La Orquesta Sinfónica de Xalapa ofreció un memorable cierre de temporada interpretando una de las piezas cumbre de la música mundial, la Novena de Beethoven, concierto especial que además contó con la obertura “Fausto” de la alemana Emilie Mayer, compositora poco conocida que sorprendió en el siglo 19 con una carreta musical prolífica.
De acuerdo con el programa de este cierre de temporada, la elección de presentar una pieza de Mayer se trató de una acertada decisión inscrita en las aspiraciones de “justicia de género” que el presente ejerce sobre la mirada del pasado, sobre todo en un ámbito tan importante como la música, donde esta mujer alemana gozó de tanto prestigio y popularidad igual a otro grandes como Berlioz, Schumann o el propio Beethoven, pero que hoy día el tiempo ha parecido no prestarle la atención merecida.
Por otro lado, Ludwig van Beethoven y su Novena Sinfonía no necesitan presentación. La “Oda a la alegría”, nombre del poema original escrito por Schiller que da vida a esta obra, es una de las composiciones más famosas de la historia de la música y ha sido usada por otros géneros que hacen de esta icónica obra múltiples versiones, además de servir en muchas de las bandas sonoras de grandes películas.
La Novena Sinfonía es uno de esos hitos que sigue estremeciendo a los amantes de la música de generación en generación. Obra que a pesar de ser tan popular, por lo que es común escucharla a través de plataformas digitales, pocas son las oportunidades que hay para oírla en vivo y en todo su esplendor.
Así la OSX, una de las Sinfónicas más sobresalientes en Latinoamérica, ofreció dos noches inolvidables que hicieron vivir toda la belleza musical y poética que guarda este titán del arte.
Además de contar con toda la Orquesta, el escenario del Centro Cultural Tlaqná se engalanó con la presencia de la Camerata Coral de la UV y la presencia de la soprano Graciela Morales, la mezzosoprano Teresa Fuentes, el tenor Nahúm Sáenz y el barítono Jafet Maldonado, quienes dieron vida a las voces principales.
Como era de esperarse, la impecable interpretación de la OSX causó gran impacto en las emociones del público que llenó la sala del recinto. Cuando las poderosas voces del coro se unieron con la belleza de los sonidos, fue evidente que en más de uno de los asientos las emociones estaban a flor de piel.
Luego de poco más de una hora que hizo disfrutar al público en cada uno de sus minutos, la imponente sinfonía de Beethoven fue despedida con una ovación generalizada que inundó de aplausos al recinto.