La Secretaría de Salud ha estado quemando medicamento en diversas partes del Estado, contraviniendo toda norma de salud y medioambiental, dañando la salud de los habitantes cercanos a las zonas, además de que trasgrede la correcta disposición final que realizan empresas especializadas.
Personal de la Dependencia estatal ha estado trasladando medicamento presuntamente caduco a través de tráileres a la zona costera del Estado y de manera minoritaria, pero igualmente ilegal, al municipio de Banderilla, en un terreno que pertenece a la Jurisdicción Sanitaria con sede en Xalapa.
Entre otros muchos medicamentos, gotas y jarabes, se observan residuos de metropolol, usado para la hipertensión, beclometasona, usada para evitar la dificultad para respirar; ácido acetilsalicílico, auxiliar para el mejor flujo de sangre; aluminio y magnesio, son antiácidos; ácido ascórbico o vitamina C, dalatar, que es un antibiótico; depakene, usado para tratar trastornos convulsivos; exacol está indicado en el tratamiento de las afecciones de la conjuntiva y de la córnea y ampicilina, antibiótico similar a la penicilina usado para tratar ciertas infecciones provocadas por las bacterias.
Ahí, van dejando cargamentos pequeños de medicamentos caducos que incineran con diésel y que personal que resguarda el lugar tiene la consigna de incinerar, lo que genera que en el lugar se despidan fuertes olores a medicamento y que dejan un sabor amargo en la boca aún a varios metros de distancia.
De acuerdo a las normas oficiales, cada medicamento para ser desechado requiere de un procedimiento adecuado, pues cada uno tiene una guía de manejo que se debe seguir.
Y sin embargo, la Secretaría de Salud, quizá por no lograr distribuir el medicamento a tiempo se le caduca y no le queda más que quemarlo en cualquier lugar, ya que no cuenta con instalaciones adecuadas para la incineración de los medicamentos.
De acuerdo con la evidencia fotográfica con que cuenta el medio de comunicación y luego de una inspección física por el lugar, se pudo confirmar que en el sitio se está quemando medicamento, además de que vecinos cercanos al lugar se desmayaron de manera inesperada por los fuertes olores y es que si bien no se puede afirmar que sea por los medicamentos, es muy probable que se deba a la quema de los “blisters”, que son los empaques de las tabletas y que están hechos a base de PVC, lo que es altamente contaminante.
Fue informado a esta redacción que los empleados de la Secretaría de Salud pertenecían a las Jornadas de Salud de Alta Especialidad, área que fue desaparecida a partir del 1 de julio, pero que estaban a cargo de Gerda I. Guzmán Beer, quien tras los cambios administrativos ahora se desempeña como subdirectora de la Dirección de Protección contra riesgos sanitarios de la misma Secretaría.
Adela González Tourren se quedó a cargo de las Jornadas o del desmantelamiento de las jornadas, lo cual presuntamente también incluye el desmantelamiento de los tráileres en los que se desplazaban y que con bombo y platillo entregó el gobernador Javier Duarte, en un evento en donde se anunció que las jornadas prestarían sus servicios médicos en zonas donde no llega la atención médica de especialidad.
El personal de la Secretaría está sacando el medicamento, presuntamente caduco de una bodega ubicada en la calle de Perú, en esta capital y en forma paulatina está quemando el medicamento en el terreno de la Jurisdicción.
Al parecer las órdenes son que dejen el medicamento caduco en el lugar y los policías que cuidan se encarguen de hacer la quema.
De ser así, la Secretaría de Salud estaría incurriendo en delitos graves como daño patrimonial, delitos contra la salud, contaminación ambiental, todo con la finalidad de destruir evidencia de presuntos actos de corrupción.
La Secretaría de Salud y su titular, Fernando Benítez Obeso deberá explicar si la quema de ese medicamento es porque estaba caduco y por qué no se distribuyó a tiempo o por qué no realizaron la compra controlada de medicamentos para evitar los desperdicios o como muchas veces se ha especulado, que se trate de placebos que obtuvieron a muy bajos costos, pero que sirvieron para comprobar los millonarios desembolsos.