18 de diciembre de 2024
alcalorpolitico.com
Hace veinte años fue un "secreto" que, en un primer momento, solo trascendió en un cerrado círculo del priismo:
Fidel Herrera Beltrán, el ganador en cinco ocasiones para ser cuatro veces diputado federal y una senador, en realidad perdió la elección de gobernador.
Fidel se las sabía todas para ganar elecciones. Había triunfado en las fáciles y en las difíciles, como en 1997 cuando fue postulado por el distrito de Boca del Río para que perdiera.
En 2004 contra viento y marea fue candidato a gobernador. Primero superó lo del candado para que los candidatos a gobernador forzosamente tuvieran al menos en su currículum un cargo de elección popular. Acá en Veracruz maniobraron para quitar ese candado en una asamblea nacional, pero no pudieron por la oposición de los operadores de Fidel.
Después, José Murat y otros convencieron a Roberto Madrazo, en ese tiempo presidente del PRI, para que Fidel Herrera fuera candidato y por último él amenazó con irse al PRD si no le daban la candidatura y terminó de convencer al otro voto que le faltaba, el del gobernador Miguel Alemán Velazco.
Luego hizo una campaña tan intensa y extenuante como acaso ningún otro candidato a la gubernatura la ha realizado. Casi ni dormía e iba hasta bodas, quince años, bautizos y sepelios para saludar a gente.
El resultado oficial fue que ganó por solo unos 24 mil votos, nada en una contienda por la gubernatura en Veracruz.
El resultado real, comentado sotto voce, fue que perdió.
¿Qué pasó entonces con Gerardo Buganza, su rival en la contienda, y con los panistas que lo rodeaban (atrás de ellos estaba asesorándolos Miguel Ángel Yunes Linares), que no supieron defender su triunfo?
Pues pasó algo muy sencillo: no tenían todas las actas con los resultados en las casillas, así que no pudieron comprobar su victoria ni que los priistas le dieron la vuelta al resultado.
Así las cosas, señores dirigentes del PAN, PRI y Convergencia, en tanto no tengan la capacidad de, primero, colocar a representantes en todas las casillas y, segundo, que esos representantes sean leales, pues no habrá elección importante que puedan ganar.
Habrá quienes crean que este año Morena arrasó solo por los programas sociales y la popularidad de López Obrador. Sigan creyendo eso y seguirán perdiendo.
Tener representantes partidistas leales y conocedores del tema electoral, que sepan defender el correcto llenado de las actas y quedarse con copias legibles, así como que no se doblen ante amenazas o cañonazos, es realmente algo muy complicado.
Nada más, estimados lectores, les recuerdo que este año fueron instaladas 10 mil 985 casillas por todo Veracruz.
Y prácticamente estamos a medio año de que sean las elecciones de los 212 alcaldes. ¿Qué hacen en estos momentos los de oposición para que no haya otro tremendo acto de magia electoral y queden muy atrás en las votaciones?
Fidel Herrera Beltrán, el ganador en cinco ocasiones para ser cuatro veces diputado federal y una senador, en realidad perdió la elección de gobernador.
Fidel se las sabía todas para ganar elecciones. Había triunfado en las fáciles y en las difíciles, como en 1997 cuando fue postulado por el distrito de Boca del Río para que perdiera.
En 2004 contra viento y marea fue candidato a gobernador. Primero superó lo del candado para que los candidatos a gobernador forzosamente tuvieran al menos en su currículum un cargo de elección popular. Acá en Veracruz maniobraron para quitar ese candado en una asamblea nacional, pero no pudieron por la oposición de los operadores de Fidel.
Después, José Murat y otros convencieron a Roberto Madrazo, en ese tiempo presidente del PRI, para que Fidel Herrera fuera candidato y por último él amenazó con irse al PRD si no le daban la candidatura y terminó de convencer al otro voto que le faltaba, el del gobernador Miguel Alemán Velazco.
Luego hizo una campaña tan intensa y extenuante como acaso ningún otro candidato a la gubernatura la ha realizado. Casi ni dormía e iba hasta bodas, quince años, bautizos y sepelios para saludar a gente.
El resultado oficial fue que ganó por solo unos 24 mil votos, nada en una contienda por la gubernatura en Veracruz.
El resultado real, comentado sotto voce, fue que perdió.
¿Qué pasó entonces con Gerardo Buganza, su rival en la contienda, y con los panistas que lo rodeaban (atrás de ellos estaba asesorándolos Miguel Ángel Yunes Linares), que no supieron defender su triunfo?
Pues pasó algo muy sencillo: no tenían todas las actas con los resultados en las casillas, así que no pudieron comprobar su victoria ni que los priistas le dieron la vuelta al resultado.
Así las cosas, señores dirigentes del PAN, PRI y Convergencia, en tanto no tengan la capacidad de, primero, colocar a representantes en todas las casillas y, segundo, que esos representantes sean leales, pues no habrá elección importante que puedan ganar.
Habrá quienes crean que este año Morena arrasó solo por los programas sociales y la popularidad de López Obrador. Sigan creyendo eso y seguirán perdiendo.
Tener representantes partidistas leales y conocedores del tema electoral, que sepan defender el correcto llenado de las actas y quedarse con copias legibles, así como que no se doblen ante amenazas o cañonazos, es realmente algo muy complicado.
Nada más, estimados lectores, les recuerdo que este año fueron instaladas 10 mil 985 casillas por todo Veracruz.
Y prácticamente estamos a medio año de que sean las elecciones de los 212 alcaldes. ¿Qué hacen en estos momentos los de oposición para que no haya otro tremendo acto de magia electoral y queden muy atrás en las votaciones?