La investigadora Celia del Palacio Montiel afirmó que el periodismo enfrenta una creciente “ola” de violencia, pues los políticos en general quieren “medios a modo” para que se vea lo bueno y no el ángulo crítico de lo que están haciendo, de ahí que en otros países ya se habla de una “mexicanización” respecto a la forma en que se violenta a los comunicadores para evitar que ciertos temas salgan a la luz.
Además, en entrevista con
TeleClic, señaló que a nivel local en ocasiones la violencia se exacerba en contra de los comunicadores, sobre todo cuando existe la unión del Gobierno con grupos del crimen organizado o se tocan los intereses de caciques o personas con el control político y económico de una región.
La historiadora por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV), mencionó que incluso existe un paralelismo histórico entre las represiones del Porfiriato y las agresiones actuales.
“Los gobernantes quieren recibir solamente elogios todo el tiempo. No quieren que se les critique, no quieren que se investigue qué es exactamente lo que están haciendo, que no juzguen su actividad ni la manera en que gastan el presupuesto, etcétera.
“Entonces, han intentado siempre silenciar a los periodistas y en efecto, esto es algo que tiene muchos años de suceder, desde el porfiriato, digamos, hay muchos periodistas que fueron a la cárcel y que quedaron ahí y escribían desde la cárcel”.
Señaló que en diversas regiones existe una gobernanza “paralegal”, donde se han unido los gobiernos con grupos criminales, lo que les permite violentar de una manera mucho más cruenta a los periodistas.
“Eso es lo que ha estado ocurriendo en los últimos años, desde el 2006 hasta ahora sigue creciendo el número de periodistas asesinados y, por supuesto, violentados de todas las maneras posibles, que reciben ataques, que reciben amagos silenciadores, amenazas, hostigamiento, todo tipo de violencias contra ellos”, añadió Palacio Montiel.
La historiadora refirió que, en el siglo XIX, el encarcelamiento era un medio común para silenciar voces críticas. Hoy, esa violencia ha escalado, generando escenarios de mayor brutalidad, por ello los periodistas ni siquiera se enteran qué intereses tocaron con sus publicaciones, pues ahora ni siquiera existen advertencias.
Para la investigadora esto conjuga otras precariedades ante una violencia estructural que tiene que ver con los malos salarios y con el maltrato que reciben los periodistas “por todos lados”.
“Los gobernantes, antes que atacarlos de manera física, hostigarlos de otras maneras, simplemente empiezan a insultar. Eso lo sabemos claramente desde hace algunos años”.
La académica detalló cómo esta dinámica de violencia estructural e impunidad se traduce en una percepción pública que minimiza el valor del periodismo. En su opinión, la falta de interés por parte de la ciudadanía y la descalificación sistemática desde el poder contribuyen a perpetuar esta situación.
“Esto también es resaltado porque la gente no apoya. La gente no apoya a los periodistas. La gente se pregunta, bueno, si los matan, ¿será que en algo andaban? O será porque están maiceados y no quisieron llegar a acuerdos con el gobernante, etcétera. Entonces, pues que los maten y eso yo lo he oído muchas veces. ‘Es que era un chismoso. A mí qué me importa eso’.
“Entonces, por eso es muy fácil atacar a los periodistas. Si alguien mata a un periodista no va a haber absolutamente ninguna represalia. Vemos que la impunidad es una de las causas más grandes de este tipo de agresiones. Sabemos que no pasa nada si alguien mata un periodista”.
Falta periodismo profesional
Sobre la profesionalización del periodismo, la doctora señaló la creciente precariedad de los comunicadores en regiones rurales y comunidades pequeñas. En estos contextos, la falta de formación y recursos expone a los periodistas a riesgos mayores. “No es lo mismo un periodista en la Ciudad de México, con acceso a seguridad y redes de apoyo, que uno en un pueblo de Veracruz, donde cualquier declaración puede costarle la vida”, explicó.
Frente a este escenario, destacó la creatividad de nuevos modelos periodísticos que buscan sortear los riesgos. Entre ellos, mencionó proyectos colaborativos, libros de investigación, documentales y teatro como alternativas para visibilizar problemáticas sociales.
Respecto a la libertad de expresión en América Latina, Del Palacio fue contundente: “Como en el caso de Cuba y últimamente otros países como Nicaragua, donde los periodistas han tenido que salir del país directamente: “está pasando en otras partes de América Latina, sobre todo en las fronteras, digamos, en estas zonas silenciadas, que justo se ataca a los periodistas para que no hablen de eso. Se está hablando ya de una mexicanización de la violencia en el norte de Argentina, en su frontera con Brasil y Paraguay. Ya se habla de esta mexicanización, de violentar a los periodistas, callarlos, matarlos”.
Finalmente, la historiadora llamó a una alfabetización mediática que permita a la ciudadanía comprender el rol del periodista y la importancia de defender la libertad de expresión, así como para que los propios comunicadores, sobre todo los independientes, no se pongan en riesgo.
“Esos son los que están más en peligro por ser independientes y por tener toda la autonomía para decir lo que quieran y pues de pronto lo que dicen pues ni contribuye tanto a la verdad, ni va a ser a favor de los ciudadanos tampoco, simplemente se están poniendo en un riesgo terrible.
- ¿Podría ser que los trabajadores del periodismo tengan que optar entre estar al servicio del gobierno o estar a favor de los intereses de la sociedad como únicas opciones?
“No, yo creo que no es la única opción. Ciertamente se le ha enfrentado a esta única posibilidad, digamos, porque el criminal llega ‘o plata o plomo' y el gobernante también llega, ‘oye, pues estás conmigo y recibes tal o te hago, no sé, director de comunicación social del municipio’ (…).
“Hay muchos periodistas en el exilio, otros deciden callarse y dedicarse de plano a otra cosa, por ejemplo, pero hay otras muchas maneras de ejercer el periodismo sin tener que caer en esos dos extremos. Estamos viendo ahora jóvenes periodistas que han hecho ya muchos proyectos creativos”, consideró para terminar.