Esto da una pista de que para las ratas, las interacciones sociales son importantes en el proceso de las cosquillas y la risa que les sigue. Casi como podría ser que sucede con los seres humanos y otros animales que presentan cosquillas (perros y chimpancés).
Así, el hecho de que las conductas de las ratas sobre las cosquillas sean tan parecidas a las de nosotros, los seres humanos, no sólo hace posible que los resultados de estos experimentos contribuyan a entender no sólo los cerebros de las ratas, sino también los nuestros, lo cual indica además que ese complejo y misterioso proceso surgió en la evolución de los ancestros de ratas y humanos, hace miles de años.
Tal vez entonces tengamos la respuesta a una verdad universal que sabemos desde niños: no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, lo cual podría deberse a que en ese caso falta la interacción social que hace que se complete el circuito cosquillas-risa. Sabiendo todo esto, el profesor Michael Bretch se aventura a decir: “tal vez las cosquillas son un truco del cerebro para hacer que los animales o los humanos interactúen en una forma divertida”. (3)
Comentarios, preguntas y cosquillas a [email protected] o en twitter a @paux_gr
(1) Playful rats reveal brain region that drives ticklishness, Brigitte Osterath, Nature News,10 de noviembre, 2016: http://www.nature.com/news/playful-rats-reveal-brain-region-that-drives-ticklishness-1.20973#/b1
(2) Neural correlates of ticklishness in the rat somatosensory cortex, S. Ishiyama, M. Brecht, Science, 11 de noviembre, 2016 http://science.sciencemag.org/content/354/6313/757
(3) Oh, for the Joy of a Tickled Rat, James Gorman, The New York Times, 10 de noviembre, 2016 http://www.nytimes.com/2016/11/11/science/tickling-rats-neuroscience.html?_r=0