En Veracruz, los docentes del Movimiento Democrático Magisterial Veracruzano (MDMV) están en proceso de reorganización para continuar con sus movilizaciones en contra de la Ley del ISSSTE de 2007, señaló Ramón Tepole González, miembro de la agrupación.
Detalló que participaron en una reunión en Ixhuatlán de Madero, con docentes de la Huasteca, y ahí decidieron convocar a una asamblea estatal generalizada para definir las próximas acciones, en donde buscarán apegarse a los acuerdos que se tomen en la Asamblea Nacional de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Indicó que la prioridad del movimiento sigue siendo la derogación de dicha ley, así como la creación de un nuevo marco legal que asegure una jubilación digna para los profesores. Comentó que, actualmente, los docentes están enfocados en la coordinación y preparación para futuras movilizaciones.
“En la lucha social, vivimos en el riesgo permanente”
Por otra parte, tras el deceso de dos profesoras a quienes les cayó una estructura en Chiapas, cuando estaban en un mitin como parte de las acciones del paro de 72 horas, Tepole González afirmó que, a veces, se ofrenda la vida por la lucha. “De alguna manera, quienes andamos en la lucha social vivimos en el riesgo permanente, y eso lo entendemos. No es la primera vez que esto ocurre, recordemos que en la llamada época neoliberal muchos maestros dieron la vida a lo largo y ancho del país, pero fundamentalmente los que militan en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación”, comentó.
Explicó que Oaxaca tiene muchos caídos, e incluso citó Nochistlán, donde hubo represión brutal en los tiempos de Alejandro Murat, y luego en el centro de Oaxaca. “En el Distrito Federal, en los 80, la caída de Misael Núñez Acosta; en Puebla, en los 90, con la maestra Saturnina Martínez, entre otros nombres. En esta época, las compañeras que ofrendan su vida a la causa”.
Añadió que entienden los riesgos, pero también que, si no se movilizan, no podrán mejorar el nivel de vida de los trabajadores y, por ello, todos los derechos han tenido su cuota de sangre. “Han costado sudor, lágrimas y sangre los derechos que los trabajadores tenemos”.