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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Manuel Cerdán hace cuentas
Miguel Molina
11 de septiembre de 2014
alcalorpolitico.com
Manuel Cerdán hace cuentas. Se van a crear mil doscientos empleos directos y cinco mil indirectos en la primera etapa de la ampliación del puerto, que consiste en construir un nuevo rompeolas. Cargadores, soldadores, paileros —mano de obra barata— y administradores que los supervisen.
 
Manuel Cerdán asegura que el Ayuntamiento de Veracruz, donde es director de Fomento Económico, está capacitando a muchos "para que puedan aplicar para esas vacantes" (seguramente quiso decir que están capacitando a los interesados para que puedan hacer esos trabajos, no para que "apliquen" — como ahora dicen algunos que no se quieren tomar la molestia de hablar en español).
 
Esas cuentas darían risa si no dieran lástima. Capacitar cargadores, soldadores, paileros significa que no hay suficientes o que los que hay no están preparados para la tarea de hacer un rompeolas. Los demás, mano de obra especializada que construirá el nuevo puerto, vendrán de otras partes de México o del extranjero.
 

También hace cuentas la Cámara Nacional de Comercio del puerto, que se queja de que Ignacio Fernández Carbajal, director de la Administración Portuaria, ya no toma en cuenta a los empresarios locales. El presidente de la Canaco, Belgio Anaya Rizo, advierte que los comerciantes van a analizar qué repercusión puede tener para la ciudad la construcción del nuevo puerto....
 
Erick Manuel Suárez Márquez (que consideraba la riqueza ecológica del puerto como "un pinche arrecife") ya había hecho esas cuentas cuando era presidente de la Canaco y declaraba a quien quisiera oírlo y citarlo que la ampliación del puerto crearía veinte mil empleos directos y sesenta mil indirectos en diez años, aunque le daba por cambiar las cifras.
 
También hace cuentas el subgerente de Construcción y Mantenimiento de la Gerencia de Ingeniería de Apiver, Jaime Alberto Gayol Bulnes: ya se firmaron los primeros contratos y ya comenzaron los trabajos, que consisten en poner mallas para proteger las zonas arrecifales protegidas. Después pondrán estructuras de contención para facilitar el dragado y construirán las primeras posiciones de atraque.
 

Según las cuentas de Gayol Bulnes, en esa etapa se van a crear alrededor de seis mil quinientos empleos, aunque sería en partes: primero se contrataría a dos mil quinientos trabajadores para la obra inicial, y después se irá contratando a los que se necesiten para extraer roca basáltica en Balzapote.
 
Cuentas que nadie cuenta
 
Las cuentas de Balzapote –por otro lado– son pesimistas. El operativo de extracción implica afectar en nombre del desarrollo la vida de muchas especies en una zona que se creía protegida por la ley y la decencia.
 

Hay cerca de dos mil especies de plantas en el área natural protegida de Los Tuxtlas, donde están Balzapote y la roca basáltica. Pero también hay ciento dos especies de mamíferos, cuarenta y nueve de anfibios, ciento nueve de reptiles, quinientas sesenta y una de aves, y cuatrocientas treinta y siete de peces en la costa de la Sierra de Los Tuxtlas.
 
Y hay trescientas cincuenta y nueve especies de lepidópteros (entre mariposas y polillas), ciento treinta y tres especies de odonatos (entre libélulas y caballitos del diablo), y quinientas treinta especies de papilionoideos (también mariposas, pero con hábitos diferentes de los lepidópteros por razones que no viene al caso contar aquí).
 
Entre los amenazados en un estado que ha hecho leyes para prohibir el maltrato a los animales en circos y otras partes hay grisones, jaguares, nutrias y ocelotes, osos hormigueros, tigrillos y tlacuaches de agua, puercoespines, nauyacas y caimanes, ranas, lagartos, galápagos, y monos araña y saraguatos.
 

En la zona de donde van a sacar la piedra para hacer la escollera y ampliar el puerto de Veracruz hay aves de corto vuelo y migratorias de todos los tamaños y calibres, cuyos nombres son tan maravillosos que merecen mencionarse aunque sea en el breve espacio de una columna: las familias Galbulidae, Bucconidae, Pipridae y Cotingidae, cuyas fotografías puede ver quien recurra a la diosa Google.
 
Y todavía vuelan ahí –tal vez no por mucho tiempo– pájaros que se llaman Crypturellus soui, Accipiter bicolor, Columba speciosa, Dendrocolapters certhia, Taraba major, Ornithion semiflabum, Leptopogon amaurocephallus, Geotrygon lawrencii carrikeri, Empidonax flavescens imperturbatus, Myioborus miniatus molochinus, Euphonia gouldi loetscheri, Atlapetes brunneinucha apertus, y seis subespecies de Cholorspingus aphthakmicus wetmorei –aunque uno los conozca con otros nombres menos majestuosos– y Campylopterus excellens (única ave local, porque las otras doscientas veintidós especies que hay en la reserva son aves migratorias que volaban cada año a Los Tuxtlas para hacer lo que hacen los pájaros cuando tienen frío).
 
Uno vuelve a Manuel Cerdán, y descubre que sus cuentas no cuadran. En febrero de este año dijo que había "un estimado de 140 mil puestos a surgir próximamente, de modo que de concederles la responsabilidad mayoritaria de reclutamiento se podría garantizar el sustento de miles de familias veracruzanas".
 

Pero ya no importa.