La comunidad católica rememoró los presentes de oro, incienso y mirra que llevaron los Magos de Oriente al niño Jesús, con la particularidad de que a los infantes les despierta el deseo de un regalo o un detalle que sus padres u otras personas de su entorno les comparte, señaló el presbítero Samuel Juárez Matilde.
El titular de la parroquia San Francisco de Asís explicó que para la sociedad en general esta fecha es motivo para partir la rosca, “que no deja de recordarnos que la circularidad es la vida eterna que Dios nos trae por su hijo Jesucristo”.
Añadió que al niño Jesús lo encontramos dentro de la rosca como un misterio como el que tuvieron los Magos de Oriente, cuando en el camino de repente se les perdió la estrella y tuvieron que acercarse a preguntar a Herodes.
“Cuando partimos una rosca también queremos encontrarnos con el niño Dios, pero no sabemos dónde está y vamos en ese misterio de búsqueda”, agregó.
En este contexto, dijo que la invitación de la Iglesia es imitar la cualidad de los Magos de Oriente en el sentido de la perseverancia.
“La vida que ahora iniciamos con este nuevo año también es una oportunidad para ser perseverantes, con buenos propósitos, porque a veces hacemos propósitos, pero no se logran con solamente proponerlo, sino en la vida cotidiana hay que ser perseverantes, y la vida religiosa cristiana nos invita a ser perseverantes en la búsqueda de Dios, leyendo la palabra de Dios, acercándonos domingo a domingo a la eucaristía y convertirnos también en buscadores del amor de Dios.
El párroco anotó que para la iglesia el domingo fue la celebración de la fiesta de la Epifanía, mientras que para toda la comunidad es el 6 de enero el día de Reyes.
“La Navidad para nosotros va desde el 24 de diciembre hasta el bautismo del Señor, que celebramos con la fiesta litúrgica de la Epifanía, que nos recuerda que Jesús se manifiesta no solamente a una particularidad de los pastores, sino que el amor de Dios y la salvación se abre a toda la humanidad representada en los Magos de Oriente”, concluyó.