La inseguridad en el Estado no sólo se vive en las carreteras sino en todo el territorio y ha provocado que personas tengan que huir y buscar refugio en otras entidades o, quienes tienen esa posibilidad, en el extranjero, mientras el Gobierno de Veracruz y el de México, en general, se vanaglorian de que hoy sí hay justicia.
Así lo aseveró un empresario de la construcción, quien pidió la omisión de su nombre y narró, desde el lugar en donde se encuentra, su experiencia, ya que tuvo que salir del Estado ante la extorsión por parte de cárteles de la delincuencia organizada, en donde no se sabe si hay colusión con las autoridades o incluso con otros organismos.
El ciudadano, identificado como Omar “N”, refirió que en 2014 fue “levantado” por un comando armado en el estacionamiento de un centro comercial en Coatzacoalcos, donde lo secuestraron junto con su camioneta y sus documentos. Durante el secuestro, fue golpeado, encañonado constantemente con una pistola y apuñalado en una pierna para impedir que huyera. Para ser liberado tuvo que pagar una cantidad que prefiere no mencionar. “Eran 3 personas; se identificaron como parte de un cártel que empezaba a apoderarse de la ciudad”, narró.
A partir de 2015, relató, comenzaron las extorsiones a las empresas dedicadas a la construcción en Coatzacoalcos, lo que provocó la quiebra de algunas y la salida de otras del Estado. “El tema es que este cártel se guiaba con un sindicato que es a nivel nacional en México y por ese medio detectaban las obras”, señaló, explicando que a menos de una semana de que dicho sindicato llegara a una obra que realizaban comenzaron a ser extorsionados.
El empresario continuó trabajando por su cuenta hasta que en 2021 creó su propia empresa y empezó a construir casas-habitación. “A finales de ese año se presentó el sindicato mencionado y, en menos de una semana, llegó de nuevo la gente del cártel. Empecé a volver a pagar en 2022, pero ahora una cantidad mayor, que fue haciéndose cada día más difícil de cumplir, porque mis precios eran fijos y empezó a haber un incremento de los materiales”.
Señaló que comenzó a atrasarse en sus “pagos”, pero la persona que lo veía le dijo que lo importante era que no dejara de pagar y que le iban a anotar lo que debía. Sin embargo, un día se presentaron 2 tipos en su casa y lo amenazaron con dañar a uno de sus hijos, proporcionándole detalles de sus movimientos. Ante esto, el empresario preguntó a su contacto qué ocurría y este le respondió que no eran ellos, sugiriendo que interpusiera una denuncia, lo cual fue recibido con burlas.
El ciudadano explicó que esto “me generó una gran preocupación al no saber quiénes eran y si tenía que lidiar con otros delincuentes”. Días después, trataron de “levantar” a su hijo mayor, quien corrió buscando auxilio con unos conocidos; durante la persecución, se fracturó una pierna.
El empresario comentó que dejó su casa abandonada y malbarató sus posesiones, vendiéndolas “a escondidas”. Ya no le importó, pues su mayor temor era que alguien de su familia resultara herido; su único pensamiento fue estar lo más lejos posible de Veracruz.
Finalmente, expresó que, aunque esta es su historia, no duda que haya otras similares y que muchas, lamentablemente, hayan terminado con el homicidio o la desaparición de ciudadanos que no pudieron pagar las extorsiones.