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Sección: Estado de Veracruz

Fallece don Nacho Pérez Solano, escultor de obras monumentales

- El tlacotalpeño avecindado en Xalapa desde hace décadas falleció este domingo

- Sus réplicas de las colosales cabezas olmecas llegaron a China, Holanda, Canadá y Sudáfrica

Arturo Benjamín Pérez Xalapa, Ver. 18/07/2021

alcalorpolitico.com


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Este domingo falleció el maestro Ignacio Pérez Solano, don Nacho Pérez, tlacotalpeño de origen, avecindado en Xalapa desde hace décadas, creador de las réplicas de las afamadas colosales cabezas olmecas, expuestas en China, Holanda, Canadá y Sudáfrica.

Don Nacho Pérez es de los contados artistas que tuvo la oportunidad de ser homenajeado en vida, el más reciente fue el ofrecido por el Ayuntamiento de Xalapa, en el año 2016.

Ahí recordaron sus inicios, autodidacta que viaja a Ciudad de México para inscribirse en la Academia de San Carlos.



Su interés por la escultura fue notorio cuando estaba en el Centro Superior de Artes Aplicadas del INBA. Decano de los escultores veracruzanos, trabajó en la ciudad de México al lado de personajes de la talla de Ignacio Asúnsolo y Francisco Zúñiga.

En Xalapa, muchos recuerdan sus clases en la escuela secundaria técnica industrial y de servicios número 3. De ese taller surgen los primeros bocetos de La Olla, obra que estuvo en varios lugares de esta capital, sobre la avenida Xalapa, frente a la Escuela Normal Veracruzana; en la avenida Manuel Ávila Camacho, enfrente del parque Los Tecajetes.

Como artista, creador fecundo y buen maestro, como lo demostró con sus alumnos del Taller de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana (ahora facultad de Artes Plásticas). Cofundador al lado de los maestros Fernando Vilchis, Pablo Platas, Alva de la Canal, Kiyoshi Takahashi, entre otros.



Tuve la oportunidad de estar, antes de la pandemia, en su estudio ubicado en la avenida Ignacio de la Llave, donde compartió documentos, bocetos, parte de su extenso trabajo. Así como detalles de su magno proyecto, inconcluso.

En ese espacio de amplios ventanales, había esculturas concluidas, otras por empezar. Mesas con montones de papeles, una que otra silla también ocupada por artículos diversos. Lo mejor de ese atiborramiento de cosas, es que el maestro sabía perfectamente en qué parte había dejado aquello que buscaba. Y en un triz, lo localizaba.

Hasta el último día trabajó para realizar su legado. Proyecto ubicado a un costado de la carretera que va a El Castillo. Compró terrenos, poco a poco, para diseñar un enorme espacio que sería destinado para dar clases a la población. Con sus propios recursos empezó la construcción de los espacios, bien separados, pero unidos con armonía.
Sueño ambicioso, al que le faltó tiempo.



Descanse en paz el maestro Nacho Pérez.