En pleno corazón de Xalapa, justo en la esquina de la avenida Rafael Murillo Vidal y la calle Santos Degollado, un semáforo en rojo se convierte en el telón que da paso al arte. Cristina Vázquez y Vladimir Arzate, una pareja de artistas independientes, han encontrado en los cruceros de la ciudad un espacio para ofrecer microespectáculos con títeres, llevando el teatro a la calle y sorprendiendo a automovilistas y peatones por igual.
Con un “carro de comedias” como escenario móvil, estos titiriteros ofrecen pequeñas intervenciones teatrales cada vez que la luz roja aparece, haciendo más amena la espera para quienes circulan por la zona. Su propuesta busca algo más que entretenimiento: pretende reivindicar el espacio público y darle un rostro más humano a una ciudad diseñada principalmente para los autos.
“Xalapa está diseñada para puros carros y no para personas. Cuando hacemos una escenita es como apropiarnos un poco del espacio humano”, comentó Vladimir, originario de Chihuahua. Cristina, su pareja y cómplice en esta iniciativa, es de Oaxaca y continúa sus estudios en Teatro.
Además de Murillo Vidal, han llevado sus funciones a cruceros de otras avenidas como Ávila Camacho, Lázaro Cárdenas, Ignacio de la Llave e incluso al Circuito Presidentes. También han replicado esta propuesta en ciudades como Veracruz puerto, así como en sus lugares de origen.
Los titiriteros forman parte de agrupaciones independientes como El Elefante Volador y Ese perro está enroscado, y cuentan con un repertorio variado que incluye desde títeres gigantes hasta historias que hacen reflexionar al público de todas las edades. Después de cada función, piden una moneda a los automovilistas. Lo que dan a cambio, sin embargo, es mucho más: una pausa mágica en medio del tráfico, donde, por unos minutos, el arte toma el control del asfalto.