El Artículo 209 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales Federal señala que “toda la propaganda electoral impresa deberá ser reciclable, fabricada con materiales biodegradables que no contengan sustancias tóxicas o nocivas para la salud o el medio ambiente. Los partidos políticos y candidatos independientes deberán presentar un plan de reciclaje de la propaganda que utilizarán durante su campaña”.
A pesar de esta disposición legal, en Veracruz ningún candidato o partido político, como el Ecologista de México, que presume la promoción de propuestas medioambientales, presentaron un “Plan de Reciclaje” de la propaganda electoral que inundó calles y avenidas de todo el territorio veracruzano.
Los artículos promocionales utilitarios —los únicos que la ley permite entregar en las campañas de búsqueda del voto— “sólo podrán ser elaborados con material textil”, indica la misma disposición legal, precisando que estos artículos son “aquellos que contengan imágenes, signos, emblemas y expresiones que tengan por objeto difundir la imagen y propuestas del partido político, coalición o candidato que lo distribuye”.
En sus recorridos por calles, avenidas, plazas y espacios públicos las candidatas y candidatos distribuyeron panfletos, dípticos, trípticos y volantes de hoja de papel, los cuales fueron entregados de mano en mano, en los parabrisas de los vehículos o debajo de las puertas de las casas de los posibles electores.
Sin embargo, muchos de esos volantes fueron a parar a la calle, cerca de alcantarillas o atarjeas, con el riesgo de que quedaran tapadas.
Un recorrido realizado por el emblemático Paseo de Los Lagos, en Xalapa, entre lunes y martes, nos permitió descubrir el destino de los mensajes, trayectorias, frases e ideas de candidatos a diputados federales, locales y alcaldes en la capital.
En las calles aledañas a este paseo, como Atletas, Belisario Domínguez, Morelos, Miguel Palacios, Luxemburgo, Venustiano Carranza, Paulino Martínez y Mártires de Xalapa, entre otras, se descubrió propaganda electoral tirada o debajo de las puertas de las casas.
Candidatas y candidatos están obligados a utilizar “materiales biodegradables”, pero ¿quién supervisa y vigila que la confección de estos trípticos o dípticos cumpla con lo que marca la ley?
En Oaxaca, el partido Movimiento Ciudadano presentó un Plan de Reciclaje 2020-2021 de Propaganda electoral en donde señalan que se comprometen a retirar la propaganda en los siete días posteriores a la conclusión de la jornada electoral tal y como lo señala el artículo 210 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Indican que este plan busca proteger el bienestar del individuo, de la sociedad en su pleno desarrollo y armonía con la naturaleza y la explotación de los recursos naturales; dentro del procedimiento indica que una vez que fue retirada y trasladada la propaganda electoral a los Centros de Acopio, los responsables procederán a la separación y clasificación de los materiales a reciclar.
Para fabricar una tonelada de papel, detalló el abogado y maestro en Derecho Ambiental, José González Martínez, en un artículo publicado en
alcalorpolitico.com, “se requiere de aproximadamente 17 árboles, los cuales se convertirán en panfletos de un solo uso, que en su mayoría, si bien les va, terminarán en algún mal llamado relleno sanitario o se convertirá en un contaminante más en alguna laguna, lago, bosque o selva. Y ni hablar de cómo impactará en la imagen urbana como residuo mal tratado y las tintas con las que lo ilustrarán es otra historia”.
“Un árbol en promedio produce el oxígeno para 3 personas diariamente, además de brindar los servicios como la regulación del clima, protección de la captación del agua, fuente de alimentos, medicinas y combustibles, reducción de la pobreza, goce espiritual y placer estético. Pero estos servicios ya no lo serán porque el candidato prefirió plasmar su cara, lejos de convencer al electorado con propuestas”, expone el promotor de la protección ambiental del Sistema Lagunar Interdunario de la ciudad de Veracruz.
Junto a todo esto, el riesgo de la propaganda política de papel que queda tirada en las calles es que, de no ser recogida a tiempo por el personal de limpia pública, vaya a taponear las alcantarillas, atarjeas y tragatormentas, generando las terribles inundaciones que Xalapa sufre de manera permanente.