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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Pensar

José Manuel Velasco Toro 17/10/2024

alcalorpolitico.com

Byung-Chul Han, filósofo de origen Surcoreano radicado en Alemania, dictó tres conferencias en el marco de los 50 años de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica Portuguesa en abril de 2023, tanto en Oporto como en Lisboa. La trilogía de las conferencias fue publicada, en un primero volumen, por la editorial Paidós bajo el título La tonalidad del pensamiento (2024). Los temas tratados y reflexiones realizadas fueron “la Tonalidad del Pensamiento” que da nombre al libro, Sobre Eros” y “Sobre la Esperanza”.

Inicia su primera conferencia con una bella metáfora comparativa. Explica que en alemán la palabra Flügel tiene el significado de ala, pero también de “piano de cola”, ala para despegar y tono para alegrar, y plantea, retomando al filósofo Heidegger, que el pensamiento en una experiencia de vuelo, pues quien piensa despega “hacia lo intransitado, hacia lo que aún no ha nacido o hacia lo venidero; en definitiva, hacia lo nuevo”. Pensar posee la belleza de eros, paradoja que nos ayuda a pensar con variaciones, tonalidades que alejan al pensamiento de lo idéntico, pues lo “idéntico no permite ninguna variación. Carece de anchura y de distancia”.

Esta reflexión la entreteje con su experiencia de jardinero que narra en su libro, Loa a la tierra: un viaje al jardín (Herder, 2019), viaje en “un tiempo de lo distinto”. En ambas obras conduce su pensar hacia el significado de la felicidad cuando vuelve a la tierra. Y afirma una verdad contundente y peligrosa para la humanidad: “Hoy estamos abandonando el orden terrestre, el orden de la tierra, debido principalmente a la digitalización e informatización del mundo. Hemos dejado de percibir la fuerza de la tierra, que tanta vida y felicidad genera”. Una voz interior que hemos dejado de oír, que ignoramos percibir y que, sin saberlo, nos hace sentir muertos, cuando la belleza de la tierra posee la fosforescencia de la vida.



Otro aspecto que aborda es el de la digitalización, para ello recurre a una metáfora de Kafka y señala que ésta parece más la danza de “espectros digitales” pues es “una comunicación sin presencia” de la persona. Comunicación fantasmal que deprime, pues solo la presencia de la persona nos “hace felices”. Y pone de ejemplo las reuniones por Zoom que, señala, “nos obligan a contemplarnos constantemente en el espejo digital. Y contemplar nuestro propio rostro en la pantalla nos cansa”.

En la digitalización se pierde nuestra relación con el mundo, entonces ocurre que al desaparecer el “vínculo con los objetos, el yo regresa hacia sí mismo” volviéndolo carente de mundo lo que le conduce al aislamiento, la ansiedad y la depresión. Sobre todo, porque mediante la digitalización queremos disponer del otro, ubicarlo y seguirlo, lo cual destruye la comunicación por el afán de disponer del otro en cada momento y a cada instante. No hay mirada a los ojos, pero sí hay alteración en la relación no sólo con el otro, sino también con nosotros mismos.

Otra idea central en la tonalidad del pensamiento es el de la libertad, reflexión que está contenida a profundidad en su libro La sociedad del cansancio (Herder, 2012). La idea de la desaparición del otro también conlleva a la auto explotación contenida en la sociedad del rendimiento, lo que acarrea la pérdida de la dignidad personal, pues ante la ilusión de que nos estamos realizando social y laboralmente, ejercemos una presión destructiva hacia nosotros mismos, creándonos como sujeto sometido “bajo la forma de rendimiento y de optimización” del hacer de nuestras propias presiones.



La paradoja es que en esta era digital la libertad ha sido distorsionada por la idea del deber disciplinario que se corresponde con los mandamientos de la eficiencia y la eficacia, una conducta que nace del deber y no del poder. Al respecto Han recalca: “la libertad es la figura contraria a la presión. Ser libre significa estar libre de presiones. Y, sin embargo, esta libertad que constituye lo contrario de la presión genera por sí misma presiones insoportables”. También lamenta el cómo la digitalización ha racionalizado el amor al expandirlo a la categoría de elección.

Es decir, a la desaparición del otro por la narcisificación de uno mismo. El perfil del yo se afana por eliminar la otredad y busca exaltar el amor propio en un intento, no de ser auténticos sino iguales cual clones de este mundo, para terminar inmersos en el “infierno de lo idéntico” como “títeres movidos desde fuera”, donde el sujeto carece de mundo y al sentirse abandonado cuando el otro lo ignora, se sumerge en la depresión y la angustia de la subjetividad narcisista.

En este orden de ideas, resalta la importancia del lenguaje que es voz y señala que solo adquiere voz en presencia del otro, pues solo “el tú proporciona voz al lenguaje”, no así los textos de mensajes que frecuentemente son interpretados de manera distorsionada generando confusión e incomunicabilidad. Empero, en la voz del lenguaje tú a tú, la emoción tiene un papel muy importante pues posee la magia del sentimiento que nos permite establecer el diálogo Inter comunicativo verbal y gestual, corporal y entonado, ya que solo “es posible pensar con el cuerpo. Con la emoción, con el sentimiento. Solo es posible pensar con la mortalidad”.



En cambio, en la inmersión de lo digital lo narrativo se distorsiona al ser colonizado por la inmediatez de lo virtual que bloquea la calma que requiere tiempo para pensar y reflexionar. Y concluyo con una larga cita de Byung-Chul Han que resume claramente la realidad vivida, “Un rebaño no es lo mismo que un siervo. El siervo puede rebelarse; el rebaño no. El rebaño no abandona el redil, porque solo en él encuentra su alimento. Vivimos en un redil digital, vivimos como un rebaño de los datos, como un rebaño de la comunicación y solo conocemos la palabra: like. Es triste”.