En el país están identificados 594 sitios de suelo y cuerpos de agua potencialmente contaminados ubicados en zonas urbanas y rurales, de los cuales 66 se encuentran en Veracruz, que es la entidad federativa con el mayor número, seguido de Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Colima, Estado de México, Michoacán, Chihuahua, Aguascalientes y San Luis Potosí.
En esos sitios se presume un problema ambiental pero no se ha realizado una caracterización o estudio que permita comprobar su contaminación.
Del total de esos, 8 son propiedad de la Federación, entidades federativas o municipios. Las entidades federativas y municipios, cuando son propietarias de predios cuyos suelos se encuentran contaminados, también son responsables de su remediación. Sin embargo, las entidades federativas y municipios no siempre tienen la capacidad técnica o económica suficiente para llevar a cabo la remediación, a través de la elaboración de programas de remediación de pasivos ambientales y proyectos ejecutivos.
Debido a que los vacíos de información dificultan las acciones efectivas para solucionar la contaminación, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) elaboró el Programa Nacional de Remediación de Sitios Contaminados.
Las principales causas de contaminación son las actividades mineras, actividades del sector industrial y de hidrocarburos, depósito de residuos de manera irregular (a cielo abierto) y uso de aguas residuales en irrigación de campos agrícolas.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los contaminantes en suelo degradan la biodiversidad y funcionamiento del suelo y pueden reducir la productividad agrícola, así como causar enfermedades e incluso la muerte en los humanos y en la flora y fauna silvestre.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que la contaminación del suelo provoca una reacción en cadena, ya que altera la biodiversidad del suelo, reduciendo la materia orgánica que contiene y su capacidad para actuar como filtro y genera contaminación en el agua almacenada en el suelo y el agua subterránea, provocando un desequilibrio de sus nutrientes.
El suelo contaminado puede liberar contaminantes en las aguas subterráneas que luego se acumulan en los tejidos de las plantas y pasan a los animales que pastan, a las aves y finalmente a los humanos que se alimentan de las plantas y los animales.
Los contaminantes en el suelo, aguas subterráneas y en la cadena alimentaria pueden causar diversas enfermedades y una excesiva mortalidad en la población, desde efectos agudos a corto plazo como intoxicaciones o diarrea, hasta otros crónicos a largo plazo, como el cáncer.
Ante ello, las prioridades del Programa es fortalecer el Inventario Nacional de Sitios Contaminados (INSC), promover acciones de remediación en sitios contaminados para contribuir al bienestar de la población y fortalecer el marco normativo para la remediación de sitios contaminados.
La falta de información obstaculiza las acciones que permitan resolver los problemas ambientales y de salud ocasionados por este tipo de contaminación, por ello, mantener actualizado el INSC y más aún, que se integre información de otras instituciones como la CONAGUA y la PROFEPA, es de gran relevancia.
Tener un INSC actualizado y fortalecido permitirá determinar la tendencia de la contaminación; por ejemplo, identificar qué contaminantes son los más recurrentes en los sitios, cómo se distribuyen, qué cantidad de suelo y agua se afecta, etcétera. Esto, a su vez, permitirá contribuir en la toma de decisiones de las autoridades en la atención de sitios contaminados.