11 de diciembre de 2024
alcalorpolitico.com
La deslealtad a la gobernadora Nahle y dejar un estado sumido en la inseguridad, con bajos índices educativos, hospitales sin medicamentos, tolerar al "cártel de las grúas", con obras mal hechas, acusaciones de corrupción y con carreteras destrozadas hasta el nivel de escándalo no es nada y merece un premio.
No es nada para la presidenta Claudia Sheinbaum que, con la decisión de darle un cargo y, sobre todo, los halagos a Cuitláhuac García muestra realmente cómo es, cómo entiende la política y lo que para ella es el servicio público.
Si la Presidenta lo quiere hacer su asesor principal, secretario de Gobernación, secretario de la Función Pública, responsable de la Atención a Víctimas, titular de Derechos Humanos, secretario de Relaciones Exteriores, director general de Pemex o de la CFE o auditor general de la Auditoría Superior de la Federación pues que lo haga, puede hacerlo, aunque sea una burla para los veracruzanos.
Pero que encima de eso nos diga esto desde su mañanera:
"... Cuitláhuac hizo una gran labor al frente del Estado de Veracruz, hay algunos de nuestros adversarios que Cuitláhuac por su honestidad la verdad no es santo de su devoción, pero Cuitláhuac hizo un gran trabajo, particularmente en el tema de salud hizo varias obras importantes...".
Ufff, si el pajarraco Condorito fuera jarocho ya estaría tirado en el piso, desmayado tras exclamar su conocido ¡plop!, y el difunto periodista don Rubén Pabello Acosta estará recordando lo que decía su abuela -según lo escribía dominicalmente: Sea por Dios y venga más.
Con eso la Presidenta da un golpe a los veracruzanos que durante seis años padecieron el desgobierno de quien fue gobernador porque ganó una elección, pero nunca ejerció realmente como tal.
Lo manejó su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros y las veces que tomó decisiones en la mayoría de los casos desembocaron en desatinos.
Gobernó como hablaba, sin coherencia, diciendo y afirmando cosas que lo llevaron al ridículo o a quedar como mentiroso.
Pero ahora, por obra y gracia de la presidenta Sheinbaum, de la sima en que lo tienen los veracruzanos, pasó a la cima; de ser el peor gobernador como lo califican infinidad de veracruzanos, pasó a ser alguien tan honesto que por eso es criticado.
El asesinato del diputado federal Benito Aguas, postulado por el Partido Verde y avalado por Morena, es precisamente una muestra más de la inseguridad en que vivimos los veracruzanos.
Lo mataron a balazos en la sierra de Zongolica, como han matado a miles de paisanos en las últimas dos décadas de violencia desatada.
Zongolica, como prácticamente todas las zonas de Veracruz, ha padecido y padece la inseguridad, desde los ciudadanos de a pie hasta los políticos. Hoy fue el diputado, pero antes hubo escándalo cuando fue secuestrado Mario Zepahua, empresario transportista y quien también fue diputado.
Y sí, la inseguridad en Zongolica tiene años y de ahí se valió Cuitláhuac para pasársela diciendo que era culpa de los gobiernos anteriores, pero él no hizo algo para mejorar la situación.
Sin embargo, hoy es exaltado por la Presidenta que así muestra el nivel que tiene sobre la función pública.
Sea por Dios y venga más, diría la abuelita de don Rubén.
No es nada para la presidenta Claudia Sheinbaum que, con la decisión de darle un cargo y, sobre todo, los halagos a Cuitláhuac García muestra realmente cómo es, cómo entiende la política y lo que para ella es el servicio público.
Si la Presidenta lo quiere hacer su asesor principal, secretario de Gobernación, secretario de la Función Pública, responsable de la Atención a Víctimas, titular de Derechos Humanos, secretario de Relaciones Exteriores, director general de Pemex o de la CFE o auditor general de la Auditoría Superior de la Federación pues que lo haga, puede hacerlo, aunque sea una burla para los veracruzanos.
Pero que encima de eso nos diga esto desde su mañanera:
"... Cuitláhuac hizo una gran labor al frente del Estado de Veracruz, hay algunos de nuestros adversarios que Cuitláhuac por su honestidad la verdad no es santo de su devoción, pero Cuitláhuac hizo un gran trabajo, particularmente en el tema de salud hizo varias obras importantes...".
Ufff, si el pajarraco Condorito fuera jarocho ya estaría tirado en el piso, desmayado tras exclamar su conocido ¡plop!, y el difunto periodista don Rubén Pabello Acosta estará recordando lo que decía su abuela -según lo escribía dominicalmente: Sea por Dios y venga más.
Con eso la Presidenta da un golpe a los veracruzanos que durante seis años padecieron el desgobierno de quien fue gobernador porque ganó una elección, pero nunca ejerció realmente como tal.
Lo manejó su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros y las veces que tomó decisiones en la mayoría de los casos desembocaron en desatinos.
Gobernó como hablaba, sin coherencia, diciendo y afirmando cosas que lo llevaron al ridículo o a quedar como mentiroso.
Pero ahora, por obra y gracia de la presidenta Sheinbaum, de la sima en que lo tienen los veracruzanos, pasó a la cima; de ser el peor gobernador como lo califican infinidad de veracruzanos, pasó a ser alguien tan honesto que por eso es criticado.
El asesinato del diputado federal Benito Aguas, postulado por el Partido Verde y avalado por Morena, es precisamente una muestra más de la inseguridad en que vivimos los veracruzanos.
Lo mataron a balazos en la sierra de Zongolica, como han matado a miles de paisanos en las últimas dos décadas de violencia desatada.
Zongolica, como prácticamente todas las zonas de Veracruz, ha padecido y padece la inseguridad, desde los ciudadanos de a pie hasta los políticos. Hoy fue el diputado, pero antes hubo escándalo cuando fue secuestrado Mario Zepahua, empresario transportista y quien también fue diputado.
Y sí, la inseguridad en Zongolica tiene años y de ahí se valió Cuitláhuac para pasársela diciendo que era culpa de los gobiernos anteriores, pero él no hizo algo para mejorar la situación.
Sin embargo, hoy es exaltado por la Presidenta que así muestra el nivel que tiene sobre la función pública.
Sea por Dios y venga más, diría la abuelita de don Rubén.