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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Entender para comprender

José Manuel Velasco Toro 11/07/2024

alcalorpolitico.com

Siempre he creído que es vital estar abiertos a la comprensión. Soy un convencido que para comprender al otro hay que escuchar y tratar de ir más allá de las palabras expresadas. Leer las tonalidades, las expresiones del rostro, el brillo de los ojos, los ritmos de voz, la emoción que surge desde el interior, en fin, situarme en el lugar de la persona con la que se habla para poder establecer el diálogo que es acto de comunicación interpersonal.

Sin embargo, cuando se trata de que yo haga lo mismo pienso lo que voy a decir en función de la conclusión que me formé al estar escuchando al interlocutor. ¿Acaso es esta una estrategia aprendida a lo largo de los años como consecuencia de las desagradables experiencias vividas? Puede ser. Pero la cuestión es que si tengo la capacidad para dialogar ¿por qué en ocasiones me limito? De repente caigo en la cuenta de que tengo mis ideas y, en ocasiones, trato de inducirlas con suavidad o propiciando situaciones que permitan su introducción mental y aceptación intelectual.

Aunque, debo señalar, no son ideas negativas o que tiendan a la destrucción. No, de ninguna manera. Estoy convencido de que en esta corta vida hay que construir, proponer, avanzar hacia la creación de situaciones nuevas, pues una mente estancada es como una charca maloliente que será secada por el calor solar. Una mente activa pero que no propone ni participa de la creación, es una mente que poco a poco se marchitará y caerá en el abismo de la frustración. En cambio, cuando se hace algo creativo, por poco que sea en esta vida, hace al humano sustancial. La inmortalidad de los humanos está en sus obras, en sus acciones positivas, en su posibilidad de creación. De ninguna manera en el amoroso epitafio de una tumba.



Pero volvamos a la comprensión. Cuando escucho trato de entender lo que dice mi interlocutora o interlocutor. Fíjense bien, dije entender. ¿Por qué? Entender deviene del latín intellego que significa entenderse con alguien, tener idea clara de las cosas, pero no necesariamente conlleva a la comprensión, aunque ésta implica lo primero porque el entendimiento es principio de toda experiencia y permite formar una imagen de la realidad a través de categorías y conceptos a priori.

Yo puedo entender por qué una persona está abrumada por un problema, formarme una idea aproximada, al menos así lo percibo, de cuál puede ser la causa que provoca el malestar o la angustia, y el por qué actúa de tal o cual manera, pero no necesariamente puedo adoptar una actitud de comprensión, lo cual parece ser una contradicción. Si mi actitud es solo de observador, percibiré a la persona como objeto y por mucho que acepte su posición racionalmente, no la estaré comprendiendo. ¿Por qué? Porque comprender es empatía que precede al conocimiento. Si no hay empatía no ocurre la comprensión, toda vez que ella es la base que da sentido a todo conocimiento y a la vida misma.

En el comprender ocurren, también, dos momentos. El primero refiere a la comprensión preliminar que es base de todo conocimiento. El segundo en la verdadera comprensión que lo trasciende. Empero, ambos momentos están interrelacionados por una relación precedente fundamental: el sentido común. Reacción emergente que busca dar solución a los problemas particulares e implícitamente emplea el principio de causalidad que, señala Antonio Gramsci, “identifica la causa exacta y simple al alcance de la mano y no se deja desviar por enredos y obstrucciones (…), porque parte de la observación directa de la realidad, si bien empírica y limitada”.



En tanto actitud cognitiva, el sentido común explica los hechos y sirve de base para el pensamiento analítico y crítico, porque al ser parte de nuestro espíritu no puede ser sin la comprensión y como ésta no puede darse sin dos principios fundamentales: humildad y saber escuchar.

Humildad entendida como el sentido que permite conocer las cosas como son para poder tener una visión clara, si no es que correcta, de la realidad. Humildad que implica una ética del sentido basada en la comprensión multiléctica de los contrarios, en el amor, y no en la confrontación adialéctica. No se trata de una humildad como abatimiento sino de una humildad explicativa de la realidad en el que vivir y existir sea Inter vivir e Inter existir.

Así, la humildad nos abre a la escucha que es todo un arte. Escuchar no es solo oír, sino comprender lo que se escucha. Para ello es fundamental prestar atención con actitud de humildad explicativa, ya que mediante ella se logra inter vivir empáticamente y la concentración en aquello que se escucha para inter existir. Sin esa capacidad de amar no es posible la comprensión, porque el sentido es permanencia y relación.



Estos principios son fundamentales para dar sentido a nuestras vidas. Concluyo mi reflexión con palabras de Erich Fromm: “La comprensión y el amor son inseparables. Quien trate de comprender sin amar se limitará a una operación cerebral y se cerrará la puerta a lo esencial de la comprensión” que da sentido a la vida.