A pesar de su alto rendimiento en la producción de café en los municipios de Huatusco, Ixhuatlán del Café y Córdoba, caficultores pasan situaciones de pobreza y baja de ingresos.
Lo anterior lo revela la tesis “Pobreza alimentaria en zonas cafetaleras de México. Estudio de caso: la región de las Grandes Montañas” de Marisel Lemos Figueroa, candidata a Doctora en Ciencias en Desarrollo Rural Regional por la Universidad Autónoma Chapingo.
En la investigación, publicada en 2019, la autora además constata la dependencia de los productores a los precios internacionales del café, un valor inestable y con montos muy bajos en los productos de menor valor agregado, esto es, el café pergamino o el café cereza.
“Los pequeños productores tienen escasa o nula posibilidad de negociación del precio, ya que al tratarse de un producto altamente perecedero se ven obligados a venderlo recién cosechado y a cualquier precio para evitar su descomposición y pérdida total”, indica la investigadora.
Lemos Figueroa recalca que cinco transnacionales controlan en México el precio del café: Nestlé; además de Agroindustrias Unidas de México, ligada a ECOM Agroindustrial Corporation Ltd. y a Atlantic Coffee, Exportadora de Café California, vinculada con Neumann Kaffe Gruppe; Expogranos Mexicanos, de Hercop Coffee Group y Becafisa, de VolcafeHolding Ltd.
Anteriormente, se había mencionado la confronta entre productores de café locales
contra Nestlé, luego que esta empresa
alteró el enfoque de la producción del aromático.
Cafeteros en pobreza
Si bien la autora documenta que Huatusco, Córdoba e Ixhuatlán del Café muestran un rendimiento por encima del promedio nacional en la producción por hectárea del aromático, también indica que es la producción más baja desde 1979.
“Lo cual se debe principalmente a las considerables afectaciones ocasionadas a las plantaciones de café por la enfermedad de la roya y a esto se suman la avanzada edad de los cafetales y afectaciones climáticas”.
Lemos Figueroa exhibe que los ingresos del café no representaron ni siquiera un 13 por ciento de las remuneraciones de las familias cafeteras, siendo de 10 mil 546 pesos.
“En tal sentido, se evidenció una disminución de ingresos por venta de café, cuya causa principal para el año en mención fue la reducción significativa de la cantidad cosechada debido al daño ocasionado en los cultivos por la enfermedad de la roya y su mayor incidencia en los últimos años”.
Otra situación documentada por la autora es el cultivo de alimentos en traspatio entre las familias de Ixhuatlán de Madero, Huatusco y Córdoba y que la extensión de los huertos para el autoconsumo se redujo a medida del crecimiento de los cafetales.


“Esto bajo el supuesto de que a través de la venta del mismo obtendrían los ingresos económicos para comprar más alimentos y mejorar la dieta familiar”, dice la investigación.
También se reveló que al no ser la venta de café la actividad preponderante de los productores, han recibido más ingresos por ser jornaleros (que representa más de la mitad de sus remuneraciones); un diez por ciento viven de las remesas y un 30 por ciento de las transferencias.