La contradicción política que hoy vive la sociedad mexicana radica en su confusión ciudadana, puesto que la única ciudadanía realmente existente en el país es la jurídica; es decir, se cumplen 18 años y ya se tiene la capacidad de votar, pero aquella ciudadanía cívica y política que históricamente construía a la ciudad no existe, la que cuestionaba y criticaba al poder político municipal y/o estatal, la que escribía en periódicos locales para corregir las fallas gubernamentales, todo esto no se tiene, inclusive en la parte política asistimos a una nueva tragicomedia que es parte de la democracia mexicana, la cual iré describiendo lo que como observador percibo después del 1° de julio de este año.
Si bien la elección presidencial, congresional y de gobiernos estatales tiene la legitimidad de un triunfo que otorga el 53% de los electores al menos en la vertiente del poder ejecutivo federal, una parte de esa sociedad votantes hoy aspira a convertirse en la nueva clase política y se organiza a través de asociaciones de taxistas, académicos para satisfacer sus intereses eminentemente personales, construyen sus públicos que no son más que sus nuevos siervos electorales, quienes se convierten en sus comparsas de sus campañas electorales, vaya ahora hay que hacer una campaña de la campaña electoral para buscar un hueso político, en esta caricaturización de la política, se pegan mantas de apoyo para los próximos puestos gubernamentales o se hacen desayunos arengando los nuevos tiempos políticos en la educación superior que seguro AMLO tendrá que imponerse a través de la austeridad republicana en las universidades públicas, bueno sólo faltó el agua de Jamaica y el tepache como en las viejas anécdotas del echeverrismo; con todo esto podríamos ver en los próximos días hasta las asociaciones de pepenadores que se sumarán a los nuevos tiempos políticos y dejaran de pepenar un día para solidarizarse con la austeridad republicana que por decreto terminará con la corrupción en este país.
Esta involución y retroceso político que experimenta esa ciudadanía jurídica está basada en una utopía regresiva, por ejemplo, ahora podemos soportar a los peores alcaldes con la justificación de la esperanza política, aunque la incapacidad para gobernar no sea una limitante; es decir, se puede tener subejercicios presupuestales por falta de proyectos, no construir obra pública, tener el rechazo de los suyos y provocar una crisis política ante una defraudación de los mismos de siempre que han pertenecido a la “mafia del poder” (pero claro, la justificación de la incompetencia es “había que darles el beneficio de la duda”), pero todo esto no importa porque la idea era correr a los corruptos y votarle a los impolutos aunque no sirvan para nada, puesto que los impolutos cuando se les pregunta ¿para qué quieren el poder?, alcanzan a balbucear que “juntos haremos historia”, lo que en su triste realidad cotidiana se convirtió en “juntos haremos el ridículo al gobernar”, porque las ocurrencias, las estupideces, las negligencias en la gobernación, y la soberbia en el corto plazo son las peores consejeras.
Se consolidó en el país una democracia delegada, porque se evade la realidad y la responsabilidad ciudadana, puesto que es mucho mejor en la minoría de edad política depositarle a un gobernante el futuro individual y social; a la par de esto, una parte de esa sociedad irresponsable aspira a ser la nueva clase política porque en la vertiente “atrapa todo” para ganar la elección puedes en el fondo no tener ningún respeto por los gobernados, allí está el ejemplo del nuevo congreso de la unión en donde el 46% no tiene título universitario, si bien no es exigible por ley y no tiene porque serlo, pero ese hecho político es responsabilidad de los partidos políticos de postular a los mejores perfiles no a los peores, esta sumatoria de ocurrencias más la ignorancia el seguro resultado será un congreso fallido porque al parecer esa es la mejor receta para pertenecer a esa nueva clase política, que será manipulable, sin criterio político, altamente disciplinada, acomodaticia que viene de otras épocas gubernamentales, eso sí muy austera para derrotar a la sistémica corrupción.
Esta sociedad será parte de la reconstrucción de la nueva hegemonía política, la cual estará apoyada por los columnistas políticos que como en los viejos tiempos se dedican a venerar a la nueva clase política, ahora los nuevos héroes desconocidos de la política son agigantados con sus atributos desconocidos por todos, pero ya son “cuarto bat”, utilizando la metáfora del deporte que se pondrá de moda en los próximos años, que para ser austeros reivindican los pantalones de mezclilla, en fin es el echeverrismo posmoderno, “arriba y adelante” con la regeneración del viejo sistema, y de acuerdo a las encuestas la gente está muy feliz por lo que está por venir, en fin es parte del pensamiento mágico-político de nuestros tiempos; pero ya los mercados internacionales y las pifias de los propios gobernantes se encargarán de poner en su lugar a la alegría de esa ciudadanía jurídica.
La sociedad mexicana que tanto criticó y despreció las formas de hacer política del PRI y sus compinches, léase PAN y PRD de la “cargada” hacia un personaje político, como en los viejos (nuevos) tiempos eran los presidentes de la república, o en lo local los gobernadores; hoy se reproduce el nuevo fenómeno político, la “nueva cargada” hace que los neófitos de la política se conviertan y los redescubran con todos esos atributos que poseen para resolver los problemas estructurales (deuda pública, recesión económica, inseguridad pública, etc.), pero poco a poco escuchamos decir a los nuevos gobernantes locales, que para todos los conflictos la federación será la que haga el rescate milagroso, a ver si esa ciudadanía jurídica no le solicita a la federación el cambio de gobernantes por su incompetencia para la gobernación, o en el peor de los casos, que los nuevos vicegobernadores sustituyan a los gobernadores en turno porque no saben por donde empezar a hacer ocurrencias, lo que desconocen profundamente es que los gobiernos no son para improvisar, allí cualquier mal cálculo o error cuesta o impacta a las próximas generaciones.
Finalmente, que siga la fiesta, la sociedad cambió de anfitrión porque se había cansado de los mismos actores, ahora hay que esperar el fin de la tolerancia hacia los nuevos anfitriones, el quid del asunto es que ya no hay más anfitriones con los cuales se les pueda sustituir, esa es la paradoja ciudadana. Después se quejan de la clase de políticos que se tienen, pero no hay engaño alguno, provienen de esta misma sociedad; por lo tanto, “no hay nada nuevo bajo el sol”.