Dice Mané que, por si no se han dado cuenta, el país está casi en escombros y hace falta poner el hombro para intentar reconstruirlo. Mané no es el único que percibe la preocupante situación, son millones de mexicanos quienes alarmados ven como México está al borde del derrumbe.
Así, un grupo de destacados académicos miembros del Consejo Nacional de Universitarios por una Nueva Estrategia de Desarrollo, conscientes de tan grave circunstancia, han manifestado que comparten la indignación y el hartazgo de la ciudadanía ante el derrumbe, que se expresa sobre todo –dicen en un manifiesto- en la crisis de derechos humanos, la inseguridad pública, la violencia y la complicidad entre autoridades y delincuentes; ante la corrupción y los pactos de impunidad explícitos o implícitos que estimulan los crímenes y fomentan el enriquecimiento ilícito; ante la flotante casta de políticos que luchan por los cargos públicos como botín pero no conectan con las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos; ante los privilegios que se autoasignan los altos funcionarios públicos y la vida de reyes que se dan con dinero de los contribuyentes; ante la afrentosa desigualdad que ubica al presidente de la Suprema Corte de Justicia de México como el mejor pagado del planeta (con un salario mensual de 563,417 pesos) y al salario mínimo en México (de 2,132 pesos al mes) como el más bajo no solo entre los países de la OCDE sino también de América Latina; ante la creciente pobreza, marginación, polarización social y exilio de más de doce millones de mexicanos que se han ido al extranjero durante las últimas tres décadas en busca de empleos que no encuentran en nuestra patria, debido a la obcecada aplicación de una estrategia económica claramente fracasada en términos de crecimiento del producto nacional y del bienestar de la mayoría de los mexicanos.
De hecho, afirman, cumplimos ya tres décadas perdidas para el desarrollo y estamos al comienzo de la cuarta década perdida. Durante el periodo 1983-2014, el crecimiento del PIB mexicano ha sido de 2.3% anual (y en el primer bienio de gobierno de Peña Nieto fue de 1.8% anual), de modo que el PIB per cápita apenas ha crecido a una tasa media de 0.6% anual con un crecimiento acumulado de 22.4% en estos 32 años, sin considerar a los 12 millones de emigrados al extranjero; si los incluimos, el PIB per cápita sólo ha crecido 0.3% anual, con un crecimiento acumulado de 10.2%.
No sólo extraviamos el camino del desarrollo, también sufrimos un fuerte deterioro del bienestar de las mayorías nacionales. Durante el periodo 1983-2014, los salarios mínimos perdieron el 71.9% de su poder de compra, los salarios contractuales en las ramas de jurisdicción federal sufrieron una caída real de 64.4%, y los ingresos medios de los campesinos se redujeron más de un tercio en términos reales; se agigantó el sector informal de la economía hasta incluir al 58% de los ocupados; y más de treinta millones de mexicanos cayeron en la pobreza. Nos enfilamos así hacia una grave pérdida de cohesión social, cuyas manifestaciones son cada vez más alarmantes.
¿Qué hacer?
Los firmantes del manifiesto aseguran que saldremos de este túnel oscuro. El estallido de indignación emergido desde muy amplios y diversos segmentos sociales unidos en el clamor de ¡¡basta ya!! es la expresión de la esperanza. ¿Pero qué habrá después de la oscuridad? ¿Cuál es el México posible al que aspiramos y deseamos ver a plena luz? No hay duda: la restauración de la cohesión social, de la convivencia justa y digna entre los mexicanos, exige un magno esfuerzo de inteligencia colectiva, de buena fe y de convergencia de voluntades para encontrar los caminos viables de un México mejor.
El primer gran reto es superar la pobreza y reducir la desigualdad que padece nuestra nación, lo cual no es susceptible de lograrse a través de simples mecanismos de compensación social; para lograrlo es preciso articular, sinérgica y positivamente, la política económica y la social, a fin de asegurar la plena inclusión de toda la población en las tareas y los beneficios del desarrollo, dejando atrás la marginación y la exclusión. Por ello proponen, entre otras medidas las siguientes:
1. Fortalecer el mercado interno como el principal motor del desarrollo económico, a través de la elevación sostenida del poder adquisitivo de los salarios y del estímulo a la producción de bienes de consumo, intermedios y de capital de origen nacional, lo que traerá consigo el mejoramiento de la calidad de vida de la población y mayores encadenamientos productivos internos, tanto de las industrias que abastecen el mercado interno como de las industrias exportadoras, con la consiguiente mayor generación de empleos dignos.
2. Redireccionar las políticas macroeconómicas (monetaria, fiscal y cambiaria) desde el enfoque actual centrado en la estabilidad de precios y el balance fiscal, hacia un enfoque centrado en el crecimiento sostenido de la economía real.
3. Desplegar una nueva estrategia de industrialización con cuatro objetivos básicos: 1) incrementar la articulación interna de la planta productiva; 2) lograr una balanza comercial manufacturera equilibrada; 3) inducir una elevada tasa de generación de empleos manufactureros; 4) cerrar la brecha tecnológica y de estructura industrial entre México y los países líderes, incluso en las industrias de tecnología avanzada.
4. Definir una política de Estado en materia de ciencia, tecnología, innovación y competitividad a través de los siguientes cursos de acción: 1) incrementar significativamente la cantidad y la calidad del gasto público en ciencia y tecnología; 2) descentralizar el sistema científico y tecnológico bajo una clara estrategia de regionalización y articulación con la estrategia de industrialización antes definida; 3) invertir en la formación de recursos humanos que impulsen la generación y transferencia de conocimientos así como la innovación en las esferas productiva, gubernamental, científica y de desarrollo tecnológico. (www.consejonacionaldeuniversitarios.org.mx/docs/manifiesto_del_cnu.pdf)
Igualmente habrá que tomar medidas para garantizar la suficiencia alimentaria del país y el establecimiento de una política energética favorable a los intereses nacionales.
Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.