3 de mayo de 2024
alcalorpolitico.com
El honor es una moneda lustrosa de muy difÃcil adquisición, para obtenerlo se requiere una conducta impoluta, pura y sin mancha, es tan difÃcil de obtener y conservar porque es altamente vulnerable, inclusive a la duda o a la sospecha de algo sucio que se pudiera ocultar.
Esa moneda está elaborada con las más finas esencias de la verdad, la honestidad, la transparencia, quien la posee observa buena conducta social, buenas costumbres y modos, en el trato es ajeno y contrario a la mentira, a la avaricia, a los lujos, a las presunciones y todo aquello que es ofensivo a sus semejantes.
Quien la posee refleja respeto y recibe respeto, Brilla por sà misma y deslumbra a quienes la ven con envidia y con azoro, como algo propio de lo divino, conducta de santos, de clérigos y muy raramente en la gente común, aunque hay muchos que también poseen esas admirables virtudes, pero a quienes se les buscan faltas y pecadillos que enturbian su pureza.
En polÃtica, solo nuestros sÃmbolos son sagrados y, por lo mismo, llenos de honor y de gloria, cuya grandeza no se honra desde el gobierno, asà era con nuestro Ejército rebosante de esos valores, hoy degradados por las tareas muy meritorias que se le han encomendado pero que no son parte de su quehacer, desluciendo como administradores y manchando sus uniformes con cemento y llana en mano, por no anotar cosas más graves que los mal pensados tienen en mente y que todos saben a qué me refiero.
Desafortunadamente nuestro Estado ha sufrido y sufre el flagelo del deshonor y de la desvergüenza, los escándalos de corrupción de sus polÃticos encabezan todos los rotativos nacionales, saturan todas las plataformas electrónicas, la televisión destaca las fortunas inmensas de nuestros candidatos con malévolas sospechas de tener un origen turbio, inexplicable, que cierto o no, nos embarra de toda la suciedad dispersada por doquier.
Asà sucedió con el licenciado Javier Duarte, que siendo Gobernador del Estado, fue denunciado públicamente de una serie de propiedades adquiridas mediante un supuesto saqueo millonario, indignante por su cuantÃa, una nube de corrupción cubrió por ello todo el gobierno de Peña Nieto y cimbró las estructuras del Partido Revolucionario Institucional que no soporto las andanadas de denuncias por saqueo y robo desconsiderado al erario público, y finalmente esa fue la causa por la que el licenciado Duarte se le obligó a renunciar para que se investigaran las denuncias y finalmente fue detenido y encarcelado.
Era lógico que, aunque el PRI tuviera el mejor candidato, la pérdida de credibilidad inclinó la balanza por el lado opuesto, tardó mucho en reaccionar el gobierno y el partido y tuvieron que cargar con toda la inmundicia arrojada sobre Duarte, a quien por cierto las propiedades que le fueron incautadas fueron mÃnimas, no se le encontraron cuentas millonarias ni en el paÃs, ni en el extranjero, escaso dinero en efectivo, un rancho recreativo y de mansiones una casa en los Estados Unidos.
A Duarte lo perdió el exceso de confianza en sus colaboradores que hicieron famosa la licuadora para desviar recursos, a ellos sà aún se les procesa y han sido ineficientes testigos colaboradores en contra de su exjefe, quien, por lo que se sabe, solo está detenido por una acusación de desaparición forzada, pero no por robo al erario, enriquecimiento ilÃcito o desvÃo de recursos, acusaciones de las que se ha ido librando. Pero aun asà sigue siendo el sÃmbolo de la corrupción.
Ahora es doña Roció Nahle, señora muy honorable, con un envidiable prestigio profesional, que le ha valido ser en la vida polÃtica diputada federal, senadora y secretaria de EnergÃa, electa con más de un millón y medio de votos, calificada de excelente, hasta que se le ocurrió ser candidata al gobierno del estado, avalada de un enorme prestigio polÃtico y con un envidiable capital electoral, quien fue loada y bendecida por el señor Presidente que la estima, la distingue y la quiere tanto que no dudó en encaminar su postulación .
Además, antes de lanzarse a la gran aventura de competir, contaba con un ejército de activistas y lÃderes de primer nivel, todos muy unidos, hasta que la pusieron a competir en aquel ejercicio de selección interna de coordinadores de la Cuarta Transformación, paso previo a su destape como candidato oficial.
No contaba doña RocÃo con que aquello que era un simple requisito, le iba a acarrear tantos problemas, pues en el estado, los auténticos veracruzanos, morenistas de cepa y por lo mismo, creyendo que era de a deveras, los más leales, los que estaban trabajando para ella, su equipo, a sabiendas que sin ellos no avanzarÃa, se inscribieron y le demostraron a su partido y al Presidente que eran ellos los que tenÃan la fuerza y el control, remontándola quien sabe a qué lugar.
