Este domingo el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, felicitó a los adultos mayores, que hoy celebran su día y pidió por quienes se encuentran en las casas hogar, “que están en las instituciones apropiadas para ellas, tanto del gobierno como de la iglesia y particulares”.
Durante su homilía dominical habló sobre los retos que cada persona enfrenta a lo largo de su vida, especialmente sobre las dificultades que deben vencer con lo que podría llamarse la “cruz”.
“Es necesario aceptar la cruz que llevamos, a veces muchas personas dicen que es el marido, la esposa, los hijos, pero no va tanto por ahí, no se trata de echarle la culpa a los demás. Hay que ver primero qué es lo que hay en mi vida que me estorba para servir bien a Dios, cumplir sus mandamientos”, explicó.
Agregó que muchas veces lo que pesa en la vida puede ser una enfermedad, la edad, o el mantener la castidad y dejar atrás la avaricia, “puede ser que tenga inclinación a la sensualidad y que ande buscando mi propia satisfacción y entonces el ser casto, respetuoso de los demás, es una cruz, porque mi tendencia va hacia eso. O a lo mejor tengo ambiciones y quiero tener cargos y tener poder, entonces mi cruz será que sea humilde y obediente. Puede ser que a lo mejor quiera tener mucho dinero y a lo mejor mi cruz es que soy pobre, que no tengo más que lo necesario”.
Indicó que esas son cruces reales que tienen que aceptarse para lograr la verdadera felicidad no sólo estar inconformes con la vida que cada uno lleva, “a quien acepta su realidad, el Señor le ayuda a transformarla”.
Al inicio de la celebración eucarística, el Arzobispo dio el ministerio de lector a José Iván Merced Castro, “tu misión consistirá en proclamar la palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas, educar en la fe a niños y adultos, prepararlos para recibir los sacramentos y anunciar la noticia de la salvación a quienes todavía no la conozcan”.
El Arzobispo concluyó orando, “que el Señor nos aleje de tomar los criterios del mundo como lo más importante en nuestra vida, sino que el criterio del seguimiento de Cristo y de su cruz, sea lo que nos conduzca a la finalidad para la que hemos sido creados que es alcanzar en esta vida la felicidad y la salvación eterna. Que el Señor nos ayude siempre a llevar nuestra cruz.