¿Por qué la ciencia es lazo indisoluble de la cultura? La cultura es netamente creación humana. Sin ella la humanidad no hubiera evolucionado como lo ha hecho ni progresado como lo ha logrado, pues la cultura permite cultivar vínculos colectivos, identificaciones sociales e individuales y, sobre todo, nos proporciona una visión del mundo y de la vida que da sentido a la cohesión e identidad de pueblos y naciones.
La cultura es todo aquello que ha sido creado por la imaginación humana, por lo que comprende conocimientos, técnicas, valores morales y religiosos, creencias y mitos, leyendas, tradiciones arraigadas y conservadas por las diversas sociedades que las han cultivado, conductas e imaginarios sociales, expresiones artísticas materiales e inmateriales, vestido, idioma, música, pintura, danza, teatro, poesía, literatura, artefactos tecnológicos, deporte, formas de recreación, gastronomía, sentido del humor, construcción arquitectónica, saber tradicional y empírico, agricultura, metalurgia, cerámica, en fin, toda creación conservada, reinventada, innovada, transformada y nueva que nace de la creatividad, imaginación e inventiva humana que permite no solo la sobrevivencia en sí, sino también el progreso social, material y espiritual.
Y desde luego, en este contexto está la Ciencia que es producto de conocimiento detonado por la curiosidad y búsqueda de soluciones a diversos problemas de distinto orden, el cual se alcanza a partir del procedimiento organizado metódico que implica preguntar sobre un fenómeno natural, del universo, de la realidad social, de las relaciones humanas y los entornos vividos y más, para observar, recopilar datos que constituyen información, plantear hipótesis, experimentar, razonar lógicamente con fin de conocer la verdad verificable, objetiva y reproducible.
La ciencia, en tanto creación humana, no es ajena ni está separada de nosotros, por el contrario, es parte intrínseca de nuestro ser y mediante ese saber la humanidad, aunque no de manera equitativa y justa, ha progresado al resolver infinitud de problemas. No obstante, no podemos ocultarlo, también ha creado otros de diversa magnitud. Pero la ciencia no está separada de la tecnología pues una a la otra se complementa e impulsan, llegándose a hablar de tecnociencia en los tiempos actuales.
Como tampoco está desligada del espíritu humanístico, pues cuando su quehacer busca el bienestar humano se vincula con el sentimiento de progreso, mejora de la vida y de las condiciones que la hacen posible. El avance del conocimiento médico que permite mantener mejores estados en la conservación de la salud, los avances tecnológicos que día a día transforman los contextos de las sociedades, el conocimiento de los procesos de la vida, del universo, de los océanos, de la dinámica de la Tierra (nuestro único hogar), la autoorganización ecológica, el comportamiento humano social e individual, en fin, todo lo relacionado con las sociedades humanas está implicado en el saber científico, incluso los procesos mentales que hacen posible el pensamiento religioso.
De ahí que ciencia y humanismo se entrelacen, pese a existir visiones que no lo comprenden así. Por ello la ciencia es cultura y la cultura también es, consciente o inconscientemente, ciencia porque toda forma de expresión (arte, arquitectura, música, narrativa, expresiones sociales, etcétera) es conocimiento. Pero aparte de proporcionar múltiples conocimientos de las diversas realidades, la ciencia también posee algo sin igual que es el “gozo intelectual”, como lo refirió el físico español especialista en Procesos Irreversibles, Jorge Wagensberg (1948-2018), quien también habla en su extensa obra de divulgación científica de la ciencia como arte.
¿En qué radican ambas apreciaciones? La primera está fuertemente ligada a las emociones y los sentimientos de las y los científicos cuando logran el objetivo buscado de encontrar, descubrir, demostrar, comprender, explicar, comparar, relacionar y llegar a dilucidar la realidad estudiada. Es el momento que refleja la popular expresión de Arquímedes: “Eureka”, grito de gozo cuando descubrió cómo actúa el empuje hidrostático que se le conoce como Principio de Arquímedes. Y es así porque el humano es un ser creador cuya sensibilidad emerge de los gozos mentales que, en el caso de la ciencia en general, es un gozo intelectual profundo que proporciona satisfacción y alegría, aunque también frustración cuando la hipótesis planteada es rechazada por la realidad incontrovertible.
La segunda, la ciencia como arte, es un proceso creativo que posee belleza. Belleza en su proceder metódico, belleza en su lenguaje, belleza en las hipótesis confirmadas y belleza en el conocer. Al dar prioridad al conocimiento, la investigación científica se sumerge en un complejo proceso, generalmente largo que conlleva paciencia, tenacidad, imaginación y apertura mental, hasta llegar a la luz del ansiado conocimiento que, paradójicamente, siempre abre nuevas interrogantes y alienta nuevas hipótesis que abran de ser indagadas.
Pero, claro está, para que la ciencia en general y las ciencias en lo particular, sean del ámbito de la Naturaleza, el Cosmos, la realidad Social en toda relación, la Salud y demás logre éxito y se expanda como patrimonio cognitivo de la humanidad, se requiere de condiciones institucionales públicas y privadas que apoyen, no solo con recursos económicos necesarios, sino también con ambientes que brinden las condiciones para que la mente posea, parafraseando a Wagensberg, holgura para respirar y libertad para pensar reflejándose sobre sí misma.
Cierro esta reflexión insistiendo que el conocimiento que la ciencia nos proporciona en conjunción hermana con la técnica y el espíritu humanístico, son, hoy en día, clave para impulsar y garantizar el progreso de toda sociedad, de toda nación porque, como lo he mencionado en anteriores entregas, el conocimiento tecnocientífico es valor en la economía actual.
Felicito
alcalorpolítico.com por su vigésimo aniversario y enfatizo mi reconocimiento por la gran labor periodística a favor de la información veraz, oportuna y directa realizada por este extraordinario órgano digital fundado y dirigido por el Psicólogo Joaquín Rosas Garcés. Larga vida a la verdad.