“La violencia masiva es cometida por genocidas, quienes son hombres ordinarios; no puede haber confianza en la gente, sólo entre quien se conoce, la familia, los amigos, pero siempre hay que estar alertas, hay una atmósfera de desconfianza y miedo que no contribuye a las relaciones sociales”, señaló el doctor Abraham de Swaan.
Entrevistado durante su participación en el “3er. Foro Internacional sobre Civilidades: discursos sentimentales”, organizado por la Facultad de Idiomas y el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana, el sociólogo holandés precisó que hay una destrucción gradual de la confianza entre la gente que no se conoce, que no son cercanos, “tienen miedo unos de otros y esto es destructivo para la sociedad”.
Durante su conferencia “Regresión al servicio del Estado: reflexiones sobre la violencia masiva”, De Swaan indicó que los seres humanos tienen un potencial de conducta violenta y está codificado en su genética. Sin embargo, las condiciones que los pueden llevar a una conducta violenta son varias.
Entre ellas se encuentran que ellos creen que su acción es justificada; sus padres y superiores los apoyan en esta creencia; corren menos riesgo al actuar violentamente que al refrenar su violencia; piensan que van a quedar impunes; esperan obtener el botín, el sexo y el honor.
“Además existe la inclinación humana bastante general a cumplir con la autoridad y de apegarse a las normas vigentes. Algunos especialistas de la violencia dan órdenes y ponen el ejemplo y los demás tienden a seguirlos. En tales circunstancias, la participación en la matanza es una cuestión de solidaridad, de no dejar que los camaradas hagan el trabajo sucio y peligroso y de mantener las propias manos limpias”, precisó.
Aseguró que la lealtad es un aspecto que se cuida mucho, una tendencia general del ser humano y vinculada a los compañeros que pelean juntos contra sus enemigos, sin importar lo inofensivos que estos puedan ser, “darse cuenta que el mensaje de odio extendido por los propagandistas genocidas se entiende como un mensaje de patriotismo, lealtad mutua, disposición a sacrificarse por la lucha común; en una palabra como un mensaje de amor, exclusivamente, para su propio grupo”.
En su conferencia abordó el tema de la mentalidad de las emociones de los genocidas, por lo que agregó que los golpes y mutilaciones del genocidio pueden crear un profundo rechazo en la mayoría de la gente, pero su aversión se extingue con el tiempo y en ocasiones puede incluso ser agradable, emocionante, convertirse en sensación de poder sobre los humanos y la vida de los demás; hasta cierto punto, un sentimiento de invulnerabilidad que no influye en los sentimientos de disgusto, vergüenza, remordimiento, ansiedad, venganza en este mundo o en el más allá.
“Si un agresor tuviera la oportunidad de abandonar sus actividades criminales, renunciar a ellas, significaría reconocer que está equivocado y en ese momento comenzaría a manifestarse una dinámica social completamente diferente”, explicó.
El doctor De Swaan señaló que una diferencia principal es que los genocidas cuentan con apoyo del Estado, fueron educados, entrenados en una sociedad en la que usualmente reciben clases, teorías que los apoyan. Ellos tienen teorías, uniformes, banderas, canciones, todo, ellos viven en una sociedad que básicamente los mantiene y los apoya, incluso muchos intelectuales y científicos están inmersos
Por otra parte, precisó que los criminales lo hacen por sus propios métodos, “no hablo de México; pero en circunstancias normales, pueden ser 20 personas y ellos no tienen banderas, manifestaciones, estaciones de radio, ni intelectuales, ellos hacen su pequeño trabajo en silencio”.
Las pandillas pueden ser cientos de personas, incluso desarrollar una cultura propia. No obstante, permanecen aislados y aseguró: “yo siento que la violencia entre las pandillas en México no tiene el soporte ni la cultura ni las tradiciones para convertirse en un verdadero movimiento, está entre una pandilla criminal y los movimientos asesinos, como podrían ser la ETA en España y el IRA en Irlanda, son organizaciones que están apoyadas por mucha gente y son movimientos de asesinos”.
Indicó que, por lo que ha visto, en México existen pandillas, “no tienen mucho apoyo ni mucho dinero; tal vez los jóvenes tengan una admiración secreta en los barrios, hacia los mayores porque tienen hermosos autos, las chicas más bonitas. No son asesinos solitarios, les llamaría pandillas asesinas, en vías de convertirse en movimientos de asesinos”.
Comentó que estos grupos no tienen una buena historia, “si tuvieran que explicar por qué lo hacen, si les preguntas que por qué lo hacen, ellos dirían que por necesidad, por salir de la pobreza; pero sí, sólo ellos y sus amigos saldrán de la pobreza. Así que el argumento moral sería difícil para ellos, saldrían con un argumento cínico como todos deben luchar por sí mismos”.
Puntualizó que al contrario, los movimientos de asesinos tienen lealtad, “son leales unos con otros, podrían arriesgar sus vidas por sus compañeros, como en la ETA y el IRA, son leales aún bajo tortura; al contrario de los mafiosos que incluso se traicionan unos a otros todo el tiempo. La diferencia está en la cultura y como lo veo, lo que está pasando en México es que entre las bandas criminales y los movimientos asesinos porque no tienen mucha cultura, puede ser una cultura de asesinatos”.
El 3er. Foro Internacional sobre Civilidades: discursos sentimentales, continuará este jueves y viernes en el Salón Azul de la Facultad de Humanidades de la Universidad Veracruzana(UV), con conferencias que inician a las 10 de la mañana.