Al profesor Malacates ya lo apodan “la voz que clama en las cantinas”, puesto que sus alegatos en contra de la depredación de la naturaleza, causada por un sistema social basado en la producción y comercialización de todo tipo de mercancías sin otro propósito que acrecentar la acumulación de capital en beneficio de sus poseedores, parece que sólo alcanzan los oídos de los escasos parroquianos de los bares que el profe frecuenta. Son como los llamados a misa, quien quiere los atiende y el que no, pos no.
-Ahora si me harán caso, borrachos perdidos, ¡ya lo dijo el Santo Papa!
-¿Qué se trae el profe?, musitó el cantinero al oído de Sidonio.
-No sé, pero parece que ya lo agarró el delirium pues tiene días sin chupar, ya que no le han pagado su quincena por andar de mitotero con los de la CNTE.
-A ver profe, explíquenos de que se trata el asunto.
-Miren ustedes, estimados compañebrios, según informan los más importantes diarios del mundo, el papa Francisco reclamó hace unos días una revolución valiente para salvar el planeta, amenazado por el consumismo, en su encíclica sobre el medio ambiente.
“Laudato si (Alabado seas, en latín) sobre el cuidado de la casa común”, de casi 200 páginas, es el documento papal más polémico desde que Paulo VI publicó en 1968 la encíclica Humanae vitae, en la que defendió la prohibición de la Iglesia católica a la anticoncepción.
La encíclica de Francisco puede alentar a los católicos de todo el mundo a presionar a los legisladores sobre asuntos de ecología y cambio climático.
Jorge Mario Bergoglio acusó sin rodeos a la política, a la tecnología y a las finanzas de depredar el medio ambiente y generar pobreza. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, de producción y de consumo.
Francisco, químico de formación, atribuyó a la política y a las empresas no estar a la altura de los desafíos mundiales, tras haber hecho uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto en la Tierra.
Bergoglio hizo un llamado a los líderes del mundo a escuchar el grito de la tierra y de los pobres. Pidió una audaz revolución para corregir lo que describió como sistema económico estructuralmente perverso, donde los ricos explotan a los pobres y convierte a nuestro planeta en un inmenso montón de porquería.
Tras afirmar que estaba haciendo uso de los resultados de las mejores investigaciones científicas disponibles, consideró el cambio climático uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la humanidad en nuestros días y dijo que las naciones pobres son las que más sufrirán.
Pidió a las personas de distinta confesión o ateas un despertar para salvar la creación divina para las futuras generaciones. Ahora debe escucharse tanto el llanto de la Tierra como el llanto del pobre, afirmó.
“No basta con equilibrar a medias la protección de la naturaleza con las ganancias financieras o la conservación del medio ambiente con el progreso… Es cuestión de redefinir nuestro concepto de progreso. Completamente opuestos a este modelo están los ideales de armonía, justicia, fraternidad y paz propuestos por Jesús.”
Laudato si es un texto accesible y directo, lleno de dardos que harán sentirse incómodos a muchos conservadores y escépticos climáticos, incluido el Congreso de Estados Unidos, que acogerá en septiembre el primer discurso de un Papa en el Capitolio.
Sobre todo –comenta Mané- considerando que hace algunas semanas ese mismo Congreso emitió una verdad “por decreto”: por mayoría, el cuerpo legislativo resolvió que el cambio climático es un mito y, por tanto, no debe prestársele más atención ni mucho menos destinar recursos a estudios orientados a investigar su origen y la forma de detenerlo.
Por tanto, además de las catastróficas consecuencias del cambio climático está en juego la credibilidad de los resultados científicos cuando estos afectan intereses de los poderosos.
-Pero así ha sido siempre, desde que comenzó a forjarse la ciencia moderna, apunta Malacates; recuerden que la mismísima Iglesia Católica que hoy encabeza Bergoglio perseguía a los herejes que la cultivaban y llegó a quemar a varios en hogueras públicas.
-El papa Francisco es un hombre con formación científica. Si no me equivoco hizo estudios de química, argumenta Mané, además de que su discurso no solamente está basado en hechos comprobados por vías científicas sino que se sustenta en consideraciones éticas de gran solidez, es decir, hermana la verdad científica con la verdad moral, algo casi ausente en la práctica científica contemporánea.
-¡A hueso, Mané!
No ves que eso no da puntos para la productividá ni para el Sniff.
-No pierdan de vista otro aspecto, interviene Malacates, aquel destacado por el científico y católico devoto Deke Arndt cuando, refiriéndose a la encíclica, declaró: “Hay algunas cosas que la ciencia no podría escribir de manera tan bella… Creo que habla del espectro de las experiencias humanas… está dirigido al alma y al interior de nosotros”.
