Con respetuosa dedicatoria a nuestros servidores públicos.
Obviamente no hay regla sin excepción, damos por hecho que hay escasos y contados personajes dentro de nuestra mediocre clase política mexicana que valen la pena, que son la honrosa excepción, que no forman parte del común denominador. Aclarado lo anterior, ciertamente circula fuerte por Internet y con todo el peso de la verdad, un video donde el valiente empresario regiomontano, Gilberto Lozano González, interpreta cabalmente el hartazgo de los mexicanos ante tanto engaño, abuso, impunidad e ineptitud de quienes constitucionalmente son nuestros empleados. Así lo establece el artículo 39 de nuestra Carta Magna donde se afirma que el poder dimana del pueblo. Ahí queda claro que el pueblo es el Mandante y el presidente el Mandatario.
Ese video anunció, en su momento, la realización del Tercer Congreso Ciudadano que se llevaría a cabo en Monterrey. En ese documental se convoca a la ciudadanía a despertar del letargo, de la apatía y de la irresponsable actitud de importamadrismo a fin de consolidar, -entre otras cosas-, las candidaturas ciudadanas para poner orden en nuestro México y quitarnos de esa forma los pésimos empleados que nos han dado las agencias de colocación llamadas
partidos políticos. Mismos que tienen secuestrada la democracia a quien irónicamente pregonan defender.
Es un hecho real que el mundo entero actualmente se convulsiona con protestas y bloqueos de vías de comunicación, huelgas, tomas de universidades y caos ciudadano ante tanta injusticia, despilfarro y desacierto de quienes hacen mal uso del poder. Lozano González tiene absoluta razón cuando explica que los papeles se han invertido a tal grado que los señores que mal gobiernan en lugar de servirle al pueblo lo tienen esclavizado y empobrecido. No saben hacer otra cosa que inventar nuevos impuestos.
Realmente esta caterva de menesterosos no produce riqueza. ¡Vamos! ¡Ni un pinche centavo partido por mitad! Son zánganos prepotentes que no tienen la menor idea de lo que es su obligación sobre cómo deberían administrar nuestros impuestos. En cambio, son expertos para la saquear, defraudar, engañar. Son los amos de la demagogia, la mentira, el embuste, la tranza y el trinquete. En verdad indigna que hasta los pepenadores vayan a estar fichados para pagar impuestos.
Y mire usted gentil e inteligente lector, con sus excepcionales rarezas que nos merecen todo respeto como al principio lo citamos, no hay un infeliz de estos que en campaña prometa que al llegar al poder va a aumentar los impuestos, esto no lo dicen, lo ocultan; pero después, al llegar al poder sacan sus filosas fauces y con mente perversa ingenian inconcebibles impuestos. Para eso sí les trabajan sus atrofiadas neuronas cerebrales; ya ve usted, pretendieron ponerle impuestos a los alimentos y medicinas como si el alimentarse y estar enfermo fuera un lujo; ¡Poca m…! A ese paso el derecho a la vida como lo marcan los más altos cánones éticos y religiosos será un lujo por el que tendremos que pagar impuestos. De hecho, se dice a ese respecto que cada niño aun sin nacer, estando aun en el vientre de su madre ya tiene hoy una deuda de 15 mil pesos que le corresponden pagar por concepto de lo que se han robado esos descerebrados que hemos tenido como gobernantes o presidentes. ¡Hágame el refavrón cavor! ¡México arruinado!
Ese video enciende la sangre del más calmado. Vergonzosamente tenemos como representantes de los intereses del pueblo a los llamados diputados, pero estos son una bola de castrados levantadedos que únicamente defienden los intereses de sus partidos, no los nuestros. De tal suerte que nada raro será que pronto inventen, si seguimos aletargados, sumisos y apocados, un impuesto por cada vez que respiremos, algún chip por cada orgasmo, en fin... Lo peor es que están surgiendo nombres de embusteros profesionales como próximos candidatos a ser otra vez nuestros representantes ahí, donde se aprueban las leyes, dónde siendo ya diputados lo primero que aprueban es el aumento a sus onerosos sueldos que obtienen del dinero del pueblo y del petróleo que pertenece a todos los mexicanos.
Por supuesto que a esas rémoras del sistema, los exhibiremos con nombre y apellido en tanto cobran fuerza los movimientos civiles libres de partidos políticos que, por cierto, nos cuestan 10 mil millones de pesos anuales mantenerlos; llámense PRA, PRE, PRI o PRU, sean morenas o rubias o de cualquier color; todos son la misma jeringa con diferente bitoque.
El caso es que a estos señores que imponen los partidos en la papeleta para ser votados, -ojo-, no elegidos, son prebendas de los propios partidos para sus incondicionales, los proclives a la cultura del doblez. Los partidos jamás toman en cuenta a gente valiosa con espíritu real de servicio. ¿Acaso usted eligió algún regidor de los que están? ¿Los conoce? El caso es que ahora con ese despertar ciudadano, con medios abiertos y plurales, a esos empleados pésimos: diputados, alcaldes, gobernadores o funcionarios de alto rango o de medio pelo que nos endilgan los partidos, cada día les será más difícil llegar a esos cargos donde
la traición es su diario vivir; ¡La prensa responsable que hoy escribe y publica historia, le cumple a México!
Porque si el mundo entero está cambiando y poniendo orden en sus gobiernos, México ya ha empezado a hacerlo y las manifestaciones diarias por todas partes son el resultado de ese vómito natural que causan los malos servidores públicos acertadamente llamados padrotes de la política. Ahora con ese nuevo movimiento que apenas lleva su tercer Congreso y ya se habla de los que siguen, todos los funcionarios públicos deberán entender que son ellos los empleados y quien paga con sus impuestos es el patrón, el pueblo. ¡Viva México señores! Ajuuuuaaaaaaaaa.