Tal y como se está desarrollando en el país, el turismo también puede perjudicar a una comunidad indígena, tanto como las actividades enfocadas en la minería o en la obtención de energía; señaló la investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Cristina Oehmichen Bazán, durante su conferencia magistral “Pueblos Indígenas, patrimonio cultural y procesos de turistificación: de la región de refugio a la economía de identidad”.
“No nada más es la minería o los procesos energéticos, también, y a mí es lo que me llama la atención, existe el despojo no nada más de la tierra, sino de la identidad étnica manejada por las firmas empresariales nacionales y extranjeras”, advirtió.
Indicó que el proceso de “turistificación” de una comunidad puede ser “una navaja de doble filo”, especialmente para las culturas indígenas que pese a todo han mostrado habilidad para adaptarse a esta actividad económica que genera divisas a la par de las remesas de los mexicanos en el extranjero.
Refirió que este asunto también se puede abordar desde un aspecto racial, pues los principales beneficiados del sector de servicios continúan siendo los consorcios transnacionales, que pueden llegar a despojar a los pobladores de sus tierras e incluso de su identidad cultural.
“En la base de la pirámide queda la amplia masa de trabajadores de una región, algunos dicen: 'terminamos perdiendo nuestras tierras para ir a barrer y sacudir los cuartos de los turistas'”, expuso Oehmichen Bazán y reconoció que hay casos en el país que terminan con un balance ambivalente, ya que el turismo tiene cosas positivas y negativas en cuanto al desarrollo de una región.
“Pero hay un mercado de trabajo racializado, en donde los puestos altos son para personas que tienen un genotipo europeo y que de preferencia hablen inglés o francés; por ello, hay que reflexionar sobre estos procesos”, subrayó.
Como parte de la “Cátedra Gonzalo Aguirre Beltrán”, en La Unidad Regional Golfo del CIESAS, planteó que los habitantes de una comunidad deben ser incorporadas en el mercado de trabajo turístico no sólo por lo que saben hacer, sino “también porque son portadores de ciertas identidades”.
Asimismo, evidenció que los programas públicos para el desarrollo de esta industria benefician principalmente a los propietarios de las cadenas hoteleras o de empresas enfocadas en el sector terciario; esto ocurre con programas como el de Pueblos Mágicos, en donde irónicamente la mayoría de los vendedores ambulantes locales son retirados para dar espacio a las empresas foráneas que terminan por atender las necesidades de los visitantes.
Igualmente, cuestionó que la mayoría de las actividades provocan un daño ecológico sin generar una compensación, de ahí que es importante dar un nuevo enfoque a la forma en que se fomenta y se desarrolla la actividad turística en México o en estados como Veracruz.