Francisco asumió que la actividad humana es la principal responsable del calentamiento global. La encíclica se refiere a la deforestación de la Amazonia, el deshielo de los glaciares árticos y la muerte de arrecifes de coral. Critica a los obstruccionistas escépticos climáticos que parecen más preocupados por enmascarar los problemas u ocultar sus síntomas.
En el estilo sencillo por el que se le conoce, Francisco rechazó el aire acondicionado y las urbanizaciones cerradas, y abogó en favor de automóviles compartidos, reciclaje y la cercanía con los pobres y marginados.
El Papa pidió políticas valientes, radicales y de largo plazo para que el suministro eléctrico del mundo haga una transición de los combustibles fósiles a energías renovables, y señaló que la compraventa de créditos de emisiones de dióxido de carbono no resolverá el problema, es sólo un ardid que permite mantener el consumo excesivo de algunos países y sectores.
Algunos puntos clave de Laudato si, que destacan son los siguientes:
Casa común. “Nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas… esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella”, señala al referirse a la destrucción del medio ambiente al que se debe proteger, cuidar y mejorar. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común.
Ciencia. Un consenso científico muy sólido indica que el calentamiento global es real, y limitará la cantidad de agua potable, dañará la agricultura, provocará la extinción de algunas plantas y animales, acidificará los océanos y aumentará el nivel del mar de un modo que podría inundar algunas de las ciudades más importantes del mundo. Parte del cambio climático ocurre de forma natural, apunta Francisco, pero estudios científicos indican que el calentamiento global es resultado principalmente de la actividad humana. Además, se llama a hacer más y mejores estudios sobre los organismos genéticamente modificados y su complejidad.
Tecnología. La tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución a los problemas, de hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros. Ciencia y tecnología no son neutrales, sino que pueden implicar en un proceso diversas intenciones y posibilidades. Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano.
Cultura. Francisco resalta que estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del desecho, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura. Propone contrarrestar esa cultura, ya que termina afectando al planeta entero. Dice que la Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería, por lo que llama a hacer cambios de estilos de vida, de producción y de consumo.
Economía. Jorge Mario Bergoglio dice que los países más ricos tienen una deuda ecológica con los que están en vías de desarrollo, cuyos recursos están siendo extraídos para alimentar la producción y el consumo de las naciones industrializadas. Califica esta relación de estructuralmente perversa y rechaza el argumento de que el crecimiento económico puede solucionar por sí solo el hambre y la pobreza en todo el mundo, así como restaurar el medio ambiente; argumenta que este pensamiento es una concepción mágica del mercado.
Política gubernamental. Se necesitan leyes de los gobiernos para frenar el cambio climático y es esencial concebir instituciones internacionales más fuertes y eficientes, con poder para imponer sanciones ante el incumplimiento de esas normas. Un consenso global es esencial para confrontar los problemas más graves, que no pueden ser resueltos por acciones unilaterales de parte de países en solitario, sentencia Francisco. Sin embargo, asegura que las leyes por sí solas no solucionarán el problema. Se necesita un cambio de ética en todo el mundo que incluya como prioridades el cuidado de la naturaleza y a las personas.
Gente. El Papa sostiene que cada actividad que afecta a la naturaleza debe tener en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y los desfavorecidos. En su texto apunta que el consumismo inmoral permite la continuidad de la degradación del medio ambiente. Pide utilizar las redes sociales para presionar a líderes políticos por un cambio y ayudar a quienes han perdido sus viviendas o empleos por el cambio climático. También insta a la gente a hacer pequeños cambios en su estilo de vida, incluyendo utilizar el transporte público o coches compartidos, plantar árboles (y) apagar luces innecesarias.
Fe. Francisco cita las principales enseñanzas del catolicismo respecto del cuidado de la creación y los pobres, al tiempo que argumenta en favor del imperativo moral de proteger el medio ambiente. Escribe dos nuevas oraciones para la protección del medio ambiente: pide a Dios que lleve curación a nuestras vidas, para que podamos proteger el mundo y no abusar de él, y tocar los corazones de aquellos que sólo buscan beneficio a costa de los pobres y la Tierra.
Como escribió Francisco, nadie propone volver a la Edad de Piedra, pero sí debemos frenar y mirar la realidad de forma diferente, apropiarnos del progreso positivo y sostenible que se ha hecho. Podemos, asimismo, recuperar los valores y los grandes objetivos arrollados por nuestros desatados delirios de grandeza, concluye Malacates.
-Pos ora sí que tenemos que darle su crédito a Malacates, vocifera Chon Tepochas, no podemos negar que él lo dijo primero, pero ahora que lo ha dicho el santo padre y lo ha dicho a voz en cuello, que ingue
su madre el calor, y que vengan las helodias.
¡Salú!