La Unidad de Manejo Ambiental para la reintroducción del venado cola blanca en las faldas del volcán Pico de Orizaba avanza, y con ello se realizarán estudios con especialistas para devolverlo al hábitat del que desapareció hace décadas.
Adrián Chahín Perdomo, consejero e integrante del Fondo Ambiental Pico de Orizaba (FAPO), explicó que desde hace varios años se inició este proyecto de conservación y repoblación del venado de caza cola blanca.
Recordó que el Odocoileus virginianus desapareció como consecuencia de la actividad humana en tierras altas y la degradación del ecosistema, por lo cual se ha considerado un proyecto integral de recuperación de la especie y el aporte económico para las comunidades de esta región.
En el valle de Orizaba, dijo, se conformó un criadero intensivo de venados, donde se trabaja en la regulación y mejora genética de los ejemplares, con el objetivo de que sean lo más parecido posible a los venados que habitaron las faldas del Pico de Orizaba hace algunas décadas. “No es cualquier venado, es el venado endémico que alguna vez existió aquí. La idea del criadero intensivo era aumentar la población al mayor número posible, y ya hemos alcanzado los números que buscábamos. Ahora estamos trasladando ejemplares a corrales de crianza en la zona del Pico, que están regulados y registrados como una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)”, explicó.
En colaboración con SEMARNAT y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), el siguiente paso será tramitar las autorizaciones necesarias para realizar liberaciones controladas de estos venados en el Parque Nacional Pico de Orizaba.
El objetivo es repoblar la zona con una especie que no solo tiene un papel ecológico crucial, sino que puede impulsar el turismo en la región. Y es que la reintroducción del venado cola blanca no solo busca restaurar el equilibrio ecológico, sino también generar oportunidades económicas para las comunidades locales, pues la presencia de estos animales atrae el turismo fotográfico y de avistamiento, que promueve la apreciación y el turismo cinegético (de caza deportiva), el cual, si se maneja de manera sustentable, puede ser una fuente importante de ingresos para los pobladores.