El instante no atendido
Juan Miguel González
Colección Ficción
Universidad Veracruzana
El escritor español Juan Miguel González dice que El instante no atendido viene a ser la continuación del ciclo metafísico que comenzó con los poemarios Visión de la piedad y la Lluvia prometida. “Tanto la temática como el tono se corresponden con la necesidad fervorosa de celebración y alabanza que se me impuso durante y después de una profunda experiencia espiritual”.
El poema que lleva el título de este libro, creo, que parece estar anclado en el tiempo, sin pasado ni futuro, simplemente tiempo, como si fuera una estación perenne, comparable con la armonía de la que hablan los filósofos chinos.
“El instante no atendido
Hay un tiempo de amor no hecho de tiempo
–al que no injuria el desleal olvido–
brotando de inmortales alamedas
que en destellos se da de gozo pleno.
Tiempo de antes y después del tiempo,
que es Dios y de Dios mismo fluye,
como fuente surtiendo de inocencia
que, feliz, se remansa en paraíso.
Ese, no el del reloj que marca el tedio,
de triste ritmo y rutinarias horas,
es el eterno y verdadero tiempo,
a veces parecido al de la infancia.
En el primer amor adolescente,
en algunos momentos de la música,
en el arrobo del contemplativo
se vislumbra el prodigio revelado:
aquel de antes y después del tiempo,
donde lo amado y la niñez no mueren.”
Sin embargo, hay otros poemas que el tiempo es definido, siempre primavera, siempre canto primero, palabras dulces que encierran el misterio de la vida. Como lo dicen los siguientes versos de Vuela a los riscos, en la página 100 del poemario.
“Que tu amor sobrevuele tu deseo.
Sé lo que fuiste siempre: el amoroso
Ángel con el que hablaba en el recreo.”
Y se reafirma en el poema que continúa en la página 101, titulado A mi hija clara. Se transcribe sólo el final:
“De tan mágico don tienes las llaves
Que a veces pierdes o, con rabia, tiras.
Eres la primavera, y no lo sabes.”
La dialéctica cumple su propósito. Leemos versos que hablan de seres que gozan, aman, sufren, esperan, cuan humanos en plenitud del oficio de vivir, sin duda porque, ya lo dijo el autor, él tuvo una experiencia religiosa que lo lleva a escribir con una profunda carga moral.
“Respiración del espíritu
Respiro el aire de los árboles
Y el azul de los cielos matinales;
Su música respiro y su belleza,
Y el vuelo venturoso de las aves.
Junto al profundo suspirar del mar
Mi espíritu respira su oleaje,
Y, agostados, los campos del estío
Respiro, y su silencio sesteante.
Con tus lánguidos oros y tus lluvias
Te aguardo, otoño, para respirarte.
Quién pudiera, Señor, bajo la nieve,
Respirar la presencia de algún ángel.”
De la misión del poeta también se encarga Juan Miguel González, él que cuestiona el nihilismo en la poesía porque cree que nada bello puede salir de la nada, se enfoca a crear versos cargados de fe. En este poemario dialoga con Montaigne, con T. S. Eliot, con Juana la Loca, el Doctor Zhivago, abraza sitios queridos de su país.
El poema Ante la tumba de Nietzsche es un recordatorio de lo intrascendental que es un humano, por más creador de teorías que haya sido, que sólo Dios traspasa los astilleros del alma, que el filósofo de Weimar está en su sepultura, por más grande que éste haya sido.
“Cubierta está tu tumba de alegres gorriones,
como si sólo fueras un violín enterrado.
De las ramas del tilo se aleja la tormenta
y en las torres de Weimar es azul la mañana.
Descanse en paz tu sombra, Cristo loco ateniense
que a la Muerte quisiste atar a los pianos
para que la alegría inocente cantara
en la casa terrestre del eterno retorno.”
En la contraportada se puede leer: “En estas páginas se guardan –como en un relicario– el misterio, el sacrum, la belleza, lo inefable, la memoria de la infancia y la vivencia mística. La poética de Juan Miguel González nos detiene, nos exige una hiperestésica atención. Libres de vanguardismos y de posmodernidades, nos pide aguardar la revelación, ese instante que se nos manifiesta como un segmento de tiempo detenido en el que entre vislumbres asistimos al asombro; ese paraíso a veces olvidado en el exilio de nuestra inocencia.”
Este y otros títulos de la Editorial de la Universidad Veracruzana pueden ser consultados en su catálogo: https://bit.ly/3DX3ME6. Del presente poemario hay tres ejemplares, para los tres primeros lectores que escriban a
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