Sus números y su éxito, fueron ignorados y el presidente López Obrador que nunca pierde, la impuso, seguro de que la chiquillada se iba a disciplinar y asà fue, solo que a estos, a los auténticos veracruzanos, no les gusta ser mandaderos de nadie y menos que los traten mal, uno a uno se fue desgajando o se quedaron a fingir trabajo, disciplina y lealtad, comenzaron a muertear y otros de plano se ausentaron, sus nombres son muy conocidos, los que continúan son muy pocos y están ahà tragando sapos por lealtad al Gobernador que tiene el gran compromiso de otorgarle una buena votación.
A pesar de todo, la señora Nahle arrecia el paso, ya no se siente tan segura como en los primeros dÃas en que se cantaba la ventaja de los 30 puntos, la campaña negra la ha desgastado a tal grado que ella actualmente ha tomado el lugar que en aquel tiempo le tocó a Duarte y ahora es señalada en todo el paÃs.
A López Obrador le está pasando lo que a Peña Nieto que, al no actuar de inmediato contra Duarte, se le cargaron todas las pulgas de aquél y fue vastamente señalado por ello como corrupto, y lo mismo le está pasando a Claudia Sheinbaum y al partido de la transformación, en el debate, en las criticas, en los análisis, en los noticieros, la ligan o los ligan con la aun discutible y supuesta corrupción de doña RocÃo.
Y digo supuestas, porque la ingeniero a tenido el valor de enfrentarse a hacer las aclaraciones pertinentes en importantes noticieros, en donde con documentos en mano ha acreditado que todo lo que tiene es de legÃtima procedencia, los ha adquirido por herencia, por préstamos hipotecarios y por compra, habrÃa que ver el final, porque ciertamente la señalan de negocios ilÃcitos con familias muy honorables de la ciudad de Coatzacoalcos, particularmente los Hayek, cuyo tronco Samy goza de muy buena fama y prestigio al igual que los Lemarroy, hoteleros, constructores, gasolineros de abolengo. El tiempo lo dirá.
Finalmente, habrá que destacar que en la polÃtica también hay gente de valores humanos, personales y sociales que se distinguen por el trabajo y por la solidaridad, no solo en las campañas polÃticas si no también en el quehacer, que poseen esa honrosa distinción con que los dotó el gran arquitecto del universo y que jamás han torcido el camino, que siempre han caminado con la frente muy en alto y caminan erguidos en pos de esa brillante estrella que se han fijado como meta, Pepe Yunes, es una de esas aves raras que honran la naturaleza humana con su conducta y con su trato.- Por el bien de la causa.
Esa moneda está elaborada con las más finas esencias de la verdad, la honestidad, la transparencia, quien la posee observa buena conducta social, buenas costumbres y modos, en el trato es ajeno y contrario a la mentira, a la avaricia, a los lujos, a las presunciones y todo aquello que es ofensivo a sus semejantes.
Quien la posee refleja respeto y recibe respeto, Brilla por sà misma y deslumbra a quienes la ven con envidia y con azoro, como algo propio de lo divino, conducta de santos, de clérigos y muy raramente en la gente común, aunque hay muchos que también poseen esas admirables virtudes, pero a quienes se les buscan faltas y pecadillos que enturbian su pureza.
En polÃtica, solo nuestros sÃmbolos son sagrados y, por lo mismo, llenos de honor y de gloria, cuya grandeza no se honra desde el gobierno, asà era con nuestro Ejército rebosante de esos valores, hoy degradados por las tareas muy meritorias que se le han encomendado pero que no son parte de su quehacer, desluciendo como administradores y manchando sus uniformes con cemento y llana en mano, por no anotar cosas más graves que los mal pensados tienen en mente y que todos saben a qué me refiero.
Desafortunadamente nuestro Estado ha sufrido y sufre el flagelo del deshonor y de la desvergüenza, los escándalos de corrupción de sus polÃticos encabezan todos los rotativos nacionales, saturan todas las plataformas electrónicas, la televisión destaca las fortunas inmensas de nuestros candidatos con malévolas sospechas de tener un origen turbio, inexplicable, que cierto o no, nos embarra de toda la suciedad dispersada por doquier.
Asà sucedió con el licenciado Javier Duarte, que siendo Gobernador del Estado, fue denunciado públicamente de una serie de propiedades adquiridas mediante un supuesto saqueo millonario, indignante por su cuantÃa, una nube de corrupción cubrió por ello todo el gobierno de Peña Nieto y cimbró las estructuras del Partido Revolucionario Institucional que no soporto las andanadas de denuncias por saqueo y robo desconsiderado al erario público, y finalmente esa fue la causa por la que el licenciado Duarte se le obligó a renunciar para que se investigaran las denuncias y finalmente fue detenido y encarcelado.
