Sin democracia la libertad es una quimera
Octavio Paz
Ya se dio el banderazo de salida para que salga la caballada del arrancadero. La competencia por llegar primero a la línea de meta ha comenzado. En esta ocasión el árbitro, además de dictar las directrices y determinar las normas, ha elegido unilateralmente a 3 corceles y una yegua de los 6 competidores ya aceptados en la carrera. De momento los inscritos pertenecientes al mismo establo se identifican con los nombres de Adán, Claudia, Marcelo y Monreal; los otros 2, Noroña (PT) y Velasco (PVEM) lo harán como invitados, aunque hay otra potranca (Yeidckol) reclamando ingresar a la pista.
El evento evoca sorpresas de pronóstico reservado pues de entre los primeros 4, a pesar de pertenecer a la misma cuadra y de recibir igual entrenamiento, pareciera que a la yegua, su criador (AMLO) le ha permitido galopar anticipadamente. Ya no es una carrera plana con buen fondo (pista segura), así que los otros 3 se emplearán a fondo con lo que tengan. Eso sí, simulando no bloquear el paso de sus contrincantes para no ser descalificados. Todos han ganado carreras ordinarias, por esta causa creen poder ganar esta carrera sweepstake y llevarse íntegro el premio. Hasta el 6 de septiembre la contienda será supervisada y conducida sólo por 2 jueces: uno presumiblemente duro (Durazo) y otro institucionalmente delgado (Mario) designados por el árbitro. Las apuestas están abiertas al público: ¡Aaaarranquen, corcholatas¡
La sucesión presidencial
Al final de cada sexenio, cuando el poder del Presidente disminuye conforme aumenta la ambición de quienes aspiran sucederlo, es natural en nuestra seudo democracia la intromisión del Ejecutivo. De no hacerlo los demonios sueltos desestabilizarían la economía. Son tiempos durante los cuales el amor a México y al pueblo rebosan el pecho de personajes autocalificados extraordinariamente trabajadores e impolutos. La intrusión del Ejecutivo no es de ahora, tiene su origen en el porfirismo, luego fue perfeccionada por el priismo logrando construir un mecanismo de sucesión donde las ideologías tienen el papel central.
Teoría del péndulo
En enero de 1939, Lázaro Cárdenas (1934-1940) destapó a 3 generales para sucederlo: Fco. J. Múgica, Manuel Ávila Camacho y Rafael Sánchez Tapia, dando inicio a la leyenda del “tapado” y a la llamada “Teoría del péndulo”. Esta teoría, planteada por el politólogo estadunidense Needler, (1970), compara el movimiento sucesorio con el de un péndulo (La sucesión presidencial, Daniel Cosío Villegas). Designar al sucesor implicaba tomar en cuenta posturas extremas. Un péndulo cuenta con 2 extremos igual que el movimiento político. Con ella se intentó explicar por qué Cárdenas, siendo de izquierda, eligió a alguien de derecha. Se afirma que “El Tata”, teniendo a Fco. J. Múgica como sucesor natural, escogió a Manuel Ávila Camacho por 3 razones: contrarrestar al alebrestado General Almazán, terminar con las revueltas y dar paso a la era de las instituciones. Esta decisión determinó el destino de México. En 1970 Julio Scherer entrevistó a un priista de abolengo, Narciso Bassols. Cito textualmente:
–¿En verdad es inteligente el general Cárdenas, licenciado? –quise saber. –Es muy pendejo –me dijo. –¿Pero muy culto, no? –Por supuesto que no y deje de indagar.
Probablemente ese conocimiento llevó al periodista afirmar que “los ex presidentes forman una mafia. Pueden aborrecerse entre sí, pero tenían por sagrado el principio de la asociación delictiva: la complicidad.
Puede que sí, puede que no; lo cierto es que, a partir de Ávila Camacho (1940-1946), aquella facultad porfirista del “dedazo” se institucionalizó compartiéndose con el poder económico. El péndulo se fue desplazando lentamente hacia la derecha hasta el sexenio de López Mateos, (1958-1964). Los sucesores Díaz Ordaz y Echeverría, agentes de la CIA, obedeciendo a Estados Unidos, implementaron una guerra de exterminio contra los izquierdistas que condenaban la derechización del PRI. Su lema “Democracia y Justicia Social” se convirtió en letra muerta a partir de la imposición de Carlos Salinas de Gortari en 1988. En la parte escindida tiene su origen el actual Presidente quién encontró el péndulo anclado (legal e institucionalmente) en el extremo derecho.
El partido de las corcholatas
Con MORENA en el poder, los 5 momentos identificados (destape, dedazo, cargada, elección y unción) en el proceso de sucesión, aunque modificados, siguen presentes. Ahora en lugar de un destapado hubo 4. Lo que finalmente es una forma de dedazo colectivo. “La cargada” vendrá cuando el partido convoque a unirse en torno al elegido. La elección y la unción son meros trámites burocráticos. El contundente triunfo de AMLO despertó la esperanza de que la posición del péndulo se deslizara hacia el centro, por lo menos. Lo intentó pero la corrupción del partido, secuestrado por una camarilla neoliberal disfrazada de izquierda, lo impidió. El partido no funciona como tal, transgrede y manipula a su antojo las normas internas con el propósito de marginar a sus bases de la toma de decisiones. Sus dirigencias y tribus se engullen entre sí como caníbales mientras amenizan la orgía con demagógicos llamados a la unidad. Hoy como los cardenistas auténticos, los morenistas honestos, si no se rebelan, tendrán que seguir esperando el desplazamiento deseado. Entre sus corcholatas lo único que se ve es conservadurismo.
Los conflictos
La petición de piso parejo de Ebrard, la exigencia de Monreal de ser incluido, el reclamo de Yeidckol para ser inscrita y la promoción adelantada de Claudia deja ver claramente la ausencia de cohesión entre correligionarios. Por si fueran pocos estos barruntos de tormenta la mayoría desconfía de las encuestas. Este hecho, por cierto, los exhibe como mentirosos, pues cuando se incluyó ese proceso mercantil en el partido presumiblemente democrático lo avalaron. Concretamente aprobaron el artículo 37 Bis cuyo objetivo es normar “la elección del Presidente y Secretario General del partido mediante el método de encuestas abiertas a la población”. De ese modo todos serán tratados como artículos de mercado (“corcholatas”) destinadas a la basura en cuanto cumplan su función de tapaderas. No será el ciudadano quien elija al ganador. De tal acto se encargarán el Presidente y el poder económico para que, como reveló Tatiana Clouthier (31/03/22, La Octava), México siga cumplimiento los acuerdos firmados en 2015 rumbo a la Agenda 2030.
En los meses próximos el tsunami electoral dificultará la reflexión serena: dirigentes y bases sufrirán un estrangulamiento mental y moral paralizante. Las “corcholatas”, por su lado, padecerán el efecto Pigmalión creyendo que manifestando insistentemente su amor al Tlatoani este los elegirá. La participación del ciudadano no militante se limitará a un momento presencial y uno virtual. ¿Adivinó? Depositar el voto en las urnas y aplaudir la toma de posesión del ungido transmitida en los medios audiovisuales.