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Sección: Estado de Veracruz

Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (I)

- El nacimiento de la Cátedra Interamericana para quien se considera autor universal

- Ubicó el lugar preciso donde fue concebido: Hacienda de la Orduña en Coatepec, Veracruz

Víctor A. Arredondo, Secretario de la CICF 22/04/2024

alcalorpolitico.com

La genealogía de la Cátedra Interamericana Carlos Fuentes (CICF) se puede trazar desde el año 1993, cuando Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez deciden donar a la Universidad de Guadalajara sus respectivas becas como creadores eméritos del entonces CONACULTA, con el fin de crear la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar. Esa iniciativa contó con el apoyo de un gran promotor, Raúl Padilla, quien la inauguró en1994, a diez años de la partida del gran literato argentino. Cinco años después, en 1999, Raúl Padilla y un servidor, solicitamos a Carlos Fuentes su aprobación para crear la cátedra bajo su nombre en la Universidad Veracruzana, a la que yo tenía el privilegio de servirle como su primer rector autónomo. “Será un honor, pero todavía pienso estar vivo”, nos respondió Carlos con su conocido énfasis y sonrisa contagiosa.

Debimos esperar diez años, hasta el 2009, para que Carlos aceptara hacerla realidad, durante la gestion rectoral de Raúl Arias. En el 2010, Raúl Padilla me llamó para consultarme si estaría en condiciones de encargarme del secretariado de la cátedra, pues estaba cercana la conclusión de mi encomienda en la Secretaría de Educación de Veracruz, aclarandóme que, de aceptar, propondría mi nombramiento al rector Arias. A esas fechas, la Cátedra ya había organizado dos conferencias sobre la nueva novela latinoamericana y los movimientos bicentenarios en América Latina. Desde los primeros meses de esa encomienda, prepararé una propuesta para internacionalizar la Cátedra Carlos Fuentes, misma que fue aprobada por los miembros de sus comités de Honor y Técnico, para promoverla como un proyecto cultural de cobertura interamericana.

Con el respaldo institucional de la Universidad Veracruzana, gestioné su lanzamiento formal ante la Organización Universitaria Interamericana (OUI) y otras asociaciones universitarias del continente. Su protocolización interinstitucional se realizó durante el Congreso de las Américas sobre Internacionalización de la Educación, celebrado en Río de Janeiro en 2012, donde contamos con el aval y la firma de once rectores de universidades de prestigio continental. En esa ocasión, Carlos Fuentes ofrecería la Conferencia Inaugural y recibiría el Premio Interamérica 2012, por coadyuvar en la comprensión de la diversidad interamericana y las raíces culturales que compartimos en nuestro continente. Un mes después, Carlos habría de partir hacia el incógnito universo de la energía cósmica.



Pero regresando a los orígenes de Carlos, sabemos que nació en Panamá por los variados encargos diplomáticos de su padre; lo que también propició que sus primeros años de vida fueran trashumantes entre Uruguay, Estados Unidos, Argentina, Ecuador, Chile, Brasil y México. Su temprana movilidad geográfica, que mantuvo a lo largo de su vida, no aminoró su sólida identidad mexicana sino que la nutrió con un compromiso cultural transfronterizo, universal. Antes de cumplir treinta años, Carlos habría de enfrentar el enorme desafío literario de compartir su intensa experiencia vivencial en la capital del país, bañando su narrativa con reflexiones sobre la realidad, con diálogos vivos y con ficciones. Luego escribiría sobre su visión imaginada o documentada de pasiones humanas, sobre la revolución mexicana y la sofisticada relación entre arte, cultura, historia y política.

Con la misma pasión, recurriría con sobrada abundancia a ilustrar las sutilezas, afinidades, contrastes o confrontaciones de México con el vecino país del norte; la identidad y diversidad cultural mexicana; los desafíos comunes de nuestro país y de latinoamérica; sobre historias de vida donde su imaginación recrea otras realidades, sublima lo estético y desborda la creatividad intelectual. También dedica tiempo para indagar sobre la noción iberoamericana, recurriendo a raices lejanas, crisoles étnicos, a sucesos en ambos mundos que dieron la pauta para su encuentro y evolución recíproca, tanto en un sentido fertil como bipolar. Y entre los múltiples asuntos pendientes que siempre lo mantuvieron inquieto, indagaría sobre sus raíces veracruzanas y el papel de Veracruz como puerta de entrada y salida en la vida nacional. Carlos no sólo nos dejaría saber la añeja y estrecha relación de su abuelo y su padre con Veracruz o las andanzas de Laura Díaz, sino que fue más allá, gracias a su portentosa fantasía, logró ubicar el lugar preciso donde fue concebido: la Hacienda de la Orduña en Coatepec, Veracruz. Ese hecho lo festejaba afirmando que “ahí sus padres lo habían descorchado”.

(Continuará)



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Artículo de la serie:
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (I)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (II)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (III)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (IV)