Era lógico que, aunque el PRI tuviera el mejor candidato, la pérdida de credibilidad inclinó la balanza por el lado opuesto, tardó mucho en reaccionar el gobierno y el partido y tuvieron que cargar con toda la inmundicia arrojada sobre Duarte, a quien por cierto las propiedades que le fueron incautadas fueron mÃnimas, no se le encontraron cuentas millonarias ni en el paÃs, ni en el extranjero, escaso dinero en efectivo, un rancho recreativo y de mansiones una casa en los Estados Unidos.
A Duarte lo perdió el exceso de confianza en sus colaboradores que hicieron famosa la licuadora para desviar recursos, a ellos sà aún se les procesa y han sido ineficientes testigos colaboradores en contra de su exjefe, quien, por lo que se sabe, solo está detenido por una acusación de desaparición forzada, pero no por robo al erario, enriquecimiento ilÃcito o desvÃo de recursos, acusaciones de las que se ha ido librando. Pero aun asà sigue siendo el sÃmbolo de la corrupción.
Ahora es doña Roció Nahle, señora muy honorable, con un envidiable prestigio profesional, que le ha valido ser en la vida polÃtica diputada federal, senadora y secretaria de EnergÃa, electa con más de un millón y medio de votos, calificada de excelente, hasta que se le ocurrió ser candidata al gobierno del estado, avalada de un enorme prestigio polÃtico y con un envidiable capital electoral, quien fue loada y bendecida por el señor Presidente que la estima, la distingue y la quiere tanto que no dudó en encaminar su postulación .
Además, antes de lanzarse a la gran aventura de competir, contaba con un ejército de activistas y lÃderes de primer nivel, todos muy unidos, hasta que la pusieron a competir en aquel ejercicio de selección interna de coordinadores de la Cuarta Transformación, paso previo a su destape como candidato oficial.
No contaba doña RocÃo con que aquello que era un simple requisito, le iba a acarrear tantos problemas, pues en el estado, los auténticos veracruzanos, morenistas de cepa y por lo mismo, creyendo que era de a deveras, los más leales, los que estaban trabajando para ella, su equipo, a sabiendas que sin ellos no avanzarÃa, se inscribieron y le demostraron a su partido y al Presidente que eran ellos los que tenÃan la fuerza y el control, remontándola quien sabe a qué lugar.
Sus números y su éxito, fueron ignorados y el presidente López Obrador que nunca pierde, la impuso, seguro de que la chiquillada se iba a disciplinar y asà fue, solo que a estos, a los auténticos veracruzanos, no les gusta ser mandaderos de nadie y menos que los traten mal, uno a uno se fue desgajando o se quedaron a fingir trabajo, disciplina y lealtad, comenzaron a muertear y otros de plano se ausentaron, sus nombres son muy conocidos, los que continúan son muy pocos y están ahà tragando sapos por lealtad al Gobernador que tiene el gran compromiso de otorgarle una buena votación.
A pesar de todo, la señora Nahle arrecia el paso, ya no se siente tan segura como en los primeros dÃas en que se cantaba la ventaja de los 30 puntos, la campaña negra la ha desgastado a tal grado que ella actualmente ha tomado el lugar que en aquel tiempo le tocó a Duarte y ahora es señalada en todo el paÃs.
A López Obrador le está pasando lo que a Peña Nieto que, al no actuar de inmediato contra Duarte, se le cargaron todas las pulgas de aquél y fue vastamente señalado por ello como corrupto, y lo mismo le está pasando a Claudia Sheinbaum y al partido de la transformación, en el debate, en las criticas, en los análisis, en los noticieros, la ligan o los ligan con la aun discutible y supuesta corrupción de doña RocÃo.
Y digo supuestas, porque la ingeniero a tenido el valor de enfrentarse a hacer las aclaraciones pertinentes en importantes noticieros, en donde con documentos en mano ha acreditado que todo lo que tiene es de legÃtima procedencia, los ha adquirido por herencia, por préstamos hipotecarios y por compra, habrÃa que ver el final, porque ciertamente la señalan de negocios ilÃcitos con familias muy honorables de la ciudad de Coatzacoalcos, particularmente los Hayek, cuyo tronco Samy goza de muy buena fama y prestigio al igual que los Lemarroy, hoteleros, constructores, gasolineros de abolengo. El tiempo lo dirá.
Finalmente, habrá que destacar que en la polÃtica también hay gente de valores humanos, personales y sociales que se distinguen por el trabajo y por la solidaridad, no solo en las campañas polÃticas si no también en el quehacer, que poseen esa honrosa distinción con que los dotó el gran arquitecto del universo y que jamás han torcido el camino, que siempre han caminado con la frente muy en alto y caminan erguidos en pos de esa brillante estrella que se han fijado como meta, Pepe Yunes, es una de esas aves raras que honran la naturaleza humana con su conducta y con su trato.- Por el bien de la causa.