“Un político pobre, es un pobre político”
Con fecha 15 de diciembre se difundió en las redes una carta del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA marcando su posicionamiento ante los próximos comicios. Está dirigida a los órganos de gobierno, nacionales y locales. Es una insólita síntesis de la antidemocracia que, en otros tiempos condenara en los demás partidos. Hasta parece ser una bola baja lanzada por la oposición en esta lucha electoral. Increíblemente es auténtica. Su propósito, se deduce, es “meter en cintura” a los militantes de base inconformes por la descomposición cupular del Partido.
Analicemos a continuación algunos de sus enunciados, resaltados con letra en negrita. Dicha misiva puede ser consultada en esta liga:
https://www.instagram.com/morena_partido/p/C0-chX_rDYl/ .
La afirmación en el primer párrafo de rechazar los vicios… y la creación de corrientes y facciones relumbra de falsedad. El enunciado mismo rebela la contradicción de que en su partido confluyen la pluralidad y diversidad. ¡De eso precisamente han sido denunciadas las dirigencias por la Convención Nacional por todo el País! Hoy mismo, en la sede nacional, morenistas de Colima se encuentran en huelga de hambre reclamando se respeten sus derechos partidistas fundamentales. Por doquier el cisma amenaza a MORENA por similares razones.
Con procacidad mienten donde afirman que construyen “día a día una nueva forma de hacer política” (segundo párrafo). La misma circular es evidencia de lo contrario. Otra prueba fehaciente de su embuste es su alianza con el partido de Jorge Hank González en Baja California (PS), empresario misógino, dueño de casinos, hijo de aquel profesor priista que al ser criticado por enriquecerse mediante la política, dijo: “Un político pobre es un pobre político”. Gema expresiva del descaro nacional que en un descuido pudiera inscribirse, con letras de oro, junto a la de Vicente Guerrero “La Patria es Primero”, en los recintos parlamentarios, previo acuerdo con las otras mafias partidistas
La joya freudiana está en el texto, donde se lee: “Nadie tiene la facultad ni representación para (…) negociar espacios u cuotas de ninguna índole, mucho menos de los procesos internos de selección de candidaturas” (penúltimo párrafo). Es el colmo de la desfachatez, pues eso es lo que mejor hacen los dirigentes.
En un alarde de cinismo, sólo explicable por su prepotencia e impunidad, finalmente les recuerdan a los militantes la obligación de acatar las decisiones adoptadas por los órganos estatutarios, anteponiendo siempre el interés de la colectividad sobre el individual. Naturalmente esos “órganos estatutarios se reducen a las presidencias del partido y el interés colectivo” se refiere al de sus pandillas. Convenientemente, se abstienen de señalar que las decisiones debieran pasar por asambleas, pues estas son ya es inexistentes.
Si algún mérito tienen es su capacidad de plasmar en menos de una cuartilla tantas confesiones autoincriminatorias. Una de dos: o desconocen la Ley General de Partidos Políticos (LGPP) y la norma Estatutaria o les valen un carajo. Esta escandalosa transgresión de las normas, si la ley se cumpliera, al menos les inhabilitaría estar donde están. Juzgue usted.
Violan el artículo 3 que define a los partidos como “entidades de interés público (cuyos fines son) promover la participación del pueblo en la vida democrática”. El “interés público” sugiere pretensiones relacionadas con las necesidades colectivas…*. Faculta al Estado otorgar, negar o cancelar el registro cuando un partido incumpla la Ley. El verbo “promover” obliga a esas entidades procurar al pueblo el acceso al Poder. Si los partidos no cumplen y el Estado no los sanciona, entonces ambos obstaculizan el desarrollo democrático.
