(16 de mayo de 1917,Jalisco - 7 de enero de 1986,CDMX)
Nos adentramos al sofocante pueblo de Comala, para seguir de cerca la tarea de Juan Preciado, la de buscar a su padre, un tal Pedro Paramo. Pero, para su sorpresa, se verá atrapado en el oscuro y turbio camino de la muerte.
Una historia perfectamente bien narrada, evidentemente, tenemos un estilo totalmente experimental, mismo que en mi experiencia, me recuerda mucho a William Faulkner, pues no es una novela fácil de leer. Rulfo fue un autor realmente magistral, como pocos, y no hay nada que no se haya dicho antes; ahora, seguir a Juan Preciado en busca de su padre, es solo la punta del iceberg, pues en realidad Comala es todo y es nada, es luz y oscuridad, es pasado, presente y futuro, Comala es vida y muerte.
Seguir la historia principal en sí, resulta desafiante, sin embargo, tenemos pequeños universos dentro de Comala.
Gracias a una considerable cantidad de personajes, Juan logra dar con don Pedro, pero será toda una odisea, pues tenemos una historia con saltos temporales, múltiples personajes, tintes fantásticos y realismo mágico, aunado a una pequeña serie de referencias históricas y políticas para los entendidos en la materia. Esta es una de esas pequeñas obras maestras que se pueden leer y releer cuantas veces sea necesario, pues seguro encontraremos fantasmas que pasaron desapercibidos a nuestros ojos en nuestra primera visita a Comala.
Cierro con su siguiente aforismo: “Este mundo lo aprieta a uno por todos lados, va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre”
Irving Romero