A 13 días de que el exsíndico de Coyutla, Miguel Alfonso Vázquez, se presentara ante el Congreso del Estado a ratificar su denuncia por desvío de recursos, en contra del alcalde con el que terminó el trienio en diciembre, Camerino Basilio Picazo Pérez, éste fue asesinado a sangre fría a unos cien metros de su casa, al atardecer del viernes, frente a su hijo de sólo 9 años de edad.
A eso de las 7 de la tarde, llegaron a la comunidad de San Andrecito, municipio de Coyutla, dos hombres a bordo de un automóvil Beetle, el carro de lujo de la Volkswagen y en la casa de Miguel, preguntaron por él, afirmando que eran trabajadores del Instituto Nacional Indigenista; la esposa les informó que estaba trabajando en su parcela y ellos se enfilaron hacia el rumbo que les indicó la esposa, pero encontraron al exsíndico que ya venía de regreso a su casa. Se bajaron y a sangre fría lo mataron de 7 balazos, frente al niño que se quedó atónito ante la brutal escena de agresión.
La sospecha de los coyutecos y de la propia viuda, se centran en el exalcalde Basilio Picazo (quien le heredó la alcaldía a su hermano José Benito); la razón es que desde el año pasado, estando en el poder, amenazó de muerte al ahora occiso, porque éste, junto con la regidora Hortensia Escudero Escamilla, lo acusaron de desvío de recursos ante el Congreso del Estado.
En Coyutla se vive un enorme descontento de la población en contra de las arbitrariedades de los hermanos Picazo, quienes a pesar de su juventud, ejercen un implacable cacicazgo que lo mismo controla el saqueo de madera que el poder municipal en varios municipios cercanos. El enfrentamiento se recrudeció por parte de grupos radicalizados durante las campañas por la sucesión municipal, cuando gran parte de la población quería sacar a los Picazo del poder, pero aquellos recurrieron a todo tipo de estrategias para obtener la mayoría en las urnas.
De hecho, el descontento de la población se hizo manifiesto durante todo el cuatrienio municipal pasado, cuando los pobladores tuvieron tomado el palacio municipal por más de un año, pero finalmente Basilio Picazo se impuso y nunca pudieron sacarlo de la alcaldía, quien para seguir gobernando nombró a sus familiares en los principales cargos públicos.
Con el control que impusieron, lograron que para evitar persecución o investigación del manejo del erario municipal, Benito Picazo heredara la alcaldía de su hermano Basilio.