El diputado local del PRD, Jesús Alberto Velázquez Flores, presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para el Estado de Veracruz, con la finalidad de prohibir la entrada de menores de edad a las corridas de toros que se desarrollen en territorio veracruzano.
La propuesta de reforma al artículo 14 Bis de la referida ley señala:
“Queda prohibida la entrada de niños, niñas y adolescentes menores de edad a las corridas de toros, procurando así, la seguridad de éstos y
sus valores humanos, correspondiendo la observancia y acatamiento de este precepto al Consejo Estatal de Asistencia para la Niñez y la Adolescencia”.
Según los científicos, el impacto de las corridas de toros en los niños y adolescentes es especialmente preocupante por tratarse de un espectáculo donde la violencia y la victimización no sólo son reales sino que también son aplaudidas y valoradas por adultos que son percibidos como referentes por el menor de edad.
Por lo tanto, los profesionales alertan que la presencia de un padre o adulto cercano que acompañe a un menor de edad a una corrida de toros no puede protegerlo de los efectos perjudiciales de presenciar el evento y “podría incluso exacerbar el impacto nocivo sobre el niño."
Los expertos advierten que los niños expuestos al maltrato animal son más vulnerables y que “el vínculo entre el maltrato animal y la violencia doméstica, el maltrato infantil y de ancianos y otras formas de violencia interpersonal es especialmente alarmante”.
“La violencia del espectáculo de tauromaquia es otra, y se presenta con una caracterización bien definida: el niño descubre que el sufrimiento de uno es la condición necesaria para el goce de los demás”.
Además, dijo que los niños ven como actos de crueldad esos rituales y constituyen el espectáculo, a expensas de un animal que evidentemente es torturado.
“La corrida de toros es la negación de lo que el niño entiende como un valor. En el niño, la capacidad de sentir empatía no se limita solamente a los seres humanos, sino que esta emoción la puede sentir también por un animal”.
De tal forma que manifestó que es irresponsable por tanto presentar a los niños un espectáculo donde se torture o mate a un animal en un ambiente festivo puesto que los niños rechazan, por su naturaleza, este tipo de actos donde descubren una fuente autorizada de una satisfacción sádica que creía justamente prohibida.
“El niño en las corridas de toros descubre igualmente que si la familia y la escuela le enseñan que la violencia es condenable, y que no se debe sufrir, existe sin embargo una violencia gratuita y socialmente revalorizada la cual se ejerce legítimamente, y que tenemos derecho de hacer sufrir a algunos seres vivos argumentando que es por arte y cultura”.