17 de junio de 2016
alcalorpolitico.com
“El cambio climático es real, está pasado ahora mismo. Es la amenaza más urgente que enfrenta nuestra especie, y necesitamos trabajar colectivamente y dejar de postergar”.
-Leonardo Di Caprio, en su discurso de aceptación del premio
Oscar 2016 a mejor actor por la película El Renacido
-Leonardo Di Caprio, en su discurso de aceptación del premio
Oscar 2016 a mejor actor por la película El Renacido
Desde que el químico Charles Keeling -pionero de los estudios sobre cambio climático- inició el monitoreo de la concentración de dióxido de carbono atmosférico a finales de la década de los cincuentas en el siglo XX, los científicos tuvieron datos sobre que la cantidad de ese gas en la atmósfera estaba aumentando de forma que no era posible atribuirlo solo a efectos de ciclos de la Tierra, sino que existía una tendencia que podía relacionarse con las actividades humanas. (1)
Lo queramos o no, somos muy cercanos al dióxido de carbono: es lo que constituye la mayor parte de lo exhalamos al respirar. Así pues el dióxido de carbono atmosférico se origina comúnmente en procesos de oxidación de moléculas que contienen carbono. Los seres vivos, plantas y animales, estamos constituidos en buena parte de carbono, de modo que con nuestro cotidiano existir contribuimos a reciclar este gas a la atmósfera
Cuando comemos nuestros alimentos se transforman, a través del metabolismo, en dióxido de carbono, que sacamos al ambiente a través de la respiración. Las plantas a su vez, en la fotosíntesis, lo absorben del aire y lo transforman a través de la fotosíntesis en los carbohidratos que producen que nos sirven de alimento, procesos que forman parte del ciclo del carbono.
Comparada con los principales gases constituyentes de la atmósfera -oxígeno y nitrogéno-, la cantidad de dióxido de carbono en el aire es pequeña, sin embargo su presencia es significativa, pues juega un papel fundamental en el control del clima. Si no existiera nada de dióxido de carbono en nuestro planeta, la temperatura promedio de este sería aproximadamente 30ºC más fría, pues este compuesto, aun en pequeñas cantidades, ayuda a conservar la energía que recibimos del sol, a través de un proceso llamado efecto invernadero.
El dióxido de carbono actúa “atrapando” la energía calorífica del Sol en a las vibraciones de los enlaces que forman su molécula de dos átomos de oxígeno y uno de carbono, almacenándola momentáneamente y liberándola posteriormente a la superficie de la Tierra.
Así mientras más dióxido de carbono haya en la atmósfera, más caliente se mantendrá la Tierra. Nuestro planeta vecino Venus cuya atmósfera está formada principalmente por este compuesto, tiene temperatura superficial promedio de unos 1000ºC.
Y aunque los climas venusinos nos parezcan algo muy lejano, aquí en la Tierra estamos muy cerca de un serio problema relacionado con la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Sabemos ahora que desde que comenzó la revolución industrial, dos siglos atrás, los seres humanos hemos contribuido a aumentar la cantidad de carbono que recircula en la atmósfera, al aumentar su producción con la quema indiscriminada de combustibles fósiles como el carbón y los derivados del petróleo.
En nuestro tiempo existe un 25% más de dióxido de carbono que antes de la revolución industrial, y sabemos que la temperatura global ha aumentado al menos 1ºC, lo cual ha sido suficiente para que comencemos a ver consecuencias como el derretimiento de enormes glaciares polares, la muerte de las especies que ahí habitan y el aumento ligero de los niveles promedio del mar en las costas.
Así el monitoreo de su concentración en la atmósfera se ha vuelto un ejercicio cotidiano, con lo que sabemos también que los aumentos de cantidad de dióxido de carbono han sido del todo uniformes en la Tierra. Al menos hasta ahora.
Hace menos de un mes la estación de medición de la Antártida, (2) la existente en el punto más septentrional y más lejano a todo rastro de asentamientos humanos grandes, alcanzó una medición de 400 ppm (partes por millón) de dióxido de carbono, lo que representa un hito, pues de acuerdo a las mediciones recientes y a los análisis de composición del hielo que muestran un registro histórico de concentraciones de dióxido de carbono, no había existido tal cantidad de dicho gas en ese punto específico de la Tierra en 4 millones de años.
Una concentración de 400 ppm de dióxido de carbono, se considera alta, pero hasta ahora solo se había observado en zonas del hemisferio norte, más pobladas y con más cantidad de actividades citadinas e industriales que han contribuido con eso. Si bien sabíamos que la Tierra es un sistema cerrado y que lo que ocurre en un punto de ella puede llegar a afectar a toda, hasta ahora es que tenemos la certeza de que la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, es más o menos homogénea, y tristemente alta en todo el planeta. Podríamos decir ahora más que nunca que el Cambio Climático es realmente Global.
Existen ya esfuerzos internacionales como el Protocolo de Kyoto que obliga a los países firmantes a reducir la producción de gases como el dióxido de carbono. Pero es importante que todos nosotros actuemos haciendo cosas como reducir el uso de los autos, no dejando luces prendidas que no se usan, cambiando nuestros focos por otros que ahorren energía, acciones que aunque parecen insignificantes, pueden hacer la diferencia entre un futuro calurosamente incierto y uno mucho más prometedor.
Comentarios, preguntas y sugerencias en [email protected] o en twitter a @paux_gr
(1) Aceptar el cambio, Al Calor Político, 1 de mayo de 2015: http://alcalorpolitico.com/informacion/columnas.php?idcolumna=9237&c=83#.V2NwFKIUK-c
(2) Antartic CO2 Hit 400 ppm for First Time en 4 Million Years, Brian Kahn, Scientific American, 16 de junio de 2016:
http://www.scientificamerican.com/article/antarctic-co2-hit-400-ppm-for-first-time-in-4-million-years/?WT.mc_id=SA_FB_ENGYSUS_NEWS