La imagen del cuerpo de Victoria Esperanza Salazar tirado boca bajo sobre el concreto con los brazo atados a la espalda y rodeado de 5 policías de Tulum, Q.R., es emocionalmente impactante y evoca aquel crimen cometido de manera similar contra George Floyd (mayo-2020) y que hasta hoy se juzga en Estados Unidos.
Cuatro agentes miran reflexivos al cuerpo que viste blusa floreada y pantalón vaquero ajustado. El quinto elemento, la mujer que explica algo a quien parece ser su superior, está tan cerca de la víctima que casi toca con sus botas la cabeza y la cadera de la salvadoreña.
Al igual que Floyd, asesinado por policías, Victoria ha soltado los esfínteres mojando los pantalones y dejando una mancha oscura debajo de ella sobre el pavimento. La gráfica misma que muestra una atmósfera de
brutalidad e indefensión total da razón a la madre de Victoria, Rosibel Arriaza, para temer por la seguridad de sus dos nietas adolescentes.
Cualquier persona normal calificaría de salvajes a los elementos policiacos y pediría procesarlos de inmediato, tal como lo ha solicitado la Fiscalía estatal.Su jefe, Nesguer Vicencio Méndez, únicamente fue destituido.
El Fiscal del Estado, Óscar Montes de Oca, también debería ser cesado por minimizar la técnica de sometimiento aplicada a Victoria llamándola “inmoderada y desproporcionada”
. Son eufemismos clásicos empleados por los funcionarios para ocultar los abusos policiacos cometidos sobre los ciudadanos al momento de cumplir una orden sin estar profesionalmente capacitados.
La otra imagen DESOLADORA se originó en la Subunidad de la Fiscalía veracruzana de Las Chopas.
Duele y entristece ver a la señora Natalia Chablé, sentada, cabizbaja y reflexiva, viendo a sus pies los restos de su hermano Eladio Aguirre Chablé, depositados dentro una bolsa de BASURA. Resignada e invadida por el DESAMPARO se sostiene con ambos brazo sobre el lado derecho de una banca para cruzar sus pies semidesnudos.
Su hermano de 30 años había desaparecido en abril del año pasado cuando vino a Las Chopas a ver a uno de sus hijos enfermo, trabajaba de taxista en Puerto Morelos, Q.R.
Su madre, doña Candelaria, reportó la desaparición a las autoridades e insistió en su búsqueda a pesar del trato burocrático e insensible recibidos. Para agilizarla se unió al Colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos. Finalmente encontró a su hijo, no como resultado de las investigaciones sino gracias a que recibió un recado anónimo indicándole el lugar donde encontraría el cuerpo. Después de tortuosos trámites la autoridad se lo entregó el 27 de marzo en la forma arriba descrita.
Trágicamente, casos como los mencionados en los que se violan los derechos fundamentales como la libertad y la vida no son excepcionales en México. Su transgresión por parte de los aparatos de seguridad y fuerzas del orden es sistémica. Sucede en todos los Estado, sin importar qué partido gobierne, porque es estructural. Al respecto, el departamento de Estado de Estados Unidos afirmó que en nuestro país PREVALECE la impunidad y el abuso de la fuerzas de seguridad del gobierno.
¿Inculcan en las fuerzas del orden el odio y desprecio por el ser humano?
No es asunto de individuos sino de modelos de capacitación. Pero sí, lo primero que deben aprender es a suprimir u ocultar sus sentimientos por el dolor que infringen al supuesto transgresor de la Ley.
Los agentes investigadores, soldados de tropa y policías tienen en común ser pobres y de baja escolaridad y generalmente se enrolan con sinceros deseos de SERVIR al ciudadano y, claro, mejorar su situación económica.
Lamentablemente el primer propósito cambia cuando se dan cuenta de la corrupción de sus jefes y de la IMPUNIDAD con que se enriquecen. Así que si no les dejan servir, entonces se servirán al menos con la ostentación de fuerza intentando emular a sus maestros.
De alguna forma también son víctimas porque son lanzados a la calle sin capacitación adecuada, pues los recursos destinados a esta casi siempre se ejercen incompletos o no llegan. De plano. Si acaso alcanza para implementar cursos básicos de entrenamiento en los que les enseñan técnicas de tortura para controlar, someter e interrogar o arrestar a las personas. Bueno hasta lo destinado para alimentarlos, vestirlos y equiparlos sufre extracciones de oficina en oficina.
Con la llegada de la 4T se esperaba una reforma total del sistema judicial y limpieza a fondo de las fuerzas policiacas. Hasta el momento tales compromisos siguen pendientes. Veracruz y Q.R, son dos Estados donde los intentos por mejorarlas no han dado buenos resultados. Así que no son sólo los policías, soldados o agentes los culpables de los abusos, lo son también quienes escamotean el presupuesto o lo roban.
Tanto abuso y negligencia proveniente de quienes debieran ser garantes de la seguridad, que la ciudadanía en lugar de verlos con respeto los percibe como potenciales agresores.
Naturalmente, existen dignas y
heroicas excepciones en aquellos que no se someten a los pactos de silencio ni de complicidad y se atreven a denunciar a quienes manchan la honorabilidad, que debieran tener, los cuerpos policiacos.
Urge una verdadera limpieza a fondo, de arriba para abajo.