La carta también desnuda el sistemático incumplimiento de las obligaciones (letras mayúsculas), establecidas en el Artículo 25 (LGPP). No respetan los derechos de los ciudadanos ni observan los procedimientos que señalan sus estatutos para la postulación de candidatos. En ningún Estado mantienen funcionando sus órganos estatutarios. Sobre rechazar toda clase de apoyo económico prohibido por la Ley, ni comentario merece. Siempre están extrayendo (de dónde sea) dinero para campañas, propaganda y compra del voto. Todo gira alrededor del billete. Las cúpulas asumieron como propia aquella sentencia de Napoleón de que “las guerras se ganan con tres cosas: dinero, dinero y dinero”. Este pragmatismo monetario, presente en todos los partidos, al practicarse en MORENA, los convierte en neoliberales puros. Se entiende, desde esta perspectiva, por qué casi el 90 por ciento de diputados y senadores buscan la reelección u otro hueso.
Los ya encumbrados saben que sólo con mucho dinero y aliándose a corruptos se ganan elecciones. Por eso hicieron a un lado a quienes les exigen no relegar ideales ni principios. ¡Les estorban! No es difícil pronosticar que, tarde o temprano los trabajadores, campesinos, pequeños y medianos empresarios, de tanto verles la cara, voten por la extrema derecha; sólo por joder, como dijera el español.
Lea esta cita resumida, tomada del libro “El Loco”, de Juan Luis González (2023). En ésta se describe la estrategia del partido La Libertad Avanza para hacer ganar a Javier Milei en Argentina:
“Reemplazaron a la militancia por la creación de un sistema de franquicias, otorgadas a los peores delincuentes de la corrupción política. Había gente suficiente para presentarse en todos lados, sólo había que organizarla y formarla para una elección. En cambio, privilegiaron la venta de candidaturas por plata… Los pibes de cada provincia, (dijeron): Nos corrieron por plata. Quien quería ser candidato debía hacer un pago (50 mil dólares”, (p. 169, 171).
Exactamente lo mismo sucede en MORENA. Lo trágico es que los militantes temen rebelarse radicalmente. Y con razón. Si lo hacen son calificados de conservadores, voceros de la ultraderecha y “malas personas”. De este modo, los perversos arribistas encumbrados en MORENA son transformados en “buenos” y quedan autorizados para marginar, denostar y excluir a los rebeldes.
Nunca será tarde expresar aquella rebeldía del ¡Ya basta! zapatista que movilizó a millones de trabajadores soñadores en 1994. Jorge González Rosas, (JGR), es uno de ellos. Su activismo de larga trayectoria lo muestra solidario con los trabajadores. Destacan sus luchas en defensa de comerciantes ambulantes, taxistas y trabajadores de la industria de la construcción de la región de Orizaba. A este exsecretario general en la Sección 40, fundador del PT (Partido del Trabajo) y organizador de múltiples foros políticos de izquierda se le pidió su opinión sobre la carta de marras. Expresó lo siguiente:
- La asignación de candidaturas de mayoría relativa no debería ser motivo de negociación, porque el objetivo no es qué partido tenga más candidatos, sino qué candidato tiene el potencial para atraer el mayor número de votos posibles sin importar de qué partido sea; en ése sentido debe ser el método de selección. El cual implicaría el escrutinio del perfil del candidato y un estudio e investigación de campo para tener elementos de análisis; no de negociación, sino para la selección por consenso y no por peso de cada partido político. Si es que el objetivo es alcanzar no sólo la mayoría simple, sino también la calificada en el Congreso, a la cuál Obrador ha llamado el plan C. Esto es lo deseable y era viable antes de que se asignaran candidaturas por compadrazgos, complicidades y el nefasto nepotismo, aunado a la reelección. Ahora, el riesgo del fracaso de este plan, es una realidad.
De lo anterior se infiere que la 4T está obligada a recuperar la mayoría calificada perdida en el 2021; es decir, reconquistar las 50 diputaciones federales que perdió MORENA, 13 del Partido del Trabajo y sostener las 41 que ganó el Verde Ecologista. Aún queda tiempo y habiendo voluntad puede rectificarse lo mal hecho. De otro modo y de acuerdo a la teoría política, después que un movimiento de izquierda defrauda las expectativas de la clase media, suele atraer un movimiento reaccionario de derecha. Y eso no debiera permitirse. Si lo dirigentes son el obstáculo, deben mandarse al diablo.
*Diccionario jurídico mexicano, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Porrúa, 1996, t. III, p. 1779.