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Argumento l?gico impecable no garantiza contenido verdadero

Los medios expresan opiniones, no sólo información objetiva

Dunia Salas Rivera Xalapa, Ver. 03/08/2006

alcalorpolitico.com

Los medios de comunicación tienen muchas razones por las cuales apelar al manejo de la voluntad sin que haya una argumentación de fondo, esto es, hacer uso de la lexis y carecer de logos en sus discursos, aseguró el filósofo Carlos López en la conferencia “Análisis lógico de argumentos, falacias y retórica”.

Esta idea de manipulación también está mediada por una concepción ética de lo que debe ser la palabra, porque cuando alguien trata de convencernos de hacer algo sin que haya un contenido lógico detrás no está siendo un hombre de bien, ya que no está siendo justo al mostrar sus reglas de argumentación para que la otra persona pueda discutir; además, tampoco está mostrando sus contenidos, añadió.

Ante un numeroso auditorio congregado en el Departamento de Inteligencia Artificial (DIA) de la Universidad Veracruzana (UV), el catedrático de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habló de la argumentación lógica y de la persuasión retórica en los medios masivos, valiéndose de exposiciones acerca de lo que la tradición analítica en filosofía considera falacias y de las consideraciones clásicas que los retóricos latinos manejaban como el arte de decir las cosas.

Durante el primero de una serie de “Logiloquios” que se celebrarán cada viernes en el DIA, López hizo una revisión de cómo los medios masivos manipulan la información. Explicó que en éstos hay un pretendido manejo del logos porque se supone que son meramente informativos: “Según ellos no están expresando opiniones sino información, pero ésta se editorializa y está orientada por la opinión de la televisora”.

El ponente añadió que el medio le da al espectador la información como si fueran las premisas de un argumento y lo deja abierto a su experiencia racional para que saque las conclusiones implícitamente: “Los medios de comunicación tienen el gran poder de generar poder al sesgar la opinión del espectador”. En nuestro México contemporáneo, puntualizó, tenemos muchas variantes –algunas muy elaboradas y sofisticadas, otras mucho más burdas– de invitaciones a la conclusión inferencial o implícita, a partir de información manejada desde la lexis.

Para esto, el también académico de la Facultad de Filosofía de la UNAM, Rafael Mondragón, desglosó un reportaje realizado a partir del caso de San Salvador Atenco y desde una perspectiva analítica reconstruyó el proceso inferencial al que se conmina al espectador con la información proporcionada y ubicó en dónde el proceso inferencial es falaz.

Posteriormente, pasó al análisis retórico a partir del cual localizó las figuras que apelan a los sentimientos y al movimiento de la voluntad de múltiples maneras y que sirve para generar un efecto preciso en el espectador.

Mondragón y López ejemplificaron este tipo de manipulación a partir de las declaraciones del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, respecto a los más recientes hechos que involucran al movimiento de Atenco. Peña Nieto, expusieron los ponentes, dijo: “La policía que estaba a mi cargo no cometió ningún exceso con las mujeres. Si las violaron, tienen la posibilidad de presentar sus denuncias y que se dejen revisar por los médicos que pusimos para determinar si efectivamente fueron violadas”.

Esto implica, analizaron los conferencistas, que si las mujeres no denuncian, por tanto, no hubo excesos: “Este es un argumento válido e impecable, pero debemos preguntarnos si es verdadero, si es suficiente con que hayan sido violadas para que denuncien y si una afirmación es consecuencia de la otra”.

Mondragón dijo que psicológicamente una persona que fue violada difícilmente va a permitir que lo revise una persona del mismo grupo que la violó: “Esto es lo que está por debajo de la verdad de esa afirmación. Un argumento válido que no funciona en la conclusión de verdad porque tiene un truco retórico para hacernos creer su verdad”.

Los académicos concluyeron que la verdad de la relación hipotética entre estas dos cosas está disfrazada con una afirmación que depende de la valentía y que pone a prueba la legitimidad de las acciones como gobierno contra la capacidad de denuncia de las personas: “Una afirmación está disfrazada sobre de otra y está postulando un argumento de estructura lógica infalible pero de contenido semántico falso”.