La empresa Tesla, que construirá una mega fábrica en el estado de Nuevo León para producir autos eléctricos, ya está difundiendo las convocatorias de oferta laboral para la etapa constructiva y posterior que implica operación, reclutamiento de recursos humanos y logística operativa.
A través de convocatorias que fueron publicitadas en Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México, ámbitos donde hay dinámicas de impulso tecnocientífico, se solicita un buen número de especialistas con conocimientos, habilidades y cierta experiencia en su campo laboral en materia de desarrollo de sitios Web, ingeniería de construcción, diseñador de sistemas fotovoltaicos y de energía solar, ingeniería de protección y seguridad, ingenieros eléctricos, civiles, mecánicos y de información, arquitectos en construcción e instalaciones, especialistas en operaciones gerenciales y de logística, técnicos en salud y seguridad ambiental, desarrollador de ventas, operadores de seguridad laboral, control de proyectos y control de calidad, como también expertos en participación comunitaria.
Estas son algunos de los campos profesionales y técnicos que he visto en las convocatorias laborales que, hasta ahora, he consultado. Desde luego para cada campo se solicita un perfil de conocimientos especializados en función de las necesidades productivas, inmediatas y mediatas de la empresa en su fase constructiva, lo que implica la planeación operativa futura.
Eso no es de extrañar, pues es lógico que se solicite un alto nivel referenciado con la profesión y de habilidades operativas aplicadas con esmero. Lo que llamó mi atención es la relación de habilidades intelectuales y emocionales que se le solicitan al aspirante, las que están claramente expuestas en las convocatorias.
Habilidades que poseen una implicación humanística por referir a aspectos de sociabilidad emocional, convivialidad individual y colectiva, personal y grupal. Son claros perfiles humanísticos los que se están solicitando, fundamentales para la integración cultural, multidisciplinar y dialógica entre personas, disciplinas y colectivos laborales. Se solicita tener capacidad para el trabajo transversal lo que conlleva aspectos esenciales: saber comunicarse de manera sucinta, clara y directa entre colegas del mismo campo, comunicarse entre campos relacionados que interactúan en todos los niveles de organización operacional y principios éticos de respeto y escucha.
Habilidad que se adquiere cuando existe una formación instrumental humanística que habilita al ejercicio dialógico. Otro elemento solicitado es capacidad socioemocional para trabajar en entornos acelerados, esto es, navegar en la incertidumbre en ambientes de rápido cambio lo que requiere que la persona sepa trabajar de forma autónoma a la par de colaborativa, dos perfiles alejados de la idea de competitividad individual que no cuadra en el contexto de las empresas donde conocimiento y estabilidad emocional son básicos para la operatividad combinada y de multitarea recurrente, que es otro de los requisitos solicitados, a la par de ser individuos con afinidad por la productividad y la gestión de proyectos.
Aspecto que se recalca de manera directa es poseer capacidad de comunicación amplia e impecable en forma escrita y oral, condición
sine qua non para el trabajo colaborativo con vínculos transversales, elaboración de informes y formulación de proyectos o iniciativas productivas. Se insiste de manera reiterada que la persona posea capacidad de “mantenerse organizado”, “altamente estructurado”, ser “capaz de funcionar de manera autónoma” y “de trabajo grupal con otras personas en entornos colaborativos y de alto dinamismo”, así como ser capaz de aprender mediante “gestión remota” en “entornos acelerados con prioridad cambiante” o “entorno acelerado con cronogramas agresivos”.
En palabras llanas: salud socioemocional, apertura mental para comprender y aprender, autonomía cognitiva y operativa, habilidad perceptiva y actitud propositiva para la solución de problemas, son requisitos laborales remarcados en las convocatorias para un ambiente laboral donde no basta tener un alto nivel profesional actualizado en conocimientos de punta y aplicabilidad técnica, sino también de habilidades dialógicas orientadas a propiciar un impacto productivo continuo entre personas, conjuntos expertos transversales, fomentar la imaginación creativa y alentar procesos organizacionales de la empresa.
Y estos perfiles se logran en un proceso de formación profesional con intervención transversal del conocimiento humanístico, núcleo intelectual propicio para cultivar habilidades que requieren de perfiles polivalentes, multiculturales, multidisciplinares y dialógicos que son argamasa para facilitar la inserción laboral en la era del conocimiento que pide creatividad, imaginación innovadora, autonomía en el aprender, responsabilidad y estabilidad emocional, demandas “cuya raíz se encuentra esencialmente en el cultivo de saberes humanísticos que son capaces de facilitar una apertura a mundos posibles”, nos dice Albert Moya, Vicedecano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Internacional de Cataluña.
La pregunta derivada ¿en qué medida existe relación del saber humanístico y de éste con otros campos de formación profesional para aportar una actitud cocreativa en cualquier contexto laboral? Tema abierto a la reflexión para su inclusión transversal en todo campo profesional, pues los requisitos laborales de Tesla lo que indican es la tendencia hacia una cultura laboral de aprendizaje continuo en entornos cambiantes en los que comunicación, colaboración y gestión requieren de habilidades intelectuales y perceptivas que emanan del conocimiento humanístico.